por Alejo Paredes
06 Marzo de 2025 15:20
Los Rancheros siguen recorriendo escenarios con su "Tour 2025", llevando su música a lo largo de Argentina y Latinoamérica. Con una trayectoria de más de 35 años, la banda encabezada por Meno Fernández (guitarra y voz), Julián Meza (bajo y coros), Riqui González (batería y coros), Manu Pineda (teclados y coros) y Sergio Boaglio (guitarra y coros) sigue vigente, con un público fiel y un repertorio que trascendió generaciones.
El próximo 4 de abril, la banda se presentará en La Trastienda (Balcarce 460, CABA), donde interpretará sus clásicos inmortales como "Mujer", "Sin Solución" y "El Che y Los Rolling Stones", además de adelantar canciones de su nuevo álbum "En la radio". En la previa de este show, Meno compartió sus sensaciones sobre la gira, la vigencia de la banda y el estado actual de la industria musical. "Para nosotros, Los Rancheros, esto es un milagro gaucho. Hace más de tres décadas que estamos en la ruta, sin pausas, sin descanso, y hoy sentimos un auge tan fuerte como el que vivimos en los años '90", confesó Meno en diálogo con BigBang.
El público acompaña con fervor cada presentación, coreando himnos que se convirtieron en parte del ADN del rock argentino. A pesar de su trascendencia internacional, Meno reconoce que Buenos Aires es un desafío particular: "En Capital Federal no tocamos tanto, y hay quienes hasta se preguntan si Los Rancheros siguen existiendo. Pero cuando salimos a girar, vemos teatros y estadios llenos." Para el guitarrista y cantante, la diferencia en la recepción del público entre Buenos Aires y el resto del país es notoria. "El porteño está acostumbrado a una oferta inagotable de shows, todo pasa muy rápido", advierte con afinación.
Y agrega: "En cambio, en el interior, la gente agradece que vayas, se emociona, te saluda, te abraza. Allí la música se vive con una intensidad diferente". Luego de tantas décadas, la pregunta es inevitable: ¿Sigue la adrenalina antes de salir al escenario? "Totalmente. Si algún día dejara de sentir esa emoción, no tendría sentido seguir. Cada show es como el primero. Y si a mí no me emociona cantar 'Mujer' o 'Casualidad', entonces no podría emocionar a nadie."
Al hablar de sus grandes éxitos, Meno destaca cómo sus canciones se han convertido en patrimonio colectivo. "A veces paso por una plaza y veo chicos tocando 'El Che y Los Rolling Stones' con la guitarra, sin saber que soy yo el que la escribió. Y eso es maravilloso, porque la canción ya no es mía, es de la gente." En tiempos de cambios en la industria, donde las redes sociales y la viralización parecen marcar el rumbo, Los Rancheros han mantenido su esencia. "Nunca nos subimos a modas pasajeras. Si vos cambiás según la tendencia, la gente deja de creer en vos. Nosotros hicimos siempre lo que sentimos, y por eso seguimos vigentes."
También recuerda cómo, en un momento de auge, les ofrecieron modificar su sonido para hacerlo más comercial y adaptable a otros mercados. "Nos propusieron meter trompetas, coros femeninos y acordeón para que pegara en México. Yo dije: 'Ni por todo el oro del mundo'. Así terminamos titulando ese disco." Con "En la radio" en camino, Los Rancheros siguen apostando por la creación de nueva música sin perder su identidad. "No componemos para seguir tendencias. Si una canción no me emociona, no la saco. Esa es nuestra regla".
El 4 de abril en La Trastienda, Los Rancheros no solo revivirán su historia, sino que seguirán escribiendo nuevas páginas en su legado. Porque en el escenario, la pasión sigue intacta.
Entrevista completa a Meno Fernández
¿Cómo viene esa gira por Latinoamérica, con show renovado?
- Bueno, la verdad que para nosotros, Rancheros es un milagro gaucho casi. Tenemos más de 35 años, 34 o 35 años de carrera y la verdad que nunca, nunca se detuvo. Notamos que estamos encima en un momento de auge, tal vez igual o tal vez más en la mejor época de Rancheros. Hoy es un revival muy fuerte de nuestra música en Latinoamérica y en nuestro país también, así que bueno, estamos contentos de haber seguido siempre la marcha y nunca haber detenido con producción nueva.
Estamos formando un álbum nuevo también que se llama En La Radio y en medio de la grabación ya terminamos seis canciones que las vamos a estrenar el 4 de abril en La Trastienda, así que imagínate, estamos full.
Alguna vez dijiste que el público porteño puede ser más distante que el del interior o el de otros países. ¿A qué creés que se debe esa diferencia en la forma de vivir la música?
