Todo lo que rodea a los Süller llama la atención, viven una vida un tanto particular, algo completamente inexplicable hasta para un terapeuta. En octubre del año pasado, Guido había decidido escribir un nuevo capítulo de su tan escandalosa carrera: decidió comprometerse con quien fue su presunto hijo adoptivo, Tomasito. ¿No eran padre e hijo? Bueno, eso ya quedó atrás.
Antes de la boda, hubo algunos problemas a resolver. Lo que pasó es que Silvia y Guido Süller -los escandalosos hermanos- decidieron reconciliarse en diciembre de 2017, lo que provocó que Tomasito cancelara el casamiento. "A mí no me interesa estar con una persona que borra con el codo lo que escribe con la mano”, le había asegurado Tomasito a BigBang.
Así llegaban los novios.
Pero finalmente, después de arreglar sus problemas, los mediáticos tortolitos dieron el “sí” este lunes en el Registro Civil de Escobar con Pía Shaw y Chiche Gelblung como testigos y en medio de un escándalo. Cuando los novios aceptaron respetarse y cuidarse el resto de sus vidas, un desconocido irrumpió en la sala para interponerse a la unión, y la jueza lo echó del lugar por pedido de la pareja.
Si bien parecía todo armado, como si se tratara de los viejos sketch de Marcelo Tinelli, el extraño se identificó como Sebastián Capovila y aseguró que su único deseo era impedir que Guido y Tomasito reafirmen su vínculo. “Quiero impedir esta boda. Tengo pruebas, foso en bolas (de Tomasito), le vengo a hacer un favor (a Guido) porque lo quiero y aprecio”, explicó.
El extraño se indentificó como Sebastián Capovila
Pese a esto, el hermano de Silvia aseguró que “todos tenemos un pasado” y aclaró que el extraño solo se trataba de hacerse famoso. “Rajá de acá, que lo saquen”, pidió el mediático y Tomasito agregó: “Es un idiota, no lo conozco de ningún lado. Si tiene fotos mías que las muestre, yo era soltero".
El anillo de compromiso de Guido.
Alrededor de las 12 del mediodía, después de prender el aire acondicionado para que Guido no se descompusiera del calor, los novios pudieron decir “sí quiero” y sellar el momento con un piquito. Claro está, el tal Capovila volvió a aparecer minutos después, provocando que la jueza pidiera la ayuda del personal de seguridad para sacarlo de la sala.
Al final, Tomasito cumplió su sueño y ahora puede elegir llevar el apellido Süller, aunque esta vez no como el hijo de adoptivo de Guido.