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Mano a mano con los argentinos nominados a los Tony: ¿cuánto cuesta una obra en Broadway?

Se trata de Valentina Berger y Ricardo Hornos, los cuales fueron nominados en dos ternas.

por Alejo Paredes

05 Junio de 2022 08:00
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Si de teatro musical hablamos, Broadway es la mayor referencia en el mundo, siendo considerado el distrito teatral más importante del globo terráqueo: sus 40 salas ubicadas a lo largo de esa zona en Manhattan generaban, anualmente, antes de la pandemia de coronavirus, más de mil millones de dólares con la venta de entradas a más de 10 millones de espectadores. La tradición se remonta a principios del siglo XIX y está directamente relacionada con el diseño urbano de Nueva York. Actualmente, el barrio de los teatros va de la 40th St. a la 53rd St. y es parte del corazón de Manhattan. Además de ser una de las primeras zonas que suelen visitar los turistas.

Pero en medio de ese mar de colores y luces de neón que mantienen viva la fama de Broadway como hogar de los mejores espectáculos musicales del mundo, el próximo 12 de Junio se llevará a cabo la 75° edición anual de los premios Tony, el galardón más importante de Times Square, en el legendario Radio City Hall de la ciudad de Nueva York. Allí estarán presentes los grandes productores y directores de teatro de Estados Unidos.

Pero la selecta convocatoria tendrá presentes entre sus filas a dos argentinos, los cuales se vestirán de gala y representarán al país. Se trata de Valentina Berger, la fundadora de Go Broadway, y Ricardo Hornos, quien ya tiene en su haber tres premios Tony, los cuales fueron nominados en dos ternas: “The Minutes” escrita por Tracy Letts, a "Mejor Obra"  y "Company" nominada a "Mejor reposición de un musical".

 

Desde Nueva York, ambos hablaron con BigBang de todo: el oligopolio de Broadway, cuánto cuesta hacer una obra de texto y una musical en el distrito teatral más importante de Estados Unidos, y los efectos de la pandemia que aún azotan las coloridas calles de la Gran Manzana. Por ejemplo, desarrollar una obra nueva y hacer una lectura de mesa cuesta aproximadamente 150 mil dólares y eso, claro está, no garantiza que la obra finalmente vea la luz. 

El próximo paso, generalmente es hacer un workshop (ya con coreografías) que tiene un costo de 300 o 400 mil dólares. Según le explicaron a este sitio, antes de la pandemia una obra de texto pequeña solía requerir una inversión de 3 millones de dólares: "Hoy en día es casi imposible que bajen de 4 o 5 millones de dólares y los musicales por menos de 12, es muy difícil pensarlos. Ahora si te vas a cosas como el disparate de King Kong, que tenía un gorila animatronic y demás, estás hablando de varias decenas de millones".

La nota completa a Valentina Berger y Ricardo Hornos

¿Cuáles son las sensaciones de cara a la ceremonia del 12 de junio? ¿Se sienten favoritos?

Ricardo: Personalmente no, hay una de las obras que está nominada que tiene un 50% de chances de ganar por lo que significa, porque sería un premio póstumo a su creador, ¿no? A Stephen Sondheim que lamentablemente nos abandonó el año pasado, así que esa, creo que con un tema emocional, tiene tiene chances de ser considerada.

¿Por qué creen que que fueron nominadas sus obras?

Ricardo: Company es una obra de las icónicas de Sondheim, aparte viene esto de una producción que viene de Londres, donde también fui co-productor y ganó el Premio Laurence Olivier, en el West End en el 2019 antes de que se cerrará todo. Tiene un compositor icónico, una obra que se hizo en los 70´ y que, después el revival de Raúl Esparza, también fue bastante bien considerado. O sea que es una obra clásica-moderno que tiene una gran gran directora como Marian Elliot dándole una versión nueva, es la primera vez que se hace. Tardaron 2 años en convencerlo a Sondheim para que aceptara y le cambiaron el género al protagonista. Era Bobby y ahora es Bobie que es una mujer. Entonces toda la obra cobra otra relevancia porque se trata de examinar la vida al llegar al cumpleaños número 35.

