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Luli Salazar, íntima: maternidad, depresión y una lapidaria descripción de Redrado

Reveló todos los detalles de la llegada de su primera hija en una revista. El fin de su relación con el economista.

12 Julio de 2017 05:28
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Luciana Salazar volvió a ser noticia. Después de un tiempo de silencio y ostracismo en Estados Unidos, la rubia regresó hace unos meses al país y se preparó para la detonación de la bomba del año: se convertirá en madre en diciembre a través de un vientre de alquiler. Y, además, se separó de Martín Redrado.

Luciana tiene 36 años y ya había congelado sus óvulos.

“Entendí que la historia de amor más grande de mi vida debía terminar”. Con esas palabras la ex vedette no sólo confirmó a la revista Gente una nueva separación en la pareja, sino que reveló los angustiantes motivos que la llevaron a tomar la decisión: “Es demasiado conservador como para cargar con el hecho de tener una mujer que espera un hijo que no es suyo”.

La rubia reveló todos los detalles de su maternidad en la revista Gente.

La separación del economista

"Después de muchas charlas, una separación (a fines de 2014) y terapia de pareja, cuando volvimos a intentarlo (en septiembre de 2015), yo me planté y le dije: 'Martín, mi deseo de ser mamá es determinante para continuar, yo no voy a pedir ni llorar en soledad'. Lo entendió y se convirtió en un deseo de pareja, una linda ilusión compartida, y en julio de 2016 decidimos congelar mis óvulos".

El último San Valentín que pasaron juntos.

"La relación se desgastó demasiado y con él mi sueño era imposible. Además, Martín está muy nómade. Ya ni los tiempos nos hubiesen coincidido. Yo no concibo una pareja si no es ciento por ciento”.

"Nada me hubiese gustado más que llevar en mi propio vientre a la hija del hombre que amaba. Pero ante el panorama, el fin de la relación era inevitable”.

La pareja tuvo muchos idas y vueltas.

“Me imaginaba embarazada, sola y sufriendo por ese amor. ¿Y si a mi bebé le pasaba algo? Jamás me hubiese perdonado que tanta angustia le hiciera daño”.

Martín y yo tuvimos una conexión de otro mundo, que ojalá alguna vez pueda tener con otro hombre. Por eso, cuando todos hablan de 'enganche sexual' o que yo fui su 'juguetito fetiche', nos hace gracia. Lo nuestro fue superior a la química: más que simbiótico, fue espiritual”.

Luli no llevará en su vientre a su bebé.

“Fue una decisión muy pensada, charlada y durísima. Lloramos mucho. Ninguno de los dos se atrevía a dar el paso. Nuestras despedidas siempre fueron telefónicas, porque sabemos que cara a cara es imposible: de hecho, él retrasó su regreso al país”.

La reacción de Redrado ante la decisión de Luciana

"Martín también lo padeció, porque no estaba de acuerdo con el uso de un donante anónimo, pero sí muy enamorado. Yo debía apartarme por lo que generaría en su entorno privado y en el público”.

“Él es demasiado conservador como para cargar con el hecho de tener una mujer que espera un hijo que no es suyo. Intentamos sostener esos días con amor, para no decir: 'No nos vemos más'. Fue terrible para ambos”.

Esta sería Lía, la mujer que le alquiló el vientre a Luciana.

“Iba a comprar ropita para la beba llorando, y me decía a mí misma con bronca: '¡Basta, Luli! ¡Se supone que debés disfrutar este momento!'. Ya sabía que el fin estaba cerca. Tenía que separarme para ser una mamá feliz”.

“Finalmente decidí separarme y lloramos mucho. Yo le dije: 'No puedo más. Debo estar bien por mi beba, transitar lo que se viene con total alegría'. Y él: 'Luli, sos la mujer que más amé en la vida. Voy a extrañarte tanto...'”.

“Yo fui la única que logró explotar su costado sensible. Martín y yo nos despedimos por teléfono porque nunca pudimos despedirnos cara a cara. Jamás terminamos tan bien. Nos queremos. Por eso, el día de mañana no será raro que nos encuentren por ahí comiendo juntos”.

La relación con los hijos de Redrado

“Había que esperar que se solucionase una cuestión familiar con su hija, demasiado íntima, y muy influyente en nuestra paternidad. Martina es una adolescente hermosa en todo sentido. Pero como muchas mujeres, compite por su padre: 'Tenés que hacer esto por mí; si lo hacés por ella, entonces no me querés'. Siempre le expliqué que nuestros amores eran diferentes, pero no lo entendió”.

Martín y Tomás, los hijos de Redrado, nunca aceptaron la relación con Luciana.

“No hubiesen aceptado a un hermano. Una vez, en una charla, fueron claros: 'Luciana, todo bien con vos, pero necesitamos que sepas que no queremos que papá tenga otro hijo con nadie'”.

A diferencia de Luli, Granata sí tuvo un buen vínculo con los hijos del economista.

Martín es un padre demasiado culposo. Se sentía tironeado. De repente les deslizaba: 'De última, es decisión mía'. Aunque no podía destrabar esa situación particular, de la que no me corresponde hablar”.

Los chicos piensan que Luli fue la causante de la separación de sus padres.

“Un día, Tomás descubrió un mail acerca de los óvulos. Llamó a Martín preocupado, creyendo que les habíamos mentido. Eso generó tensión, inseguridades y me impulsó a dar el paso siguiente”.

El tratamiento y la elección del donante

“Uno de los tantos exámenes a los que me sometí para la congelación de óvulos reveló que tendría trombofilia. Lloré tanto que debí pedir ayuda a una psicóloga para transitar la decisión".

Luli tiene trombofilia y por eso decidió alquilar un vientre.

"Una elige pensando si el hombre en cuestión es alguien con quien podría estar. Mi donante es un estudiante de 26 años, que juega al fútbol americano -por lo que vi-, y con una familia que me hizo acordar mucho a la mía. Eso me gustó. Todos tienen ojos rasgados, como yo: ¡Mi hija será muy chinita! Pero lo que más me sedujo fue su sonrisa: enseguida la proyecté en la carita de Matilda”.

El donante es un joven de 26 años que juega al fútbol americano.

"(Lía, la madre subrogante) Me contó que dos personas podían presenciar el parto y me preguntó si podían ser su marido y su hija. Me tocó el alma lo que me dijo. Esa nenita, que sabe que su mamá está haciendo algo tan lindo, a mi beba la llama hermanita. ¿Cómo podría quitarles ese momento? Mi hija ya tiene una hermana del corazón para siempre".

Su rol como madre de Matilda

"Me inquieta saber que seré yo sola para asegurar que Matilda tenga lo que necesite. Después de tantos años relegando mi carrera, necesito volver a trabajar. Tengo un proyecto de cine entre manos y programo la mudanza, porque mi casa tiene tres ambientes, uno convertido en vestidor. Quiero alquilar algún barrio cerrado para estar más contenidas".

Luli de chiquita: "Mi hija va a tener los ojos achinados".

“Seré una madre que deberá controlar obsesiones, como la impecabilidad. Sé que mi agenda será funcional a ella, porque quiero llevarla conmigo a donde sea: en mis brazos en en los de una niñera que me ayude, pero al lado”.

“Y aunque sé que me costará horrores, voy a bancarme su llanto cuando la rete, sin flaquear con los límites. Ahí demostrás qué tan buena madre sos. Cuando mi hija conozca esta historia de amor, mi lucha y el dolor que atravesé, sabrá que fue la más deseada”.