A Malena Guinzburg la mueve el disfrute. Y como si eso no bastara para sacarle una sonrisa -encabeza en teatro por partida doble- además le va muy bien. Todos los jueves de abril (“y seguramente más”) la comediante revive, con una mirada de ironía y ternura, algunas páginas de su pasado. Guardado entre agendas y recuerdos selectivos de la niñez, el antiguo diario íntimo de la actriz es el alma mater de su primer unipersonal en el Paseo La Plaza.
“Estoy muy contenta con el show que hice entonces tengo ganas de mostrarlo. Tengo ganas de ir por el mundo, ver qué pasa en España con los diarios íntimos. Es un espectáculo que tengo ganas de pasearlo mucho”, se entusiasma quien además integra el dream team de Las Chicas de la Culpa, fenómeno teatral (que viene de girar por Estados Unidos) con cita los viernes en el Metropolitan Sura.
“Lo disfruto mucho, son dos cosas distintas y me encanta. Para mí todo el tiempo hay una cosa de seguir pensando y puliendo, porque sino te aburrís. No es que lo haces en automático, todo el tiempo hay una búsqueda”, aclara Malena.
-Has hecho Stand up y sus una abanderada del humor. ¿Había un camino allanado con el unipersonal o siempre es difícil mostrarse vulnerable?
-Creo que cuando empecé no lo podría haber hecho. Por una cuestión de experiencia mía o inseguridades. No sé si un camino allanado. Yo siento que sí me llega en un momento de bastante madurez laboral y por algo lo estoy haciendo ahora y no antes. Tardé un montón en animarme.
-¿Ya estaba en tu radar?
-La idea la vengo charlando en terapia hace bastante. Pero no tenía claro qué contar y fue una búsqueda. El diario íntimo, que hace alusión al título, lo tenía en un cuartito donde guardo muchas boludeces y sabía que estaba, pero no lo leía hacía 10 años por lo menos y me sorprendió gratamente por lo gracioso. No podía creer las cosas que escribía.
-¿El desamor siempre fue el gran tema en tu vida?
-Sí, es un tópico que está re presente lamentablemente. Por suerte ahora no. Pero toda mi adolescencia estuvo más que nada signada por el desamor que por el amor. Lo sufría mucho. Recontra melodramática. No le ponía voluntad, no es que igual salía y me divertía. Yo era puro drama. En el momento lo re padecí.
-¿Lo exteriorizabas en tu casa o se cerraba con tus páginas?
-Amigas de esa época sí, tenía mis confidentes. Pero en mi casa no sé cuánto de verdad sabían de lo que me pasaba. Más de lo que yo creo que suponía.
-¿Te costó mucho romper con esos paradigmas del amor, de que para amar hay que sufrir?
-Sí, me llevó un montón de tiempo, pero no conscientemente. Me parece que lo pude llevar a la práctica te diría hace poco. Darme cuenta de: che, pará, de verdad no hay que sufrir. Pasa que es dificilísimo encontrar la persona y darse cuenta uno de un montón de cosas.
-¿Estar en pareja hoy te ayudó a entenderlo?
-Sí, con él me doy cuenta que no hacía falta sufrir o la histeria, que puede ser todo más simple. Lo que hace que hoy esté re bien en pareja. No me genera ansiedad. Yo en general siempre estuve en relaciones que había algo que me generaba ansiedad, una cosa medio fea. Y es más fácil. No quiero dar cátedra tampoco, porque me costó un montón de años encontrar a esta persona con la que puedo estar así. Pero no fue solo encontrarlo a él, fue encontrarme a mí en otro lado.
-¿Años y divanes?
-¡Un montón! Les pagué muchas casas de fines de semana a terapeutas. (Risas) Ahora lo hago cada 15 días y me parece que es buen número. Siento que una vez por semana ya no sé de qué charlar.
-Con tu pareja no caíste en el famoso: inundar las redes con fotos de las vacaciones o subir historias sacando al perro juntos. ¿Hay una decisión consciente detrás de no exponerlo?
-Él por un lado no usa mucho redes sociales y sale naturalmente. Yo creo que cuanto más feliz soy, menos subo a las redes. No me parece tan necesario.
-¿Ayuda a no contaminarse?
-Hay algo de no estar esperando el like. Y no quiere decir que no suba nada y a veces gracias al canje uno puede ir a lugares y tenes que subir cosas, pero no se da. O muy poquito.
-¿Fue a verte algún ex al teatro? ¿Tuviste visitas incómodas?
-Que yo sepa no. Va, sí... hay un ex que sí pero con el que quedé re buena onda. Pero visita incómoda no que me haya enterado, por suerte y gracias a dios.
-Dijiste que revolver tus antiguos diarios íntimos fue una manera de reconciliarte con tu infancia. ¿Había algo roto o no tan resuelto en esa etapa?
-Yo creo que este sufrimiento o melodrama me acompañó mucho tiempo y en algún punto sigo siendo esa. De grande también me pasó algunas veces, a mí me carga Connie Ballarini y me dice: “hubo una época en la que no sabía de cuál me hablabas que estabas sufriendo”.
-¿Cuándo empezás a reírte de vos misma?
-Siempre un poco me reí de mí. Así como era re depre también me reía. Pero el hacer stand up me ayudó mucho. Antes me reía de una manera un poquito más agresiva, ahora lo hago con más amor.
-Pienso en la gira de Las chicas de la culpa en EEUU y lo asocio a un viaje de egresados. ¿Fue un poco así?
-Por suerte para mí fue mejor que un viaje de egresados. Porque en el viaje de egresados tampoco la pasé muy bien (Se ríe). Nosotras somos amigas que estamos laburando juntas y hay algo de felicidad pura en eso. También “Correo No deseado” que hicimos con Connie y nunca imaginamos que iba a ser tan grande porque nos escucharon de todo el mundo y ya estamos pensando en lo nuevo. Hay una cosa linda de “es tuyo” lo que estás haciendo y por suerte no dependíamos de eso para poder vivir.
-¿No te mueve tanto la plata?
-No, a mí no. Creo que porque por suerte me va bien y no tengo que correr atrás de la plata. Igual vivo en Argentina. Me va bien y un día te aumenta todo y decís: che, sale 500 mangos la palta, hoy no.
-¿La sabes cuidar, dosificar?
-Sí, soy bastante cuidadosa y también la disfruto. Me parece que tampoco tiene mucho sentido porque decís: ¿cuánto voy a ahorrar? Pero he dicho que no a laburos que otros por guita hubiesen dicho que sí.
-Ya pasaste por MasterChef Celebrity. ¿Repetirías reality?
-No iría a un Gran Hermano ni a un Hotel de los famosos, no me encerraría en ningún lado. O me encerraría un par de días, pero con Las chicas de la culpa y nos cagaríamos de risa.