La pérdida de un ser querido es lo peor que le puede pasar a un ser humano, y más cuando se trata de un lazo tan profundo como el de un hijo con su madre.
Por eso, acaso como nunca en sus tantos años de exitosa carrera periodística, Juan Pablo Varsky desnudó su alma y su corazón para despedir a su madre, Adela, quien falleció el último domingo a causa de un cáncer de páncreas.
Esta mañana, en su ciclo radial “No somos nadie”, que conduce por Radio Metro 95.1 se tomó unos minutos para contar cómo fueron estas últimas seis semanas para ella, el tiempo a partir del cual su salud se empezó a deteriorar hasta derivar en su muerte.
“Hace seis semanas, me llamó mi hermana y me dijo que mi mamá no estaba bien. Los estudios eran para confirmar que tenía cáncer de páncreas, con metástasis en hígado y otros lugares más, en el que no hay nada para hacer”, relató.
“Fueron etapas que se van dando de manera fulminante. Que el clínico, que el oncólogo, que la quimioterapia que no funciona. Si tienen algún problema con su mamá, soluciónenlo ahora, ya. Esto pasa, no pierdan más tiempo”, continuó con el crudo relato.
“Le pude decir antes, durante y hasta el último día lo que la amé y la admiré. El martes, mamá se quería ir, nos lo dijo a mis hermanas y a mí. Habíamos hecho un pacto, junto con su pareja, José, y con mi papá, que la amó durante 30 años, que no iba a sufrir, que ante la mínima situación de sufrimiento íbamos a estar de acuerdo en respetar ese pacto”, se confesó.
El periodista perdió a su madre el domingo y tuvo una emotiva despedida para ella.
“Son seis semanas en las que te pasa de todo. Ahí estábamos mis hermanos y yo durmiendo en la clínica, mirándola, dándole besos, hablándole con la certeza de que eso no la iba a despertar, pero sí le iba a llegar. Con la tranquilidad de que no estaba sufriendo ya. Seis semanas. ¿Dónde está mi mamá? ¿Aquella persona que iba a caminar todos los días? Qué tenía una vida recontra activa, con sus nietos. ¿Es esa que está ahí sobre la cama esperando que un corazón deje de latir? Que los médicos decían 'no puede ser lo que aguanta'. Y era la misma persona”, comentó.
“A las 8:25 del domingo el corazón de mi mamá dejó de latir. Ya nos habíamos despedido de la mejor forma: en paz y con una promesa de un pacto que cumplimos y seguiremos cumpliendo. Porque le pedimos a mi mamá que nos siguiera cuidando, como nos cuidó en estos 68 años, 45 de madre”, concluyó con un nudo en la garganta, acaso el mismo de todos quienes, como cada mañana, lo estaban escuchando del otro lado.