Las explosivas declaraciones de Meghan Markle y el príncipe Harry, nieto de la reina Isabel II, sobre las preocupaciones por el color de piel que su hijo Archie podría tener antes de nacer de parte de miembros de la familia real británica, durante la entrevista que los duques de Sussex le dieron a la conductora Oprah Winfrey, causaron gran estupor en Reino Unido.
La esposa de Harry acusó a la familia real de preocuparse por lo oscura que sería la piel de su hijo, aseguró que la cobertura negativa en la prensa la había llevado a un punto en el que "ya no quería vivir" y reveló que se casaron en secreto tres días antes de la ceremonia oficial. "En esos meses en que estaba embarazada tuvimos una serie de conversaciones sobre que 'no se le daría seguridad, no se le daría un título'", contó.
Además, la actriz afroamericana dijo que Harry reveló las preocupaciones de su familia sobre el tono de piel de su hijo Archie, así como la seguridad a la que tendría derecho, antes de su nacimiento el 6 de mayo de 2019. "Tuvimos también preocupaciones y conversaciones sobre qué tan oscura sería su piel cuando naciera", dijo Meghan durante la entrevista que duró dos horas.
En otro tramo negó haber hecho llorar a la duquesa de Cambridge, Kate Middleton, antes de su matrimonio con Harry, divulgada este domingo por CBS. "Todos en la institución sabían que no era cierto", sostuvo Meghan sobre el incidente y aclaró que "ocurrió lo contrario". En ese sentido, la duquesa sostuvo que aquel incidente fue "un punto de inflexión" en sus relaciones con la familia real.
En ese sentido, reveló que una avalancha de cobertura "negativa" por parte de la prensa británica la había llevado a un punto en el que "ya no quería vivir". "Sabía que si no lo decía, lo haría. Y yo, simplemente, ya no quería vivir más. Y ese era un pensamiento constante muy claro, real y aterrador", señaló. A su vez, Harry y Meghan contaron que el segundo hijo que esperan "es una niña" y que decidieron x}casarse en secreto antes de la ceremonia oficial.
Según contó la propia Meghan, que se casó con el príncipe Harry en 2018, "tres días antes de nuestra boda nos casamos" y señaló que intercambiaron votos en privado ante el arzobispo de Canterbury Justin Welsby antes del espectáculo televisado el 19 de mayo de 2018 en el Castillo de Windsor. "Nadie lo sabe. Pero llamamos al arzobispo y le dijimos: 'Mire, esto, este espectáculo es para el mundo, pero queremos nuestra unión entre nosotros'", acotó en la entrevista con CBS.
Tras la entrevista, Isabel II decidió romper el silencio y a través de un comunicado de prensa calificó de "preocupantes" las acusaciones de racismo. "Toda la familia está entristecida al conocer el alcance total de cuán desafiantes han sido los últimos años para Harry y Meghan. Las cuestiones planteadas, especialmente la racial, son preocupantes", señaló Su Majestad en el escueto escrito.
Y sumó: "Si bien algunos recuerdos pueden variar, se toman muy en serio y la familia se ocupará de ellos en privado. Harry, Meghan y Archie siempre serán miembros muy queridos de la familia". Como contraparte de la entrevista que la pareja dio a uno de los programas más vistos de la televisión estadounidense, Meghan debe enfrentar una investigación interna del palacio sobre denuncias de que acosó al personal de la casa real durante su estadía en Gran Bretaña.
En ese sentido, allegados a los duques de Sussex calificaron esta medida como "una campaña de desprestigio calculada basada en información engañosa y dañina". Por su parte, según la prensa británica, la monarquía decidió hacer frente a la amenaza de esta entrevista ofreciendo la imagen de una familia unida en las celebraciones anuales de la Commonwealth en un programa de televisión unas horas antes de la intervención de la pareja.
Vicky Ford, subsecretaria de Estado Parlamentaria para Niños y Familias en el Departamento de Educación, dijo a la cadena de televisión Sky News, que es "absolutamente inaceptable" que un miembro de la familia real esté preocupado por el tono de piel de un niño. "No hay lugar para el racismo en nuestra sociedad", agregó en reacción a las declaraciones de los duques de Sussex.
Mientras tanto, un amigo del príncipe Harry, Dean Stott, un ex soldado de las Fuerzas Especiales Británicas, también reaccionó a la entrevista y aseguró a la cadena radial LBC que con esto ha dejado al Palacio muy mal parado. Consideró también que revelar los involucrados en las conversaciones sobre el color de piel de su hijo, "sería muy perjudicial para ellos" y calificó la entrevista de "poderosa, honesta y a veces, incómoda".
Stott, que ayudó a recaudar cientos de miles de libras para una importante campaña de salud mental liderada por Harry, dijo que la parte más incómoda de la entrevista para él, fue escuchar a Meghan hablando de sus problemas. "Ella expresó que tenía problemas de salud mental y necesitaba ayuda, y nadie estaba allí para dársela. Recaudé 900.000 libras esterlinas (1,2 millones de dólares) para la campaña de salud mental de la Fundación Real", contó.
Durante la entrevista, Harry prometió no revelar qué miembro de la familia real le había preguntado cómo de oscura sería la piel de su hijo Archie. Sin embargo, la reina Isabel II, de 94 años, y su marido, el príncipe Felipe, de 99 y hospitalizado tras ser operado del corazón, fueron exonerados este lunes de haber sido los dicentes. Según Oprah Winfrey, el príncipe insistió en hacer "saber (...) que no fueron ni su abuela ni su abuelo".
En cambio, el ex secretario de prensa de la monarca británica, Charles Anson, cree que los problemas se tratarán en privado y defendió a la familia real de las acusaciones de racismo. "No hay ni un ápice de racismo en la casa real. Recuerdo que, en el momento del casamiento, cuando trabajaba como comentarista, la enorme sensación de bienvenida para Meghan y su matrimonio", dijo al diario Daily Telegraph.