13 Mayo de 2020 12:38
El pasado 14 de marzo se cumplieron seis años de la muerte del diseñador de alta costura Jorge Ibáñez. Desde entonces, fue su madre Mabel quien, en colaboración con las modelos más amigas del modisto, llevó adelante la firma de su hijo y mantuvo el local de la calle Guido, ubicado en el barrio de la Recoleta. La millonaria acción judicial que emprendió Alejandra, única hermana de Jorge, y la división familiar por la herencia.
Dos años después de la muerte del diseñador, la familia sufrió otro duro golpe: Jorge Ibáñez padre sufrió un infarto y murió en la clínica Bazterrica a la que había concurrido junto a un amigo para realizarse un chequeo médico. Tras el deceso, las únicas herederas de Ibáñez son su hermana, Alejandra; y su madre, Mabel.
Aunque el diseñador habló en más de una oportunidad sobre el estrecho vínculo que mantenía con su hermana, una cardióloga radicada desde hace dos décadas en Colombia; el vínculo entre madre e hija no sería del todo bueno.
"Es una situación muy complicada para ella como hija. Hace dos años y medio que no tiene contacto con su mamá. Hay muchas personas alrededor de Mabel que están cooptando su intimidad. No la dejan hablar por teléfono con su hija", denunció la abogada que representa a Alejandra en diálogo con el ciclo Confrontados.
La herencia de Jorge Ibáñez
Veinte propiedades Dinero en una caja de seguridad Efectivo en varias cuentas bancariasTras la muerte del diseñador, Alejandra dejó en manos de su madre el manejo de los negocios. Pero hace siete meses decidió iniciar acciones legales. "Es una mujer que le dejó todo el manejo a su mamá porque confiaba en ella. La mamá jamás rindió cuentas y ella tampoco se las pidió. Pero hace dos años vino a ver a su mamá y la encontró distante; la destrató. Llamó a la Policía cuando ingresó al local, sin entender que es socia y heredera del negocio de su hermano".
"También descubrimos que pusieron cajas de seguridad a nombre de otros titulares. Vamos a pedir que se revoque la administración de la sucesión y que se incluya a un perito contador", anticipó la abogada, al tiempo que aclaró: "Alejandra sabe que su mamá está en sus cabales, pero no sé cuál es su capacidad hoy, con ochenta años, para llevar adelante un negocio, con un juicio laboral con aportes mal hechos. Eso es algo que ella desconocía. O sea que la están mal asesorando. Hace dos años y medio que Alejandra no puede hablar con su mamá porque tiene el teléfono de su casa transferido".
Por último, la abogada explicó que el pasado ocho de abril iba a celebrarse la primera audiencia de conciliación, que debió ser suspendida por la pandemia de coronavirus en la Argentina. Alejandra y su abogada esperan la decisión de la Justicia para autorizar mediaciones virtuales, que podría suceder en las próximas semanas. "Se van a poder volver a hacer mediaciones virtuales, dado que es un tema que va a dar mucha tela para cortar".