Los coletazos por los abusos sexuales a menores por parte del financista norteamericano Jeffrey Epstein, que se suicidó en la cárcel, junto a su pareja Ghislaine Maxwell, hoy culpable de tráfico de menores con fines sexuales, dista de terminar, al punto tal de que la Corona británica tuvo que tomar medidas ante el involucramiento del Príncipe Andrew, hijo de la reina, quien también se encuentra denunciado por una mujer.
Con el aval de la Reina Isabel II, Andrew renunció a sus cargos honoríficos a la cabeza de regimientos militares y asociaciones benéficas, y esto parece ser una marca más que clara de la decisión de la familia real de alejar las desventuras del duque de York, en este caso judiciales, del Palacio de Buckingham.
"Con la aprobación de la reina y su acuerdo, los títulos militares del duque de York y sus patrocinios reales han sido devueltos a la reina", precisó un breve comunicado de la familia real, que remarcó que Andrew “seguirá sin desempeñar ninguna función pública y se defenderá en este caso en calidad de ciudadano privado".
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La referencia a “este caso” del comunicado es el que tiene que ver con una denuncia en Nueva York por agresiones sexuales, en 2001, a una mujer que por entonces tenía 17 años.Algunos de esos títulos militares se los había ganado el príncipe por su participación en la Guerra de Malvinas, en 1982, de la que volvió convertido casi en héroe. Sin embargo, la decisión se tomó luego de que más de 150 veteranos militares le escribieran una carta abierta a la Reina para pedirle que despojara a Andrew de sus títulos militares y honorarios en medio de lo que describieron como un sentimiento de “malestar e ira”, informó The Guardian.
“Si se tratara de cualquier otro oficial militar de alto rango, sería inconcebible que estuviera en el cargo. Los oficiales de las fuerzas armadas británicas deben adherirse a los más altos estándares de probidad, honestidad y conducta honorable”, explicaron en el documento.
Además, este miércoles un juez de Nueva York rechazó la petición del príncipe de desestimar la denuncia de agresiones sexuales que interpuso una mujer estadounidense contra él por un supuesto abuso ocurrido en 2001, cuando tenía 17 años, por lo que queda más cerca de ser enjuiciado.