Una fortuna de casi 195 millones de dólares es la que David Bowie le deja como herencia a su segunda esposa, la modelo Iman Abdulmajid, y a sus dos hijos, Duncan y Alexandria.
Bowie y su hijo mayor, Duncan, quien es un prestigioso director de cine.
La hija menor del artista, Alexandria, es fruto de su segundo matrimonio.
El número es aún más impresionante si se considera que, durante los años 70, el músico estuvo cerca de la bancarrota como consecuencia de un puñado de malas decisiones comerciales. Sin embargo, un inteligente esquema concebido por el banquero estadounidense David Pullman lo ayudó a recuperarse.
Así, Pullman creó un sistema de bonos por el cual inversores podían adquirir derechos a los royalties de Bowie durante un período de 10 años, luego del cual retornarían al artista.
Así, por ejemplo, la compañía Prudential Insurance Company le pagó al cantante más de 53 millones de dólares por los derechos de sus primeros 25 álbumes. Estos bonos pagaron un interés de 7.9 por ciento al comprador hasta el año 2007, cuando los royalties volvieron a manos de Bowie.
Mientras tanto, el artista formó su propia compañía de management y empezó a recuperar dinero gracias a sus exitosísimas giras. En 1983, el tour Serious Moonlight vendió más de dos millones y medio de tickets, mientras que la gira Glass Spider de 1987 le reportó alrededor de 173 millones de dólares en ganancias.
“Su idea era que, al momento de su muerte, sus bienes se transfirieran a su familia y beneficiarios. Todo lo que tenía quedó para su familia”, declaró Pullman al matutino Daily Mail. “Fue lo suficientemente inteligente como para confiar en sí mismo. Muchos artistas descuidan sus derechos, pero él fue capaz de retener su legado. Sus canciones eran sus hijos”.