Días atrás, Natalia Oreiro dio a conocer detalles de una enfermedad que la atormenta desde muy chica: la actriz y cantante uruguaya padece una extraña y muy rara enfermedad llamada misofonía. "Es una de las enfermedades consideradas raras”, contó.
Según describió, solo el 7 por ciento de las personas a nivel mundial padecen este trastorno y muchos de ellos ni siquiera lo saben. “No es psicológica y no tiene cura", explicó. Las personas que lo sufren reaccionan de forma irracional ante sonidos específicos: suelen sentir irritabilidad o incluso pánico ante sonidos cotidianos como el goteo de un grifo.
Se trata de un trastorno neurológico en el que los estímulos auditivos, y en ocasiones visuales, son malinterpretados por el sistema nervioso central. No obstante, la misofonía y sus causas, siguen siendo prácticamente un misterio. Aunque muchas personas padecieron este trastorno auditivo durante años, recién en la década de los 90 fue reconocida como una enfermedad.
Los síntomas de la misofonía, la reacción extrema ante sonidos específicos, suelen aparecer al final de la infancia, aunque pueden comenzar a cualquier edad. Lo habitual es que por primera vez la reacción la desencadene un sonido específico, y posteriormente, se van sumando más sonidos detonantes a la lista. “El chicle para mí es el punto máximo”, explicó Oreiro.
Pero tal y como existe la misofonía, también hay personas que sufren su reverso menos tenebroso: un estudio realizado sobre misofonía, publicado en marzo de 2018 por científicos holandeses, el 50% de los voluntarios que reportaron sufrir misofonía eran también capaces de disfrutar el ASMR, acrónimo de Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma.
Se trata de un fenómeno que cobró gran popularidad este último tiempo, sobre todo a causa de la cuarentena obligatoria que rige en gran parte del mundo a causa del coronavirus, que genera miles de visualizaciones en Youtube.
Los vídeos ASMR (Autonomous Sensory Meridian Respons) provocan una respuesta placentera en la mayoría de las personas.
Y a esto se debe su éxito, ya que su objetivo es generar un fenómeno biológico que provoca placer al escuchar y/o ver determinados contenidos. El término ASMR hace referencia a esa sensación de hormigueo, aunque sirve también para calificar genéricamente todo el contenido que circula por la red con la intención de provocar este tipo de sensación.
La sensación ASMR se origina normalmente utilizando vídeos donde se recogen estímulos detonantes, como por ejemplo escuchar una voz suave o susurrante; escuchar sonidos suaves y repetitivos como los de pasar las páginas de un libro; el sonido generado al masticar, crujir, sorber o morder alimentos, bebidas o chicles en voz alta o el sonido del agua al caer.
El más eficaz de ellos, sin embargo, suelen ser los susurros, estudiado por los psicólogos Nick Davis y Emma Barratt, quienes descubrieron que el susurro era un detonante eficaz para el 75 % de los 475 sujetos que participaron en un experimento para investigar la naturaleza de la ASMR.
Otro ejemplo clave es el de los ruidos ambientales provocados por personas en su interacción sobre su entorno, no vocales. Por ejemplo, un crujido o el sonido provocado al peinarse. Pacientes de ansiedad y otras patología recurren a estos vídeos para lograr relajarse.
Ambos psicólogos de la Universidad de Swansea (Reino Unido) señalaron que el ASMR puede ser inducido en aquellos que sean susceptibles por un conjunto de detonantes bastante consistente", como los mencionados en el párrafo anterior.
Un estudio de 2017 señala que los que sienten el ASMR son ciertamente inestabilidad emocionalmente (neuroticismo) y apertura a las nuevas experiencias. Mientras que aquellas personas con la personalidad como extroversión, amabilidad y responsabilidad, no suelen ser afectados con esta clase de sonidos.
Uno de los estudios más recientes, publicado en PLOS por psicólogas de las universidades de Manchester y Sheffield, ofrece dos hallazgos: Por mucho que una persona quiera relajarse con ese tipo de vídeos, si no tiene ASMR podrá tranquilizarse, pero nunca sentirá ese cosquilleo único que les recorre por la nuca y baja por la espina dorsal.
El segundo hallazgo es que la relajación por ASMR activa también otras respuestas fisiológicas y, por ejemplo, reduce el ritmo cardíaco o aumenta la conductividad de la piel, algo que ocurre cuando se alteran ciertos estados emocionales.
Estos estudios señalan además que la misofonía y el ASMR podrían representan “dos extremos de un mismo espectro de sensibilidad al sonido".
Algunos sonidos, como el de alguien mascando o chasqueando los labios, resultaban estar en ambos grupos. Algunas personas se relajan escuchándolo, otras -como Oreiro- les resultan insoportables.