- Tal vez, no sé si Buenos Aires es el mejor ejemplo del efecto ranchero porque en Buenos Aires, propiamente dicho, en Capital no tocamos mucho y hay mucha gente que a veces hasta se pregunta si Rancheros existe. Nosotros seguimos tocando permanentemente y gracias a Dios llenando estadios, teatros y rodando, digamos, de México para acá en todos lados. Mirá, yo lo tengo súper analizado y súper claro. Yo soy porteño pero siempre viví en Provincia, viví y soy de San Antonio de Palma y me crié, digamos, en el conurbano, por decirlo, ¿no? Y yo siento que la gente de Buenos Aires, en general, se acostumbró a tener demasiadas opciones de show.
Demasiadas partidas permanentemente nacionales e internacionales en donde todo pasa. Y siempre es muy exitista de lo que está de moda y de lo actual. Sin importar el género, si está de moda la cumbia, hay muchos cumbieros, si está de moda el trap, el heavy metal, somos heavy metal, música urbana, lo que sea. Y estamos tan acostumbrados a la oferta que existe en Buenos Aires que nada nos sorprende y muchas veces el público se siente tan artista y participe como el artista que está sobre el escenario.
En cambio en el interior, cuando ya te alejas, por ejemplo, 200 kilómetros de lo que sería el centro de la ciudad, la gente es como muy agradecida de que vos llegues a su ciudad, a su pueblo, que compartas con ellos, que camines por su calle o que vayas a cenar al restaurante donde ellos viven. Porque después te quedas haciendo una foto con los chicos o filmando autógrafos, un abrazo. Y ese agradecimiento y ese, como diciendo, gracias por venir, gracias por estar, gracias por haber llegado a nuestro pueblo, no tiene precio porque es real. En cambio el porteño es como más y bueno, uno más. Un show más. Salvo que sean los fan-fan, que por ahí te lo demuestro de otra manera, pero en general la gente del interior y de Latinoamérica en general es muy agradecida y muy respetuosa sobre los artistas.
Después de tantos años tocando en vivo, ¿siguen sintiendo esa adrenalina antes de salir al escenario? ¿Qué cambia con el tiempo?
- La verdad que no cambió nada. Yo siempre digo que el día que deje de sentir esa emoción, ese cosquilleo en la panza antes de subir a un escenario, es porque por ahí ya no tenés ganas de subir. Y yo cada vez tengo más ganas de estar arriba de un escenario. Cada vez siento más el deseo de estar llevando nuestra música. Y con la misma pregunta te respondo que muchas veces me lo preguntan también. ¿No te cansás de cantar Sin Solución, Mujer y todas esas canciones? Dentro de todo las conocen todos y no las podemos dejar de tocar porque son parte del repertorio por el cual la gente nos viene a ver.
Y yo siempre pienso que cada una de esas canciones a mí me dieron la posibilidad de estar hoy presente en ese lugar que estoy tocando. Y a su vez seguramente debe haber un 80 o 90% de la gente que me está viendo ahí que me está viendo por primera vez. Entonces yo le tengo que dar esa canción que canté mil veces del mismo modo, como si fuera la primera vez, porque yo siempre digo que si a mí no me emociona es imposible que emocione alguien al frente. Entonces yo cada vez que la canto siento que la canto por primera vez. Y siempre de respeto a ese punto. Así que no, para mí es un privilegio subirme al escenario y cantar lo que la gente quiere también.
"El Che y los Rolling Stones" y "Mujer" son himnos en toda América. ¿Qué significa para vos que esas canciones sean cantadas incluso en colegios?
- Para mí es un orgullo porque siempre digo esas canciones, que uno hace tímidamente en tu casa, sin pensar que lo que va a suceder después, que se proyecten de esa manera a través del tiempo y que se hayan hecho parte de la gente. A mí yo siempre cuento la anécdota que muchas veces cuando, no sé, voy a distintas provincias a cantar y camino por la plaza donde están los chiquitos, muchas veces con la guitarra ahí haciendo un recreo, o vendiendo, no sé, pulseritas o lo que sea. Siempre hay una guitarra y muchas veces me pasa que de pronto están tocando, no sé, "El Che y Los Rolling Stones" o la canción que sea.
Y yo me doy cuenta que los chicos no saben de quién es la canción. O sea, es de ellos. Es parte ya de ellos, se hizo parte de la carne de la gente. Como muchas canciones del rock argentino, como muchas canciones de Charlie, como muchas canciones de Spinetta, de Calamaro. Y que también tienen eso que a mí me gusta, que la gente ya perdió la capacidad o el importarle de quién es la canción, porque la hicieron propia. Y a mí eso me emociona. Yo muchas veces, yo caminando por la plaza y veo a un chico en un fogón tocando "El Che y Los Rolling Stones", y yo me acuerdo escucharlo, estar ahí, y ellos hasta ignoran que yo soy el que escribió la canción. Y eso es genial.
