16 Agosto de 2021 10:00
Algunos dicen que son novios desde que tenían seis años. Otros fechan el inicio de la relación recién en 2007, cuando Lionel Messi tenía 20 y Antonela Roccuzzo, 19. Y, aunque siempre se habló de una idílica amistad que se convirtió en la única relación que se le conoció a la “Pulga”, lo cierto es que la morocha estaba de novia cuando el delantero decidió poner primera y jugársela.
La revelación, que en su momento pasó inadvertida, la hizo una propia amiga de la ex estudiante de odontología a la revista Para Ti. Corría el año 2010, el Mundial de Sudáfrica volvía a poner al futbolista en las primeras planas de todos los medios. Las primeras fotos de la escultural morocha se habían filtrado hacía sólo seis meses y su presencia en el palco familiar de los Messi terminó por formalizar la relación ante la prensa.
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Pero la historia de amor no fue tan simple, ni romántica como quisieron instalar. Si bien es cierto que se conocen desde los diez años, la “Negra”, como la llaman en Rosario, recién le blanqueó a sus entorno el noviazgo el viernes 20 de julio del 2007 cuando se juntó a celebrar el día del amigo en la localidad santafesina de Roldán.
“Nos encontramos ahí, como siempre lo hacemos, y ella sacó el Blackberry (celular de moda por ese entonces) que Lio le había regalado. No dijo mucho más, pero todas entendimos que habían empezado a salir”, precisó a la revista una ex compañera del secundario de la morocha.
El vínculo entre los padres de Thiago Mateo y Ciro comenzó, es cierto, cuando estaban en el primario. Fue el primo de Antonela, Lucas Scaglia, quien ofició casi sin saberlo de celestino. Los Roccuzzo vivían en una casa ubicada sobre la calle Ocampo al 400, a la vuelta de lo de los Scaglia. Y fue precisamente en la casa de su primo que la morocha conoció al delantero.
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“¿Quién es?”, cuentan que preguntó entusiasmado Messi. “Anto, mi prima”, respondió Lucas, casi sin darle mayor trascendencia al encuentro. Él tenía nueve años, ella sólo ocho. “Quedó fascinado”, aseguran desde su entorno. “Le escribió una carta en la que le dijo: 'Algún día vamos a ser novios'”, suman.
Por entonces, la balanza económica se inclinaba a favor de Antonela, quien creció en el seno de una familia de clase media trabajadora y estudió en el costoso Centro Educativo Latinoamericano. Lio iba al modesto colegio “Las Heras”, pero se las ingenió para adentrarse en el círculo íntimo de la ahora madre de sus hijos.
Hija de José y Patricia, la morocha pasaba los fines de semana en la casa quinta de sus padres en Roldán. Lograron comparla con mucho esfuerzo. “Son gente de mucho trabajo. La abuela comenzó con una humilde despensa de barrio que con el correr de los años creció hasta convertirse en el supermercado que es hoy. Tienen un par de sucursales en el centro de Rosario”, precisó en su momento una vecina.
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Y así, Antonela disfrutaba de las comodidades que los Messi no podían darle a su hijo. Ella veraneaba en Brasil y hasta se había dado el gusto de conocer junto a toda su familia Cuba. Lio insistía en su cruzada de enamorarla y, aunque de modo platónico, logró convertirse en el “noviecito” sin derechos. “Fue su primer noviecito. Se veían en la quinta de los Roccuzzo. De chico pasaban mucho tiempo juntos, pero cuando Lio se fue a España quedaron como amigos”.
El año 2000 marcó un antes y un después en la vida de ambos. Mientras los Messi armaban las valijas para instalarse en Barcelona, los Roccuzzo sufrían las esquirlas de la crisis económica que, sólo un año después, los enfrentaría con un estallido social descomunal. “Recuerdo que Patricia estaba subida al techo del supermercado para evitar que la gente se les metiera a robar”, advirtió una amiga de la familia.
La partida de Lio a España congeló la relación. Aunque mantenían breves conversaciones por ICQ, el vínculo no era el mismo y, pronto, Antonela siguió con su vida: se animó por primera vez a ponerse de novia con un joven rosarino. “Ella se puso de novia con otro chico y estuvo varios años con él”, señaló una amiga de la adolescencia, aunque evitó revelar la identidad del galán.
Messi estaba al tanto de la relación, pero no se dio por vencido. Y fue en mayo del 2005 que logró meter su primer gol. “La 'Negra' pasó por una situación muy fea cuando una amiga suya murió tras ser atropellada por un chico que manejaba borracho. Anto tenía 17 años y la pasó muy mal, estuvo varios días sin ir al colegio. Justo coincidió con uno de los viajes de Lio al país y, apensas se enteró, corrió para estar a su lado”, aportó una amiga.
El gesto no pasó inadvertido por Antonela, quien tardó sólo tres años en dejarlo todo para instalarse junto al delantero en Europa. La relación con su primer y misterioso novio pronto quedó en el olvido. “Al menos no me dejó por cualquiera, ¡me dejó por Messi!”, es el consuelo del chico.
Mientras florecía la relación a distancia, la morocha empezó sus estudios universitarios. Y, tras un fallido paso por la carrera de odontología, la “Negra” había decidido inscribirse en la carrera de Comunicación social; pero el amor pudo más y la colgó para mudarse a la mansión que Messi tenía por entonces en Castell De Fels.