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La pregunta de todos los años: por qué tanta gente odia a Coldplay

La banda de Chris Martín toca hoy y mañana en el Estadio Único de La Plata. Una gran oportunidad para hacer otra cosa.

14 Noviembre de 2017 10:00
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Es cierto, es cierto: Coldplay toca hoy y mañana en el estadio único de La Plata. Eso quiere decir que tiene muchos fans. Los dos shows serán a estadio lleno, cada uno con alrededor de 50 mil personas. Nadie duda de eso, quédense tranquilos. La pregunta, sin embargo, es cuántos estadios podrían llenarse con gente que odia a la melosa banda de Chris Martin. Se dice que están ensayando "De música ligera", de Soda Stéreo, y que esta noche podrían subir los propios Zeta y Charly Alberti como músicos invitados. ¿Nos sorprende un nuevo gesto demagógico de Coldplay? Claro que no. Agradar al espectador, para estos rockeros bonitos y educaditos, verdaderamente lo es todo. ¿Puede el odio enfático perder vigencia en apenas un año y medio? Claro que no.

En marzo del año pasado, cuando Coldplay visitó por tercera vez la Argentina, escribí la nota que sigue a continuación. No le cambiaría una coma, no sólo porque Coldplay sigue aburriéndome/nos tanto como entonces, sino porque tanto me/nos aburre que el mero acto de revisar una vieja nota, actualizarla, etc. obligaría al paciente acto de prestarle atención durante un rato a la banda más tediosa del mundo. En fin, esto es lo que escribí el año pasado. Coldplay es un embole y hace mucho calor, así que no voy a escribir otra nota nueva. Leéla, copate.

Lo que escribí el año pasado sobre el tedioso Coldplay

Bueno, llega Coldplay a la Argentina por tercera vez y, como en sus visitas anteriores, sin dudas será todo un éxito. La banda de Chris Martin actuará el 31 de marzo y el 1° de abril en el Estadio Único de La Plata. Es decir que será vista por un mínimo de 100 mil personas en dos shows. Lo que no suele decirse es que, a esas mismas horas, una cantidad por lo menos similar de gente estará pensando que ver a Coldplay -y ni hablar de pagar una entrada por verla- es lo último que haría en la vida.  

Guy Berryman, bajista de Coldplay, saluda muy educadamente a sus fans argentinos.

Coldplay genera un efecto curioso: la cantidad de gente que la odia es tan enfática como la que la ama. Odiar a Coldplay, hay que decirlo, es mucho más 'cool' que amarla. Coldplay no tiene de qué preocuparse, desde luego: ha vendido 70 millones de discos, llena estadios en todo el mundo y encabezará este año por cuarta vez el festival de Glastonbury, el más importante del rock mundial. Ninguna otra banda ha logrado tal cosa. Y a su vez, ninguna otra banda genera una especie de "odio argumentado", o todo lo argumentado que puede estar el odio.

Este periodista no es el primero que escribe sobre el odio a Coldplay y seguramente tampoco será el último. Por qué de pronto todo el mundo odia a Coldplay? se tituló una nota del periodista Carlos Megía publicada el mes pasado en el diario español El País. ¿De pronto? ¡Desde hace mucho rato!, le responde el comentarista más reciente.  En su artículo, Megía -que también, evidentemente los odia- cita a tres críticos influyentes: "Es la banda más lamentable que he escuchado en toda mi jodida vida”, escribió Chuck Klosterman.“Es el grupo más insufrible de la década”, dijo Jon Pareles en  The New York Times. “Han envenenado a toda una generación de música rock británica”, sostuvo Andy Gill en The Independient. ¿Por qué odiamos a Coldplay?, se titula un artículo de Ryan Bassil. ¿Por qué es cool odiar a Coldplay?, se preguntó  Andrew Romano en el Daily Beast. Hasta hay un foro de fans de Pearl Jam con el título "I Hate Coldplay".

Will Champion, baterista de Coldplay, saluda a una fan y despliega su sonrisa perfecta.