Se cumplen 30 años de "Ni por todo el oro del mundo". ¿En qué momento se dieron cuenta de que ese disco marcaba un antes y un después en su carrera?
- Con ese álbum fue el único con el que una compañía discográfica nos dio bola. Lo demás lo hizo la gente. Lo hizo la gente y nosotros. Fue un álbum que tuvo una edición prácticamente mundial, porque se editó en prácticamente todos los países de habla hispana, inclusive en Estados Unidos también. Y eso nos empezó a abrir muchas puertas y tuvimos un leve apoyo de la compañía que en ese momento era Sony Music, en donde "Mujer" y "El Che y los Rolling Stones" fueron como estandartes de ese álbum.
Y realmente cuando nosotros estábamos haciendo ese álbum, obviamente nunca tampoco pensábamos el efecto que iba a tener, pero fue muy explosivo, muy explosivo de gente que me llamaba, por ejemplo, che, estoy comiendo en algunos restaurantes en Miami y me acaban de poner sobre la mesa un CD de promoción de "El Che y los Rolling Stones" y Mujer, por ejemplo. Esas cosas que nunca nos habían sucedido. Pero bueno, sí, sin duda es un disco emblemático de Los Rancheros y tal vez el más importante por la repetición que tuvo a nivel, sobre todo latinoamericano. Por eso nosotros decidimos hacerle un homenaje este año que pasó.
¿Creés que mantenerse fiel al estilo de Los Rancheros sin seguir modas fue clave para que la banda siga vigente después de más de tres décadas?
- Yo creo que sí. La gente te acepta y te quiere, y te va a respaldar a través de lo que vos le estás dando. Y permanentemente vos vas mutando y te convertís en lo que está de moda. La gente no entiende lo que estás haciendo y empieza a pensar que lo que hiciste al principio no era real. Y creo que nosotros supimos entender eso y nunca nos contaminamos con otros movimientos porque nos dábamos cuenta que no era lo nuestro. O sea, yo puedo decir que me gusta o no me gusta algún estilo, pero no me pondría a hacer ese estilo porque estoy de moda. Porque la gente que te quiere por eso, sean cinco, diez, cincuenta mil o cien mil, no importa la cantidad, te quieren por eso, no te quieren por otra cosa. Y si vos permanentemente cambiás tu rumbo...
Y aparte, la honestidad hacia mí mismo, yo como compositor, no me pondría a componer algo que no sienta. Entonces si yo mañana te digo ¡che, voy a hacer trap porque está de moda! me sentiría muy mal porque no soy yo, primero, y segundo, la gente que me escucha va a decir ¡che, qué le puso Meno!
Antes, las discográficas iban a los bares a descubrir bandas. Hoy, sin seguidores en redes es difícil conseguir oportunidades. ¿Cómo ves este cambio en la industria?
- Creo que favorece mucho. De hecho, nuestra canción En la Radio justamente habla un poco de ese cambio tan brutal, pero a su vez inevitable. Hoy, si bien eso de que te vayan a ver en un bar tiene toda una mística hermosa de saber que elegían por la música y porque les gustaba, hoy cambió, hoy cualquier chico puede subir a la red su música que la está haciendo en su habitación y de pronto no necesita tener que una compañía discográfica te dé bola, la pueden subir y después corre la suerte de que si alguien lo escuche, le gusta o no le gusta pero digamos la puerta se abrió muchísimo también hay demasiada explosión de eso entonces a veces es difícil encontrar artistas nuevos porque todos los días se deben subir a las redes en el mundo tres millones de canciones nuevas.
Entonces es imposible también tener una visión de lo que está sucediendo. Pero creo que está bien el cambio, está bien, da muchas posibilidades.
Dijiste que hoy se busca más viralizar que hacer música con sentimiento. ¿Creés que en algún momento la balanza se va a equilibrar?
- Yo creo que sí. Yo creo que se perdió un poco el romanticismo hacia la música. Y la emoción, yo te vuelvo a repetir, cada vez que hablo de componer y cuando estoy componiendo a mí me tiene que emocionar la canción. Pero si estoy buscando la palabra de moda, o el look de moda, o algo para hacer una canción, seguramente va a ser algo que puede llegar a pegar. Yo no digo que no, pero no va a perdurar en el tiempo. Nunca va a ser Muchacha ojos de papel. O sea, van a ser canciones que en ese verano la gente las va a bailar y van a estar muy bien en la discoteca, y va a sonar en las radios, pero no se va a perpetuar en el tiempo, porque se hizo especialmente para un momento, para divertirse, la famosa canción del verano, ¿viste? Eso sí que me parece algo horrible, pero bueno.
