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Laura Cibilla reveló cómo fue su historia con Maradona: amor. descontrol y un posible hijo del astro

Por primera vez, la ex mesera del boliche La Diosa contó detalles de su historia de amor con el ex futbolista.

16 Diciembre de 2020 11:04
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Tras la muerte de Diego Armando Maradona, muchas son las historias que han salido a la luz en las últimas semanas. Una de ellas es la de Laura Cibilla, una mujer que asegura que tuvo un hijo con el "Diez" hace 17 años, después de haber mantenido una relación amorosa con muchas idas y vueltas.

Aunque durante demasiado tiempo se llamó al silencio, sobre todo después de que -según ella- falsearan el ADN del ex futbolista para que no coincidiera con el de su hijo adolescente, finalmente ahora Laura se animó a contar cómo inició su historia de amor con el astro del fútbol, y lo intenso que fue ese amor que se extendió a lo largo de años.

Una noche cualquiera, allá por el 1998, mientras Cibilla atendía las mesas de La Diosa, llegó de sorpresa Maradona, y aunque pensó que sería imposible conocerlo, minutos después se encontraba hablando con él.

"Bajé del VIP y vino Leo Sucar, el dueño del boliche, que me preguntó: “¿No lo saludaste a Diego?”. “No, si no lo conozco”, le respondí. “Vení que te lo presento”, me dijo. Me saqué la riñonera dónde guardaba la propina, el destapador y los corchos, y subí con él. “Diego, te quiero presentar a Laurita, mi camarera favorita”, le dijo. Diego me miró de arriba a abajo y contestó: “Leo, ella no trabaja más”. Yo lo miré a Leo, que me hizo un gesto de que estaba todo bien. Así que nos pusimos a bailar y a tomar champagne", contó Laura al medio Teleshow.

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Por aquel entonces, ella asegura que Diego ya se estaba separando de Claudia Villafañe, y que incluso los trámites de divorcio los inició mientras estaba en pareja con ella.

A pesar de que aquella joven de 21 años se negó varias veces a irse con el futbolista después de pasar la noche juntos en el boliche, lo cierto es que finalmente Maradona la enamoró, y así inició entre los dos un romance que, según Laura, dejó como fruto lo mejor de su vida: un hijo que hoy tiene 17 años.

Más allá de que la relación al principio fue hermosa, Cibilla reconoció que todo cambió cuando Diego empezó a consumir cocaína, y la arrastró a ella también a probar.  "Jugábamos a las cartas hasta las cinco de la mañana, yo me quedaba dormida, y cuando me despertaba, estaba mirándome. Ah, ya te despertaste. ¿Querés?, me decía. No, gracias, le contestaba. Hasta que llegó un momento en el que dije: 'Bueno, dale' ”, aseguró.

Después de eso ella comenzó a estar muy mal de salud, y hasta debió ser internada en varias oportunidades porque pesaba tan solo 40 kilos. Aún así, la relación finalmente tuvo su primer quiebre en el 2000, cuando el astro de fútbol debió ser llevado a Cuba para una desintoxicación profunda, de la que participaron sus hijas Dalma y Gianinna, y también Claudia Villafañe.

"Primero él viajó solo. Bah, con la “familia”. Cuando se vuelven, me viene a buscar Gabriel Buono y voy yo. Me fui porque venía Rodrigo, y cuando volví, ya era todo un descontrol. Hablan de un centro de rehabilitación, pero era todo una mentira. El primer tiempo le hizo bien. Pero un día cayó una persona con droga", dijo, aunque no quiso revelar la identidad del sujeto en cuestión.

Con la intención de salvarse de todo ese entorno, finalmente en el 2002 Laura se fue por unos meses a España, sin saber que estaba embarazada y que esperaba un hijo, según ella de Maradona.

Sin embargo, como extrañaba muchísimo a sus papás, volvió ya con la panza más grande, y al día siguiente de su regreso, Diego la llamó para decirle que estaba al tanto de todo. Así es que volvieron a estar juntos por otros dos años y convivieron en la quinta de Mastellone, en General Rodríguez.

"Nos pagó la prepaga hasta los dos años de mi hijo. Pero, en realidad, no la pagaba él sino el doctor Alfredo Cahe. Yo todos los meses iba al consultorio a buscar la plata de la cobertura médica. Por ahí lo veía y me daba, no sé, 500 dólares, que para mí era un montón y para él, era nada", comentó.

Por diferentes motivos, se separaron cuando el bebé tenía cerca de 2 años. Desde entonces no volvieron a verse, salvo bastante tiempo después, cuando ella inició un juicio por filiación. A pesar de que Maradona no se presentó a las dos primeras audiencia, repentinamente fue a la tercera, donde según su relato, fraguaron el resultado del ADN.

"Cuando entramos al juzgado me dijo 'Hola, Ma'. Yo le dije 'Hola, mi amor'. Siempre fue así nuestra relación. Acercó su cara a la mía, nos agarramos de la mano y me preguntó '¿Por qué me estás haciendo esto?'. 'Porque desapareciste y yo te necesito', le contesté. Me dio el teléfono. Yo le mostré la foto de mi hijo cuando era chiquito y me dijo '¡Está hermoso, cómo creció!'. Vino con Verónica Ojeda, pero ella esperó afuera. El nene estaba en segundo grado y me dio negativo (el ADN). Y hasta acá llegó mi amor. Nunca más esa vergüenza", aseveró.

Luego de eso, ya no volvieron a tener contacto, hasta que de manera sorpresiva como siempre fue todo, Diego la llamó a su celular a finales de 2019 para decirle que quería verla. La conversación se retomó al día siguiente, y en esa oportunidad él le reclamó por haberlo abandonado, y Laura le fue sincera y le dijo que siempre le fue imposible llegar a él a pesar de que lo buscó y mucho, tanto cuando estuvo en Dubai como en México.

"Le conté que tengo una pierna jodida, que ya estoy grande. Me dijo '¿Cómo están Marisa y Rodolfo?'. Se acordaba los nombres de mis padres, de mi hermana, de mi hermano. Entonces me preguntó '¿Y mi hijo?'. Me dijo que arregláramos para vernos. Yo le pasé mi dirección y todo. Pero en Navidad le mandé un mensaje y, de repente, desapareció la foto de su perfil y chau. Nunca más", explicó consternada.

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Lo que menos se esperaba Cibilla era que el ex futbolista muriera tan joven, y en condiciones tan malas. A pesar de que ella se desmayó cuando se enteró la terrible noticia, contó que su hijo lo tomó de manera diferente, porque no le interesaba mantener una relación estrecha con Diego: solo quería verlo una vez para conocerlo.

Con tanto dolor a cuestas, el día de su fallecimiento el joven de 17 años salió de su habitación, y por primera vez se permitió llorarlo. "Nunca, jamás, había derramado una lágrima por él. Es más, lo veía en la televisión y cambiaba de canal. Le dije 'Hijo, te pido perdón'. Y me dijo 'No sos vos quien me tiene que pedir perdón, el que me tiene que pedir perdón ya no está. ¿Sabés qué? Me voy a correr'. Se puso un short, las zapatillas y se fue a correr. Volvió a las dos horas, se bañó, se acostó. Y ese fue su cierre. Él ahí, cerró", dijo por último Laura.