09 Junio de 2020 12:34
El caso de Madeleine McCann sigue abierto. Trece años después de que la nena inglesa de por entonces cuatro años desapareciera en un complejo turístico de Portugal, investigadores británicos investigan ahora a un ciudadano alemán que solía vivir en la localidad portuguesa al momento de la desaparición y que está ahora detenido en su país local por secuestro y abuso de menores. Una llamada de media hora realizada el 3 de mayo del 2007 lo ubica en la ciudad, así como la declaración de un testigo que aseguró haber visto a Maddie subirse a la camioneta del hombre semanas después de su desaparición. La "pista del papelito" que durante años nadie siguió.
Las autoridades inglesas confirmaron la semana pasada que el pedófilo alemán Christian Brueckner es considerado como un sospechoso clave en el caso. De acuerdo al expediente, el hombre de 43 años vivía en la localidad portuguesa de Praia da Luz al momento de la desaparición en una motorhome Volkswagen T3 Westerfalia, la misma que fue reportada el 28 de mayo del 2007 por un testigo que declaró haber visto a una pequeña con llamativo parecido a Maddie abandonar el restaurante Tunnels de Alcossebre -ubicado a mil kilómetros del hotel en el que fue vista por última vez- y subirse a la camioneta modelo alemán junto a un adulto.
El detective de Policía de Leicestershire, John Hughes, emitió en su momento una alerta internacional de Interpol e instó a la Policía española a verificar las cámaras de seguridad, pero la investigación no avanzó. La pista hoy resulta clave y complica la situación de Brueckner, quien se negó a declarar y colaborar con el caso.
La pregunta que los investigadores se hacen ahora es cómo pudo haber hecho el pedófilo para saber que Maddie estaba durmiendo sola junto a sus hermanos mellizos en la habitación del departamento que los McCann habían alquilado, ubicado a pocos metros de un club de verano del que eran socios. Y ahí es en donde la "pista del papelito", en la que tanto énfasis hizo en su momento la mamá de la pequeña desaparecida, cobra una vez más relevancia.
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Los McCann habían viajado junto a sus tres hijos y un grupo de amigos a Praia da Luz. Todas las noches, después de acostar a los pequeños en sus respectivos departamentos, los padres cenaban en el restó Tapas, ubicado a pocos metros de donde dormían los menores. Habían acordado con la recepcionista del club de verano la reserva de la misma mesa para todas las noches de su estadía, algo que infringía las normas del lugar, pero que se aceptó teniendo en cuenta que de eso dependía que pudieran controlar cómo estaban los pequeños.
"Para mi horror, vi que, sin duda con toda su inocencia y para explicar por qué estaba infringiendo las normas, la recepcionista había escrito el motivo de nuestra solicitud en un papel. Queríamos comer cerca de nuestros departamentos cuando salíamos porque nuestros hijos pequeños estaban solos ahí y los vigilábamos intermitentemente", recordó años después la mamá de Maddie.
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En efecto, los investigadores constataron que la información de que los chicos se encontraban sin vigilancia permanente estaba pegada en la recepción del lugar y a la vista de todo el personal que trabajaba en el complejo. De acuerdo al diario local Correiro da Manha, la pista que siguen ahora las autoridades es que Brueckner accedió a la información que le permitió secuestrar a la pequeña y escapar del lugar.
¿Cómo accedió al dato? La Policía confirmó que uno de los empleados del Ocean Club tenía registrado en su teléfono el número del sospechoso e investigan si fue él quien le pasó el dato de que los pequeños se encontraban sin supervisión de los adultos durante las noches. Lo que intentan determinar es si su participación fue accidental o activa.
