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La culposa confesión maternal de Luisana Lopilato sobre Noah y Elías

Reveló detalles de la crianza de sus hijos y admitió sus propios límites como mamá.

06 Agosto de 2017 08:55
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Aunque siempre se mostró como una madre súper minuciosa y organizada, Luisana Lopilato reconoció que tiene ciertas limitaciones a la hora de imponerles límites a sus hijos, Noah y Elías. “No puedo escucharlos llorar. Nunca pude. No sé poner límites. Mike se encarga de hacerlo porque dice que yo soy muy flojita”.

"No puedo verlos llorar. Les compro la ropa y los juguetes que me piden

Luisana y Michael Bublé junto a sus hijos: Noah y Elías.

En diálogo con la revista Caras, la rubia reveló que tampoco logra que sus hijos pasen la noche en sus dormitorios. “Seguimos durmiendo todos juntos. Intento sacar a los nenes de mi cama, pero no quieren saber nada. A veces, las otras mamás me preguntan: '¿Dejaron el chupete? ¿Aún duermen con vos? Es mejor para ellos que lo hagan en su cuarto'; pero no puedo ponerles límites y lo reconozco”.

 

El tiempo se detiene... no hay nada como los mimos de mama!! #?? #tothemoonandback #familyfirst

Una publicación compartida de Luisana Lopilato (@luisanalopilato) el 4 de Jul de 2017 a la(s) 2:31 PDT

Luego de la dura batalla contra el cáncer de Noah, Luisana decidió relajarse con el tema: “Después veré. Soy un desastre en eso. Así como no puedo verlos llorar, no sé decirles que no. Y por ahora, no me obligo a cambiar. Dejo que las cosas se vayan dando y sólo quiero verlos felices. Mis hijos están rodeados de amor”.

 

Mientras el me tira arena yo disfruto de sus carcajadas. #familyfirst #volverareir #mamasboy

Una publicación compartida de Luisana Lopilato (@luisanalopilato) el 7 de May de 2017 a la(s) 6:05 PDT

Para ejemplificar su incapacidad disciplinaria, Lopilato recordó una divertida anécdota con su hijo mayor. “Noah perdió un Spiderman que le había regalado una fotógrafa de Buenos Aires. Amaba ese muñeco. Lo buscamos en todos lados y no lo pudimos encontrar así que recorrí varios lugares hasta encontrar uno igual. Le compré cuatro. Tuve que rayarle los ojos porque el otro estaba muy usado y tenía los ojos marcados. Si no se iba a dar cuenta. Al principio lo miró raro, luego lo aceptó. Me gusta darles todo”.

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