13 Abril de 2021 11:36
Tras la muerte del príncipe Philip a sus 99 años, en los medios británicos ya se comenzó a hablar de la herencia que dejó el duque de Edimburgo, y según lo que trascendió, no habría quedado mucho dinero, aunque sí una importante colección de obras de arte que le regalaron, y algunas otras de su autoría.
Según indicó en las últimas horas la revista Vanity Fair, la fortuna del príncipe ronda los 12 millones de euro, una cifra que para cualquier persona puede significar bastante dinero, pero que para la vida del Palacio Real no representa una suma de mucho interés.
Lo que sucedió, es que Philip nació en una familia de clase media después de que fuera destronada en Grecia y debieran exiliarse. Tras huir, pocas cosas pudieron llevar consigo, y las joyas que rescataron fueron usadas para el regalo de compromiso de la reina Isabel II, tras pedirle su mano.
El duque además tuvo una infancia compleja después de que su padre enfermera y debiera ser internada en un instituto de salud mental, por lo que quedó al cuidado de su tío y luego fue internado pupilo en una escuela militar.
Así, llegó al casamiento con la reina con muy poco dinero a su disposición. Una vez que entró en la familia Real, lo cierto es que no tuvo negocios propios, y cobraba un sueldo público, fijado por la Ley de Subvenciones Soberanas de 2011, que introdujo el pago anual que el gobierno le otorga a un monarca para financiar sus deberes oficiales. En este caso, el de Felipe era de 359.000 libras esterlinas al año.
A pesar de haber dejado la vida pública en 2017, el esposo de Isabel II continuó cobrando ese salario, según reconoció el propio Gobierno británico.
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De acuerdo a lo informado por la revista, la monarca británica también le daba parte del dinero que recibía del Ducado de Lancaster, la cartera de posesiones, fondos y bonos, que representan el mayor ingreso de la reina más allá de la asignación pública.Más allá de este dinero, existe además otro legado que sí puede ser de interés para la Corona británica y tiene que ver con las obras de arte que a lo largo de su vida pública pudo juntar.
El príncipe consorte era un aficionado a la pintura, y uno de sus mayores hobbies era comprar obras para el Royal Collection Trust, la institución de la Corona que lleva las adquisiciones de cuadros, arte y decoración para las residencias reales y otras dependencias monárquicas.
Durante sus años como duque Philip logró adquirir una gran colección de cuadros de su mentor, el artista Edward Seago. Este postimpresionista le encantaba a la reina madre y fue su relación con ella lo que lo acercó al Duque, a quien le enseñó a pintar y le regaló una importante colección suya antes de morir en 1974.
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Sin embargo, esa herencia no representa mucho dinero si la familia real buscara rematarlos, ya que el valor de los cuadros de Seago en las subastas va de los 1000 hasta 40.000 euros.Lo que sí podría importar monetariamente son la obras del propio Philip, ya que fueron hechas por un miembro de la realeza y retratan el día a día, nada menos, que de la reina y su familia. Sin embargo, no están a la venta y gran parte de ellas fueron legadas a la Corona.
Los beneficiarios de la herencia de Philip
Según la tradición, la heredera de los bienes de Felipe sería la reina Isabel II. Los miembros de la realiza británica tienen la costumbre de dejarle todo a la persona más cercana para que lo reparta.Asimismo, existe una cláusula por la cual pueden evitar pagar el impuesto a las sucesiones, lo que podría suponer hasta el 40% de la fortuna del duque, la cual dice que cuando la herencia queda de “consorte de soberano a soberano”, o “de soberano a nuevo soberano”, la Hacienda no exige el trámite.
En el caso de la herencia de Philip, si se la dejara a Isabel II, la monarca estaría en condiciones de no pagar el impuesto porque según la ley británica, las parejas casadas también están exentas si va entera al cónyuge.
El día de mañana, la reina podría heredar todo su capital a su primogénito el príncipe Carlos de Gales, heredero a la Corona, sin contribuir al tesoro público del país.