Desde el momento que Silvina Luna ingresó al Hospital Italiano, su vida estuvo en juego. Casi dos meses y medio estuvo peleando cada día para poder sobrevivir, pero su cuerpo no pudo más. Luego de la despedida de la actriz, dos de sus amigas, Eugenia y Analía, contaron los detalles de lo que se vivía en el centro de salud.
“Lo único que nos decía es que no dejemos solo a su hermano”, comentó Eugenia en el programa A la Barbarossa. Los padres de Silvina fallecieron en 2008 y su único hermano, Ezequiel, fue quien estuvo a su lado hasta el último día.
“Sentimos que en algún punto nos iba preparando a todos de a poco. Sabemos muy bien de las ganas de Sil de vivir, de salir adelante, pero a la vez era muy doloroso verla sufrir, porque no podíamos hacer nada”, continuó la amiga.
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La actriz intentaba mostrar en las redes sociales el lado positivo a lo que le estaba sucediendo: “De a poco la íbamos viendo mal, pero nos decía que estaba bien para no preocuparnos. Se refugió en su trabajo interno, en su camino, pero fue soltando de a poco”.“En este último tiempo de internación no podía moverse, le gustaba que le pongamos Luis Miguel de fondo, o con Eze tenían esos momentos a solas de hermanos que miraban películas. Pero no aguantaba más el dolor y era muy fuerte verla así. Directamente se empezó a rendir sabiendo que lo dio todo. Con lo poco que podía hablarnos decía que no aguantaba más y se preguntaba por qué le estaba pasando eso”, detalló Eugenia. “El último tiempo nombraba mucho a sus papás, nos decía que la estaban esperando”.
Antes de su muerte, Analía agregó: “Las últimas horas fueron terribles, su agonía, su dolor, la desesperación de no poder avanzar para salir de ahí. Nos miraba y nos decía 'la tengo difícil' y que quería vivir. Pero ya los últimos días, llorando, me dijo que no soportaba más estar en ese cuerpo enfermo: 'Quiero trascender', fueron sus palabras”.
“Si pedía ver tele, no le poníamos programas que pudieran hablar del tema. Incluso no le contamos la muerte de Mariano Caprarola porque sabíamos cuánto lo quería y cómo podía afectarla”, comentó sobre el día a día que estaban junto a Silvina.
Fue Ezequiel quien decidió que se finalice la asistencia de su hermana ante la imposibilidad de mejoría: “Era su hermano, su ángel... el amor y el cariño con el que la cuidaba, le daba de comer, es admirable lo que hizo. Todo el tiempo ella preguntaba por él, pero había momentos en que también él tenía que salir de ahí”.
Sobre los últimos minutos de vida de Silvina, Analía afirmó: “Fue hermosa su despedida dentro del dolor que sentimos, porque estuvo rodeada de todos sus amigos y su hermano, dándole amor, y de a poco le fueron sacando las asistencias. Se fue yendo con todos nosotros ahí acompañando. Estuvimos todo el día con ella, acompañándola”. Y resaltó: “Ezequiel perdió a lo más grande que tenía, se desvivía por ella”.
Con respecto a su mayor anhelo que quería lograr, su amiga comentó: “Su gran sueño era ser mamá. Incluso pensó en subrogar un vientre para fecundar los óvulos que había guardado cuando estuvo bien de salud”.