La muerte de Silvina Luna y Mariano Caprarola incrementó el repudio público que recibe cotidianamente el falso cirujano plástico Aníbal Lotocki. Al mismo tiempo, también creció la preocupación de muchas de sus víctimas que todavía no se habían animado a hablar y mucho menos denunciarlo ante la Justicia. El médico viene de recibir dos reveses: no le revocaron su inhabilitación y pidieron un cambio de carátula en la causa de Cristian Zárate, que lo podría dejar 25 años en prisión.
Una de las mujeres que no sólo se animó a hablar, sino que además hasta hizo una denuncia por tentativa de homicidio, es Sandra Domínguez, una amiga de Carmen Barbieri que, gracias a la conductora, reveló sus vivencias. "Carmen me salvó la vida. Yo siempre le prohibí hablar, pero sin decir mi nombre, empezó a contar mi historia. Hoy pienso que si Silvina tuvo una misión tan triste y fea, yo tengo que hablar", reconoció en su paso por Intrusos.
"Yo lo conocí en 2008 y me dijo que el producto se reabsorbe, que era inocuo e inofensivo. Conocí a Pamela Sosa y pensé si operó a su señora... Verla a Pamela operada, me dio seguridad. Cuando ella lo promocionaba, tendría que haber tenido problemas y se los calló. Lo que se siente es un calor y una fiebre. Como es un cemento, levanta temperatura", relató Domínguez.
"En el 2009, decido operarme con él. Nunca me cobró. Me operó en un departamento sobre la Avenida Córdoba y me callé todo este tiempo por el miedo a ser juzgada. Yo no estoy hablando mal de él, estoy contando mi experiencia. De mí se desentendió con ayudarme para sanarme. Le dije que tenía una bola y me la trató de sacar, sin saber todavía lo del cemento, ni Silvina Luna, ni nada", añadió.
"En 2010, me dijo: 'Se me ocurrió un invento, voy a poner un bisturí para cortar porque este producto se pone duro'. El tema es que tenemos muchas venas en la cola, es muy sangrante. Romper esa fibra es muy agresivo. Me cortajeó tanto que me iba en sangre. Me quedaron formas distintas y me volvió a poner. Tuve como siete intervenciones. Cuando iba a otro cirujano me decían: 'Yo no te toco donde estuvo ese hombre'. Una persona de su confianza me dijo: '¿No sabés la del polvito?' El polvito lo trae de Corrientes, lo tira en un balde, lo revuelve y lo pone en tu cola y va moldeando. Yo recurría a él porque dije 'este me lo hizo, este lo tiene que arreglar'. Cuando me cuentan lo del polvito, ya lo tenía adentro", confesó.
"Me hizo la intervención y al otro día, empezó a correr un producto verde y amarillo. Me dijo 'apretalo que salga', pero la infección no paraba. Vino un enfermero a licuarme la sangre. Además, tenía una pelota atrás de la rodilla y ya no podía caminar. Estaba agitada. Le dije que no aguantaba más ese dolor, me quería morir. Yo sentía la muerte y lo vi a mi papá. A las dos horas, mi papá se murió y yo sentí que se llevó mi muerte", aseguró Domínguez. "Fui a lo de Carmen, ella fue testigo de todo. Yo tenía una trombosis galopante. Después de esa inyección, la infección paró. Estéticamente no estoy mal, pero tengo mal las plaquetas. Al no tener salida de saber quién te arregla lo que hizo, volvés”, lamentó.
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La amiga de Barbieri no fue la única persona que se animó a abrir la boca y a apuntar contras las prácticas de Lotocki. La marplatense Liggi también se sumó a las confesiones de víctimas y contó su testimonio en Socios del Espectáculo. "Me operé con Lotocki en el año 2012. Yo estoy bien, me siento bien, pero estoy operada. Yo era amiga de Pamela Sosa, tenía un vínculo y mi experiencia no fue mala. Fue algo muy pequeño, muy chico. Me hice una pequeña liposucción", comenzó."En 2015 me entero que me había puesto el producto. Me siento bien físicamente, pero psicológicamente no estoy bien porque es una bomba de tiempo. Le pedí explicaciones y me dijo que me quedara tranquila. Fue en la parte del costado de la cadera y me empezó a doler la cintura", informó Liggi.
La mujer reconoció que recientemente se puso en manos del cirujano plástico Sergio Ariel Rossaroli, el mismo que atendió a Caprarola para quitarle la silicona líquida con la que enfermó a tantos cuerpos Lotocki, para ver si se puede retirar el material y analizar la situación en la que se encuentra su organismo respecto al material tóxico.
"Me enteré al aire por un programa de televisión que me había inyectado el producto. Años más tarde, Mariano empezó a trabajar conmigo y fui testigo de sus dolores. Ahí empecé a preocuparme. Pensé que mis dolores de cintura podían ser por eso, pero como me sentía bien, traté de desdramatizar. Esto me explotó este fin de semana, que decidí que mi abogado se va a comunicar con (Fernando) Burlando para sumarme porque cuanto más rápido lo haga, más rápido se hará justicia", asintió Liggi.
Nuevo revés contra Lotocki: sigue inhabilitado y ahora enfrenta una posible pena de 25 años
Las exposiciones públicas contras las intervenciones del falso cirujano plástico son una pala más de tierra sobre su personalidad pública. Quien hace una década se paseaba por los principales sets televisivos ofreciéndoles a sus potenciales víctimas soluciones mágicas para tener cuerpos hegemónicos, ahora está sufriendo cómo el boomerang le vuelve y lo impacta de lleno.Lotocki viene de recibir dos malas noticias. La primera es que los camaristas Pablo Jantus y Mario Magariños, quienes tienen una condena en suspenso sobre él, le negaron la revocación de la inhabilitación para ejercer la medicina. El argumento con el cual los magistrados se negaron a aceptar la solicitud fue porque desde la defensa sólo hicieron "mera alusión, mención o invocación de principios o artículos de la Constitución Nacional o de tratados internacionales que posean su misma jerarquía".
Por otro lado, en la causa que lo investiga por el fallecimiento del empresario Cristian Zárate en abril de 2021, mientras estaba siendo intervenido quirúrgicamente en la clínica Cemeco del barrio porteño de Caballito, también hubo novedades negativas en su contra. Allí el fiscal Pablo Requini pidió el cambio de carátula del caso de "homicidio culposo" a "homicidio simple con dolo eventual".
"Con esta nueva calificación que el juez avaló, Lotocki puede ir a la cárcel hasta por 25 años", precisó Diego Esteves al aire de A la Tarde. "El principal argumento es que producto de la diabetes tipo 2 que tenía se podría haber muerto desangrado. Con los documentos del prequirúrgico y las enfermedades preexistentes que Lotocki sabía que este hombre tenía, tendría que haberse prefigurado que podía morir desangrado. ¿Qué pasó? Murió desangrado", remarcó.