Luisana Lopilato y Michael Bublé comenzaron en el año 2014 con la construcción de la "casa de sus sueños". Por entonces, llevaban ya cuatro años de casados, Noah acababa de cumplir uno y ya estaban buscando a Elías. Convencidos de que la escolarización de sus hijos sería en Canadá, emprendieron el desafío de diseñar una mansión para instalarse en familia. El lugar elegido fue la discreta y pequeña ciudad de Burnaby, la misma en la que nació y vivió su infancia el cantante. Ubicada a sólo 20 minutos de Vancouver, los Bublé finalmente se mudaron en octubre de 2018. Por qué demoró tanto la construcción y el millonario capricho de Michael que se convirtió en un auténtico dolor de cabeza crónico para la pareja.
Hoy en día, la mansión de Luisana y Michael es la casa más cara de la ciudad. La propiedad tendrá siete dormitorios, quince baños y hasta una pista de hielo construida en el sótano para que el cantante sus hijos mayores, Noah y Elías, puedan disfrutar de uno de sus deportes preferidos. ¿Para Luisana? Una cancha profesional de tenis, deporte del que se confesó “fanática”. El pedido de la actriz se concretó en cuestión de semanas, pero la pista de hockey fue una verdadera odisea.
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"¿Pudieron resolver el problema de la pista? Michael estaba loco con el constructor porque no lograban mantenerla fría", reveló Susana Giménez en su última entrevista a Luisana. En efecto, la pista fue la última parte de la mansión en construirse y, aunque la usan mucho, el costo de mantenerla es elevadísimo. Estamos hablando de miles de dólares de manutención mensuales, un lujo que la pareja se puede dar, pero que sin lugar a dudas no está al alcance del bolsillo de casi ninguno de sus vecinos.
La construcción causó revuelo y polémica en Canadá. En efecto, violaron la primera restricción de la ciudad, que no permite la unificación de terrenos que superen los 8.000 metros cuadrados. ¿Cuántos metros cuadrados tienen ellos? 9.303,71. Con una fortuna valuada por Forbes en 150 millones de dólares, los costos de la construcción no son un problema para Bublé. Lejos de las modestas construcciones de clase media que lindan con la suya, el canadiense quiere una mansión a todo trapo.
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“Aunque no lo crean, estoy construyendo una pista de hockey profesional en el sótano de mi nueva casa”, reveló el cantante en una entrevista televisiva. “Soy fanático de los deportes. Y quiero que mis hijos puedan divertirse. Voy a invitar a los jugadores locales”, bromeó, pese a que, aunque pocos lo saben, es dueño del equipo de la ciudad, los Burnaby Angels.
La pista tendrá 720 metros cuadrados, la mitad del tamaño reglamentado por la liga NHL, y está ubicada en uno de los dos sótanos de la mansión. Según los planos e informes presentados, la propiedad tendrá sólo un piso, aunque se sumarán dos niveles subterráneos. Y acá, una vez más, la pareja violó el código de construcción: la cantidad de metros cuadrados cubiertos casi duplica a la permitida.
“Noah es fanático del fútbol y del hockey. Todas las mañanas le preparo un jugo de vegetales y, para que lo tome, le digo que es lo que toman los jugadores de hockey. Michael también es fana, es enfermo de los Vancouver Canucks”, reconoció tiempo atrás Luisana.
La actriz argentina también se dio un gustito a la hora de planificar su “nidito de amor”. ¿Qué pidió? Tiene su propia cancha de tenis y, para sobrellevar las bajas temperaturas del país del norte, construyó una pileta climatizada en los 557 metros cuadrados del jardín. El exterior se completa con una “casa de servicio” de 55.74 metros cuadrados.
El polémico muro que indignó a los vecinos
Aunque todas las propiedades del barrio mantienen un tipo de construcción de frentes abiertos y jardines amplios, Bublé y Lopilato se negaron a mostrar su intimidad. Por tal motivo, la pareja le ordenó al arquitecto a cargo del proyecto, el canadiense Michael Green, la construcción de un muro de dos metros y medio, similar al de la mansión de Sandro en Banfield (para conocerla por dentro, hacé click acá).
“La pared es necesaria por motivos de seguridad, pero será suavizada con setos a lo largo de su cara exterior”, fue la justificación que dio el arquitecto en el informe presentado ante la alcaldía de la ciudad. ¿El problema? El código de la ciudad sólo permite paredones de un metro de altura. “¿El doble del permitido? Es indignante, definitivamente no me gusta nada”, se quejó en su momento Boris Prykhopko, uno de los vecinos de la pareja.
Otra vecina, que evitó identificarse, escribió una dura nota de opinión en el diario local, Burnaby Now. “La construcción ya desentona tanto con el barrio que es difícil creer que la ciudad lo haya permitido. Ni hablar del búnker de hormigón que están armando para rodearlo”, se quejó.
La polémica se desató el nueve julio del año pasado, cuando el concejo de la ciudad se reunió con los representantes de los vecinos para discutir, entre otros temas, la mansión de Bublé. Y, aunque los pedidos fueron aprobados porque se alegó una problemática especial de “seguridad” y “privacidad”, el voto no fue unánime y dividió a los ciudadanos. Incluso la presidenta del comité, Charlene Richter, se manifestó en contra.
Pese a que el representante del canadiense desestimó la polémica y aseguró que jamás recibieron ninguna queja, el propio cantante salió al cruce y negó haber recibido un trato preferencial por su fama o los millonarios aportes que año a año hace al hospital local y al centro de autismo de la ciudad. “Se manejó de la misma manera que cualquier otra aplicación”, sentenció.
Estilo minimalista: terminaciones en madera y vidrio
Lopilato y Bublé decidieron contratar a Michael Green, uno de los arquitectos canadienses del momento, para que lleve adelante la mega construcción. Su estudio fue el encargado, entre otras cosas, de remodelar la Universidad de Oregon, la casa Ronald McDonald, el aeropuerto Prince George y la construcción de la galería de arte de Vancouver.
Tal es su fama en el país del norte, que incluso fue invitado al prestigioso ciclo de charlas motivacionales TED. “Construyo en todas partes del mundo, con distintos materiales y tamaños. Pero la madera es el material que más amo, porque la gente reacciona distinto. Permite que la naturaleza ingrese al edificio y nos permite conectarnos con ella”, explicó.
La casa de los Bublé tiene, además, un revestimiento externo con piedra y muchos ventanales.