Tras la escandalosa separación de Gerard Piqué, su sesión con Bizarrap y los palazos a Clara Chía, Shakira hizo profecía autocumplida lo del verso que reza “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, cargó sus nuevos millones de dólares y a sus hijos Sasha y Milan y partió a Miami. Lejos, bien lejos de Barcelona.
Pero no imaginó que en Estados Unidos, los esperaba una pesadilla. Por el constante asedio de los fotógrafos y la prensa en general, la colombiana ya había publicado una carta en abril cuando afirmó: “Apreciados amigos, periodistas y medios de comunicación, en este momento de cambios en mi vida como figura pública, es comprensible que exista una permanente curiosidad por parte de la prensa alrededor de mí y de mi familia”.
Y siguió: “Sin embargo, mis hijos, Milan y Sasha han vivido un año muy difícil, sufriendo un incesante asedio y una persecución sin tregua por parte de paparazzi y varios medios de comunicación en Barcelona”.
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Por último, escribió: “Ahora que inician una nueva etapa en sus vidas pido encarecidamente a los medios de comunicación en nombre de mis hijos que por favor respeten su derecho a la intimidad. Les ruego abstenerse de seguirlos hasta la salida o entrada del colegio, esperarlos en la puerta de nuestra casa, o perseguirlos hasta sus actividades extra-escolares, y lúdicas”.
Nadie le hizo caso. Tras instalarse en Miami para alejarse de la presión de los medios de comunicación europeos se encontró con la insistencia de los paparazzis yanquis. Desde que se instalaron, la cantante sufre guardias tanto en la puerta de su mansión como en la escuela a la que asisten sus hijos. Pero lo que la sacó de quicio fue lo que sucedió hace pocos días.
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Los periodistas de espectáculos de Miami filtraron en sus medios que Sasha y Milan, de 10 y de 8 años, asisten al colegio Miami Country Day School. Desde entonces, no solo sufrieron el trabajo de los fotógrafos, camarógrafos y periodistas sino que un malón de fanáticos de la colombiana se acercaron al lugar en una especie de procesión para intentar dar con Shakira. El escándalo fue mayúsculo. Hubo golpes entre reporteros y fans y hasta los hijos de la artista habrían sufrido alguna piña.
En España, El Nacional de Cataluña informó: “Hace un mes se publicó finalmente el colegio donde estudiarían los menores, y desde entonces es fácil encontrar paparazzis a las puertas del colegio, para saber quién es la persona que los lleva y los recoge”. Y completaron: “Los niños viven un infierno. Shakira está harta y quiere frenar el infierno que viven sus hijos en la actualidad por la presión mediática. Busca acabar con todo tipo de noticias a través del silencio”.
Pero, muchos se preguntan: ¿Cómo pudo suceder que la información sobre dos niños que son nuevos en una ciudad gigante, en una escuela de elite, se hay esparcido tan rápido entre los periodistas? Y ahí es donde entra la figura de Piqué. Para los medios catalanes, el ex futbolista quiere que sus hijos y su ex vuelvan a vivir a Europa y por eso habría enviado mensajes a varios de sus conocidos para que filtren data sobre los lugares en donde se mueve Shakira y que el asedio sea total. Si es así, el plan es maquiavélico.
Mientras esas elucubraciones cobran fuerza, la cantante tiene decidido mudarse a otro lado. Todavía no tiene muy en claro si dejará su histórica mansión o si directamente abandonará su ciudad, lo cierto es que espera frenar las persecuciones y las guardias periodísticas. La idea podría ser mudarse a la exclusiva Fisher Island, una isla privada en la que viven familias multimillonarias y la forma de llegar es a través de ferrys o helicópteros. Se cansó.