10 Marzo de 2025 11:57

En el ocaso de su vida, Gene Hackman había encontrado refugio en la tranquilidad de Santa Fe, Nuevo México. El legendario actor, ganador de dos premios Oscar y una de las figuras más respetadas de Hollywood, pasó sus últimos días sumido en la confusión del Alzheimer y en la devastadora ausencia de su esposa, Betsy Arakawa. Lo que en un principio parecía un retiro discreto terminó en una tragedia inimaginable, marcada por la soledad, la enfermedad y el abandono.
El misterio que envolvía la muerte del matrimonio se desentrañó el pasado viernes 7 de marzo, cuando el sheriff de Santa Fe, junto con la jefa del departamento de investigación forense y una especialista en medicina veterinaria, revelaron los escalofriantes detalles de la tragedia. Hackman, de 95 años, falleció el 18 de febrero debido a una enfermedad cardiovascular avanzada, pero su historia es mucho más desgarradora que una simple muerte por causas naturales.
Una semana antes, su esposa, Betsy Arakawa, había muerto sola en el baño de su casa a causa del hantavirus, una rara enfermedad transmitida por roedores. Su deceso dejó al veterano actor sin su principal cuidadora, aislado en su propia casa, sin comprender lo que había sucedido. Arakawa, pianista clásica y empresaria, fue vista por última vez el 11 de febrero, cuando realizó algunas compras en Santa Fe antes de regresar a su residencia. Su muerte fue silenciosa, inesperada y cruel. El hantavirus, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., es una infección rara pero letal.
Aunque los investigadores encontraron evidencias de actividad de roedores en estructuras cercanas, la casa principal de los Hackman parecía estar libre de la plaga. No obstante, la enfermedad ya estaba incubada en el cuerpo de Betsy, que falleció sin poder alertar a nadie. Lo más aterrador de esta historia es que Hackman, sumido en la confusión de su Alzheimer avanzado, pudo haber pasado una semana sin darse cuenta de la muerte de su esposa. Su deterioro cognitivo era tal que, según los forenses, probablemente no entendió lo que estaba sucediendo a su alrededor. Por este motivo, los profesionales advierten que el actor falleció producto del descuido.
Su última actividad registrada fue el 18 de febrero, cuando su marcapasos detectó un episodio de fibrilación auricular, una afección que puede ser letal en personas con enfermedades cardiovasculares. ¡Siete días solo en una casa silenciosa, sin comida, sin compañía, sin poder pedir ayuda! Cuando finalmente lo encontraron el 26 de febrero, su cuerpo yacía en el suelo de una habitación contigua a la cocina. Cerca de él estaban su bastón y sus gafas de sol, un indicio de que pudo haber intentado salir de la casa antes de que su corazón fallara definitivamente. El estómago vacío del actor indicaba que llevaba días sin alimentarse.
A su lado, dos de sus tres perros habían logrado sobrevivir, pero el tercero, Zinna, fue hallado muerto en una jaula dentro del baño, probablemente sin acceso a comida ni agua. La noticia conmocionó a sus admiradores y a la industria cinematográfica. Hackman, quien había brillado en la pantalla con actuaciones memorables en "Contacto en Francia" y "Los imperdonables", pasó sus últimos años alejado del foco público, refugiado en una vida tranquila junto a su esposa. Durante tres décadas, Betsy había sido su gran sostén, organizando su vida, editando sus novelas y velando por su salud. Nadie imaginó que su repentina muerte desataría un desenlace tan devastador.
El sheriff de Santa Fe, Adan Mendoza, fue tajante en la conferencia de prensa: "Muchas de las preguntas han sido respondidas. Estamos esperando información de los teléfonos celulares, pero es muy poco probable que revelen algo más". Y así terminó la historia de Gene Hackman. No con la ovación de un último papel, no con el brillo de Hollywood, sino en el olvido de una mente fracturada, en la soledad de una casa demasiado grande, en la espera de una ayuda que nunca llegó. Una estrella del cine que, tras décadas de reconocimiento, murió sin saber que el amor de su vida lo había dejado días atrás, en una tragedia tan cruel como el destino mismo.