“Me voy a mandar una cagada, recordame con una sonrisa”. Esas fueron las palabras con las que Fabián Rodríguez le anticipó a su mujer, Nazarena Vélez, la trágica decisión que tomó el lunes 24 de marzo por la noche, cuando se ahorcó en las oficinas de la productora Jaz. Se habían peleado días antes por un faltante de dinero y la vedette decidió viajar sola a Miami. Estaban en crisis.
"Cuando entré a verlo a la morgue lo abracé, lo besé. Le toqué el cuello donde tenía lastimado y lo puteé también
Se habían casado en 2012, luego de tres años de noviazgo.
La rubia no podía creer lo que leía, pero, según sus propias palabras, nunca creyó que el padre de su hijo de por entonces tres años iba a cumplir con su fatídica promesa. A más de siete mil kilómetros de distancia y acompañada por su hermana, Nazarena se preparaba para regresar a Buenos Aires cuando recibió el llamado de su hija.
Horas antes, un empleado de la productora se había comunicado con Barbie para comentarle que no podía ingresar a las oficinas de la productora. La puerta estaba trabada. “Le dije que tenía otras cosas que hacer y que no podía ir”, reveló la actriz en su momento. “Pero hablé con mi mamá, la noté alterada y me dijo que Fabián estaba adentro. Así que salí corriendo”, sumó.
La carta con la que Fabián Rodríguez se despidió de Nazarena
"Sé que te va a sorprender recibir este mensaje y te pido que lo guardes de por vida. Me voy a mandar una cagada. Me voy con mi papá. Sé que es una decisión cobarde y no me odies por eso. Por favor, quiero que me recuerdes con una sonrisa.
Tengo una enfermedad terminal en mi cabeza que es la que me lleva a tomar esta decisión. No me culpes, no me odies, te juro que no tengo cura. Sólo adelanté el tiempo. ¡Te amo tanto, pero tanto! Sé que al principio va a ser duro, pero vos sos una mujer fuerte y lo vas a poder superar. No me odies, recordame con una sonrisa. Yo, de donde esté, te voy a estar cuidando.
Siento que te fallé, a Titi, a mis hijos amados, al hermoso ser que es Barby con su ternura sin igual y a Gonzalito. ¡Cuidalos! Sos fuerte, vos podés. Cuando prendí la compu para escribir esto y vi la foto de nuestro casamiento, me acordé de lo que te dije ese día, que me iba a morir al lado tuyo y así fue. Sé que hoy te va a costar entenderlo por la forma y por la mentira.
Con respecto a Jaz, está un poco desfinanciada. No traigas a nadie de afuera. Seguí con Jaz a full. Tenés todo para ganar. Sos la mejor productora del mundo. No bajes los brazos. Sé que esto te va a golpear mucho, pero seguí adelante.
Con relación a mis hijos, cuidalos. A Titi lo dejo afuera de esto. Quiero que sepas que me fui amándote con toda mi alma. Te llevo en mis entrañas. Me voy con una familia como siempre. Lo soñé. Por favor, no te culpes de nada. Esto no tenía solución, era así. Estaba previsto que sucediera.
Otro tema duro, pero sos la única que lo puede decidir: quiero que me pongan con mi papá. Preguntale a mis hermanas dónde está. Creo que es Jardín de Paz. Por favor, dejale a Titi alguna foto mía en la casa. Quiero que me recuerde, por lo menos que tenga la imagen del padre.
Te quiero agradecer todos los momentos que vivimos. Fui muy feliz al lado tuyo y me llevo eso. Te amé, te amo y te amaré por siempre. No creo que dos personas hayan sido más felices de lo que hemos sido nosotros... Recordame con una sonrisa. Te voy a cuidar mucho, te lo puedo asegurar. Voy a ser tu ángel de la guarda, no puedo más. Perdón. Recordame con una sonrisa".
Fue Barbie quien encontró el cuerpo del empresario, que se había colgado del balcón. “No sabía si decirle o no a mi mamá del suicidio de Fabián. Al final se lo conté, justo antes de que salga el avión”, reconoció años después la joven que, por entonces, tenía sólo 19 años.
Desolación: Nazarena junto a la tumba de su marido.
“Sentí que me moría cuando me lo contaron”, recordó Nazarena. Estaba a punto de embarcar y la aguardaban todavía más para llegar a Buenos Aires. “No paraba de llorar y de temblar. Se preguntaba todo el tiempo por qué”, reveló a BigBang una joven que compartió de casualidad el vuelo.
El viaje se hizo interminable, pero finalmente Nazarena aterrizó en Ezeiza. La esperaba uno de sus abogados, Rafael Cuneo Libarona, y su hija. Partieron de inmediato rumbo a la comisaría 23 de Palermo para realizar los primeros trámites. El peor, llegaría dos horas después: reconocer el cuerpo de su marido en la morgue.
La actriz recibió el consuelo de su hijo Gonzalito durante el entierro de Rodríguez.
“Lo perdoné desde el momento en el que bajé del avión y fui a la morgue. Entré a verlo. Lo abracé, lo besé. Le toqué el cuello donde tenía lastimado y lo puteé también. Pero lo perdoné. Lo amo. Voy al cementerio y lo cago a puteadas. Me arrodillo, me acuesto arriba de la lápida y lo beso”, recordó.