Durante los casi tres meses que pasó en el Hospital Italiano, Silvina Luna peleó con todas sus fuerzas para recuperar su salud. Pero su cuerpo no quiso más y, durante el mediodía del jueves 31 de agosto, la modelo falleció. A su lado estuvo la misma persona que la acompañó cada día de la internación: su hermano Ezequiel. Fue él quien le sostuvo la mano hasta que su corazón se detuvo. Fue él quien la abrazo y lloró sobre su pecho.
Las últimas horas de Silvina fueron muy duras. Los médicos le habían descubierto una nueva bacteria y le informaron a Ezequiel que su cuadro era “irreversible”. A eso se le habían sumado varias fallas multiorgánicas, sobre todo las vinculadas a la complicación en la función de los riñones. En ese sentido, se sabía desde hacía meses que si lograba recuperarse, Luna debería ser sometida a un trasplante.
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Por eso, en la mañana del jueves, Ezequiel debió decidir qué hacer con la salud de su hermana. Finalmente, a las 12.45 horas, los médicos le desconectaron el respirador artificial. Antes de eso, aunque ya estaba sedada, la sometieron a una sedación aún más profunda. El objetivo era que no sufriera. La hora de muerte de la ex Gran Hermano fue a las 13.09 horas.
De la manera más trágica, Silvina Luna dejó de sufrir los dolores inhumanos que sufría por la mala praxis a la que la sometió Aníbal Lotocki. Esa lucha duró nueve años y ni siquiera tuvo el resultado que esperaban. El médico sigue libre y la Justicia no hace nada a pesar de sumar más y más víctimas a su prontuario. Ahora será tarea de Ezequiel encarar esa pelea judicial.
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Y lo hará con Fernando Burlando, el abogado que representó a la rosarina y el primero en dar a conocer la noticia. Es que el hermano de Silvina le escribió un mensaje en cuanto pudo, parar confirmarle el fallecimiento de su hermana. El mismo Ezequiel que hace un tiempo, había dicho cuando un medio le escribió para hacer una nota: “Yo lo único que quiero tener en la cabeza ahora es a mi hermana. Te pido por favor que le pidas disculpas a todos los que me escribieron pero estoy con la cabeza solo en Silvina. Por eso, no quiero ni pelear ni agradecer ni nada, porque me voy a concentrar en cuidar a Silvina”.
Fue él también quien se propuso donarle un riñón a su hermana. Ese acto de amor ya no será posible. Pero les quedará la emoción y la unión que los caracterizó toda su vida. Silvina le llevaba cinco años y a sus 43, había encontrado a su mejor amigo en el jovencito con el que se criaron juntos. Hacía varios años habían superado el peor dolor. Fue en 2008, cuando murieron sus padres: Sergio El Negro Luna falleció el 10 de marzo, a los 50 años, y Roxana por una muerte súbita el 19 de agosto de ese mismo año.