¿Coldplay es una porquería? Bueno, ni el más encarnizado de sus enemigos diría que suena mal. ¿Sus shows son descuidados? Tampoco, a nadie se le ocurriría decir tal cosa. ¿Los músicos son engreídos y tratan mal a sus fans? Jamás se permitirían algo así: son, como decían nuestros abuelos, "más buenos que el Quaker". ¿Suspende sus shows por la mitad a la Justin Bieber? Desde luego que no: una banda tan superprofesional jamás se permitiría semejante cosa. ¿Por qué, entonces, se los odia?  Esa prolijidad absoluta, que a menudo en el arte suele ser relacionada con "ausencia de riesgo" es precisamente la razón principal del odio. El tema ha merecido incluso un artículo en la Coldplay Magazine (la revista de Coldplay en español) cuyo título es "Sobre el odio irracional a Coldplay". 

Lista de temas para los shows de La Plata: satisfacción garantizada o devuelven la diferencia.

"Luego de analizarlo muy a detalle e inclusive indagando más en las personas que despotrican contra la banda, llegamos a la conclusión de que probablemente lo hacen por moda, son haters por naturaleza, odian las cosas que contribuyen con algún bien o en algunos casos ya muy tristes, porque gustan de alguna otra banda o artista", escriben con una sintaxis curiosa, que parece provenir de una traducción desmañada. Claro que considerar estos argumentos implicaría darle importancia a lo que piensa la gente a la cual le gusta Coldplay. No es fácil. 

Coldplay se toma las cosas con humor y nunca se enoja con nadie.

Tal vez por el lugar en el cual arrancaron, tal vez porque allá lejos y hace tiempo fueron una banda "alternativa" como, digamos, Radiohead, y hoy no parece haber nada más lejos del riesgo artístico que ellos. En 2008 editaron un disco llamado Viva la Vida (ajjj) ... Bien: fue el disco más vendido del año en todo el mundo. Fue el momento en el cual, para muchos rockeros dogmáticos, Coldplay "transó". Claro está: si se odia a la banda, es porque alguna vez hubo expectativas depositadas en ella, expectativas que fueron defraudadas mientras al mismo tiempo Coldplay conseguía el fervor de millones. 

Tal vez, como plantea Andrew Romano, la raíz del odio estriba en la diferencia entre lo que son y lo que parecen ser. "Visten y parecen una banda de rock alternativa. Escriben sus propias canciones. Tocan sus propios instrumentos. Trabajan con productores experimentales (Brian Eno, Jon Hopkins). Las portadas de sus álbumes las realizan artistas prestigiosos. Son británicos. Estructuralmente, son más parecidos a Radiohead que, por decir, Katy Perry."

¿Un plagio "argentino"?

El público argentino tiene una razón bien concreta para odiarlos: el tema "Every Teardrop Is a Waterfall" parece un choreo vil de Ritmo de la noche, de The Sacados, una canción que habíamos olvidado hasta que nos la recordó Coldplay. El insólito robo, sin embargo, se enmarca perfectamente en el refrán "Ladrón que roba a ladrón"....

... porque Coldplay suena a The Sacados, pero en verdad ambos escucharon a Peter Allen y su hit de los 70s "I go to Rio". Coldplay, de hecho, terminó incluyéndolo en los créditos del tema.  La existencia de esta mancha en la carrera de la banda, sin embargo, los humaniza un poco: los hace más queribles y menos perfectos, más rufianes y menos "profesionales". Es, al fin y al cabo, una bienvenida desprolijidad.

En la famosa comedia Virgen a los 40 (2005) , escuchar a Coldplay es sinónimo de ser gay. El argumento parece imposible de ser aplicado a la música de, digamos, David Bowie o incluso de Depeche Mode o Pet Shop Boys. Porque lo que parecen querer decir en la película - a su modo tosco y políticamente incorrecto- es que les molesta la amable cordialidad de Coldplay. 

Hank Moody, el protagonista de "Californication" es el más famoso "hater" de Coldplay.

El detractor más famoso de Coldplay es un personaje de ficción: Hank Moody, el adorable escritor que protagonizaba David Duchovny en la serie Californication, no perdía ocasión para denostarlos. Hank quería rock 'n' roll y, claro está, Coldplay es otra cosa. Muy otra cosa.