En algún momento les ofrecieron modificar su sonido para entrar en el mercado tex-mex, pero se negaron. ¿Qué los llevó a tomar esa decisión y qué hubiera pasado si aceptaban?
- Sí, justamente en el periodo de Ni por todo el oro del mundo, que por eso se llama así el álbum, Por todo el oro del mundo, cuando nosotros habíamos pegado "Casualidad" , que fue un suceso, porque fue número uno en todo el país rápidamente, y se sostuvo más de un año y medio como número uno y cinco en todo el país, una compañía, bueno, la misma compañía Sony, para editarlo en México e incluso en Estados Unidos, nos ofrecieron la posibilidad de hacer un sonido más tex-mex.
Nos dijeron que estaría bueno ponerle un coro femenino, ponerle trompetas y acordeón para hacerlo más mexicano. Salimos de la reunión, iba caminando con Miguel (Gabbanelli), que era el violero y mi amigo, con el cual hacíamos toda la obra, y le le digo, "boludo, esto yo ni por todo el oro del mundo cambiaría". Y Miguel me dice, "buen título para el álbum, ni por todo el oro del mundo". El título justamente fue el ofrecimiento de un cambio de estilo.
"El Che y los Rolling Stones" habla de contrastes ideológicos y sociales en Argentina. ¿Qué tan vigente sentís que sigue su mensaje hoy en día?
- Yo creo que está vigente, yo creo que es una canción que no tiene fin, porque cuenta varias historias fenómenas. Yo hay veces que me pregunto, que no tengo muy claro lo que quise decir, pero sin duda tiene una penetración tremenda, porque en toda Latinoamérica la cantan... en los colegios, la canta en todos los bares y si vos te pones a analizar la letra, tiene varias secuencias, habla primero de la soledad, el hombre en su desesperación, el hombre buscando auxilio en una iglesia cuando la necesita está cerrado, y bueno, después también habla un poco de lo que fue la época de la represión por los gobiernos militares, tiene muchas cosas.
Hay veces que cuando la vuelvo a escuchar y pongo a analizar la letra, yo hasta a veces me pregunto, ¿qué quise decir con eso? Porque a la gente le gusta mucho esta letra y se identifica. Habla también de los desaparecidos, habla de los lobos, habla de una pareja que se encuentra por casualidad y a su vez eran totalmente que ver el uno con el otro, por eso hay una frase que dice, fuiste tan dulce, nena, pero a la vez perversa, siempre me hablabas de morir", porque se supone que la chica era subversiva, aparte cuando dice "suerte que te perdí", porque la mujer, esa chica que había conocido a la cual se había enamorado, lo estaba llevando hacia un precipicio que gracias a que se la pudo sacar de encima, le pudo seguir con una vida entre comillas normal. O sea, tiene cosas muy profundas la canción que a mí mismo a veces me sorprenden.
Dijiste que la fama puede ser una cárcel y que Messi, por ejemplo, está atrapado en su éxito. ¿Cómo manejaste vos la exposición y el reconocimiento del público?
- Con absoluta normalidad, con absoluta normalidad. Me cae muy mal el artista que en sus inicios golpea puertas y pide, por favor, que le pidan una foto o un autógrafo, pide por favor ir a una radio, aunque sea la radio pichinga, más chiquita de un pueblo, y después apenas tienen el éxito, se ponen guardaespaldas, no van a ninguna radio, no se sacan fotos, no firman autógrafos, no se juntan con la gente, y yo digo, la puta madre, morías para que eso suceda, y cuando sucede, lo esquivás.
Siento que yo trato de ser el mejor artista del mundo cuando me subo a un escenario. Yo cuando subo a un escenario, siento, o podría sentir que soy Paul McCartney o Michael Jackson o Freddie Mercury, pero lo siento porque si no, no puedo subirme a un escenario. Tengo que sentirme el mejor. Pero cuando me bajo del escenario, soy el mismo pibe que está en la esquina vendiendo panchos, soy el mismo pibe que me vino a ver, soy el mismo pibe que trabaja en una radio. Yo creo que el tipo que no se sabe sacar el poncho de artista cuando se baja del escenario, sufre toda la vida, porque sufre un encierro irreal, y el día que dejas de ser famoso, porque en algún momento dejas de ser famoso, vas a decir, puta madre, pensar que a mí me venía a pedir un autógrafo y no se lo firmaba porque preferí irme al hotel. Entonces yo creo que lo más importante que tiene que tener un artista es nunca perder la humildad y nunca perder el saber de dónde venís y lo que luchaste para llegar a ese lugar.