Corría mayo de 1962. Por ese entonces, John F. Kennedy era el presidente de Estados Unidos y comenzaba a trabajar en la campaña para su reelección. Conocido por sus recurrentes infidelidades, los rumores de su affaire con Marilyn eran vox populi; pero no fue hasta la fiesta de cumpleaños número 45 del presidente que las especulaciones del círculo rojo de la Casa Blanca se instalaron también en la sociedad. Ese 19 de mayo, Jackie Kennedy plantó a su marido y viajó junto a sus hijos a su residencia de fin de semana. La pareja atravesaba una dura crisis y, de acuerdo al entorno de la ex primera dama, la invitación a la amante de su marido "fue la última humillación" que estaba dispuesta a aceptar.
El presidente y Marilyn se habían conocido tres meses atrás, en la casa de Patricia Kennedy -hermana de Jack- y su esposo, el actor británico Peter Lawdord; quien además mantenía una relación de amistad de casi diez años con Monroe. "Marilyn creía que Jack iba a dejar a su mujer y que ella se convertiría en primera dama", advirtió Richard Buskin, autor del libro El asesinato de Marilyn Monroe, caso cerrado. "Por ese entonces, Marilyn pasaba un mal momento. Llegó a un extremo en el que ya no podía dormir por la noche. Tomaba pastillas para dormir y las mezclaba con champagne. Era difícil levantarla por las mañanas".
Pese a la negativa del estudio para el que trabajaba, Marilyn voló a la ciudad de Nueva York para participar del festejo público de cumpleaños del presidente, que tuvo lugar en el Madison Square Garden. Esa noche, lució el icónico vestido de gasa de seda adornado con dos mil quinientas incrustaciones de cristal cosidas a mano, diseñado por el francés Jean-Louis Berthault. A simple vista, la audiencia pensó que la actriz no llevaba nada puesto. "Fue como salir desnuda, con algunas lentejuelas en el cuerpo"; reconoció en ese momento Monroe, quien no titubeó a la hora de cantarle el feliz cumpleaños delante de la audiencia. Marilyn no lo sabía, pero le quedaban sólo tres meses de vida.
La actriz también mantuvo un fugaz, aunque apasionado romance, con Robert "Bobby" Kennedy, hermano del presidente y procurador general de los Estados Unidos. “Marilyn les contó a sus amigos que Bobby le había propuesto casamiento en una charla de cama. Las amigas le dijeron que no le creyera, que no lo había dicho en serio. Una de las más cercanas llegó a espetarle: 'Lo conozco a Bobby, nunca va a dejar a Ethel (su mujer), ni a sus hijos'", detalló uno de sus biógrafos, Darwin Porter.
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Mientras soñaba con convertirse en una Kennedy, el comportamiento de Marilyn comenzó a tornarse cada vez más errático. "Estaba muy deprimida. Se incrementó el consumo de drogas. Empezó a llegar tarde al estudio de grabación. La productora atravesaba una fuerte crisis económica y no podía darse el lujo de seguir posponiendo el rodaje. Finalmente, decidieron echarla de la película", aportó Porter. "Desempleada y deprimida, Marilyn se obsesionó con los hermanos Kennedy al punto que el presidente le pidió que dejara de llamarlo. Nunca más le atendió el teléfono".
El último fin de semana de julio de 1962, Marilyn recibió una llamativa invitación por parte de Sam Giancana, capo mafia estadounidense. "Ella tuvo una reunión con Sam en Lake Tajo", le aseguró a su sobrino antes de morir George Masters, peluquero y amigo íntimo de la actriz. El lugar elegido fue el hotel casino Calneva, ubicado en el límite entre California y Nevada. "Bobby se odiaba con Giancana. Ambos amenazaban con destruirse. Es probable que le haya ofrecido una tregua a cambio de que lograra convencer a Marilyn de no hablar", reconoce Porter.
Días antes, frente a la negativa del Presidente de atender el teléfono, la actriz amenazó con hacer público su affaire con una conferencia de prensa: iba a exponer a los hermanos Kennedy. “Marilyn les dijo a sus amigos que en el diario rojo estaban todos los detalles de sus encuentros con los Kennedy y que pensaba mostrar todo para que el mundo se enterara. Era dinamita y una bomba para el Gobierno", contextualizó Buskin.
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Esa noche se presentaba el cantante Buddy Greco, testigo del encuentro: "Frank Sinatra estaba presente, Sammy también. Me acuerdo del momento en el que Marilyn entró por la puerta. El público quedó impactado. El lugar se paralizó por completo y nadie hablaba. Todos se quedaron helados. Ella miró alrededor y se quejó: '¿Por qué está toda esta gente mirándome?'. Alguien del público le gritó: “¡Porque sos Marilyn Monroe!”. La reunión con Giancana fue un fracaso. Esa noche, volvió a amenazar en público con exponer al presidente y a su hermano. Se encendieron las alarmas en la Casa Blanca.