Entonces creo que es una obra que de por sí merece su lugar y el revival viene en un momento justo para llegar a dónde está. The Minutes tiene otras características, es una obra que en el momento en el que fue concebida estábamos en plena crisis de lo que era tener un presidente como como Donald Trump, payaso de esa naturaleza, y creo que Tracy Letts, que venía de un exitazo, dos obras antes con Agosto, encontró la manera de hacer catarsis con esta obra que sucede en una asamblea, un pequeño consejo deliberante de un pueblo suburbano. Antes de que cerrara todo por la pandemia tenía mucho sentido, estamos en la previa de las elecciones y lamentablemente sigue teniendo sentido por lo que está sucediendo en Estados Unidos a nivel político. Entonces son dos cosas muy diferentes, una es más el sentido sociológico que tiene y la otra el sentido político que puede llegar a tener. 

Tienen proyectos juntos en Argentina y están desarrollando otros en Estados Unidos, ¿cómo se conocieron?

Valentina: Nos conocimos en 2012 o 13 cuando yo trabajaba para una empresa de publicidad y marketing para obras de Broadway y uno de nuestros clientes era una de las obras que producía Ricardo. Nos cruzábamos en algunas reuniones y éramos, creo, los únicos argentinos así en el medio. Seguimos en contacto con los años y nos volvimos a encontrar en un consulado argentino, en un evento de teatro que hubo y fue ahí donde Ricardo me propuso sumarme a estos proyectos.

¿Cuál es la parte más difícil de producir en Broadway?

Valentina: Conseguir un teatro. Es de las cosas más difíciles y es lo primero que se me viene a la cabeza. Hay solo 40 teatros en Broadway y hay una lista de espera bastante importante para los teatros y mucho pasa por relaciones y demás. Hay obras que bueno, obviamente están hace muchos años. Yo creo que eso y después que el contenido esté bueno, porque hay tanto contenido que tiene que ser relevante. Yo escuché el otro día que están reservando teatros para 2025.

Ricardo: Broadway es oligopolio (cuando un mercado está dominado por un número muy reducido de personas). Hay tres compañías, las tres familiares, que manejan la mayoría de los teatros que no son públicos y sin fines de lucro. Hay que considerar que si bien esos teatros son 40, en realidad disponibles hay 25 como mucho porque hay varios teatros que tienen obras que hace más de una década que están y no van a estar nunca disponibles. De esos 25 que te quedan, hay algunos que son demasiado chicos para musicales, que solo sirven para obras de texto, y hay algunos que nadie quiere y terminás teniéndolo si te obligan o no. Si viene algo súbitamente a pesar de que hay una lista de espera ,si aparece una obra que todo el mundo quiere o la próxima vez que esté Hugh Jackman, mágicamente aparece un teatro. Hay huecos para cosas acotadas, pero te puedo asegurar que si alguien tiene un musical con Hugh Jackman va a aparecer un teatro. Es un embudo  y depende mucho... hay un momento crucial cuando hacés el desarrollo de las obra en el cual invitás a los tres dueños de teatros y a sus representantes. Y es el momento clave , parece antiguo, del siglo XVIII, que viene un tipo, se sienta ahí, parece Ratatouille, y si le gusta o no le gusta no pasa más por ahí o la conexión que tengas. Hay también estrategias ahí, ciertos productores van a conseguir teatro y otros no tanto. 

¿Hay diferencias con respecto a productor en la Argentina?

Ricardo: Las diferencias son múltiples, en Argentina salvo por Toc Toc no hay obras que duren 10 año en general. Entonces hay bastante más teatros disponibles para cada temporada, que duran en general menos.

Valentina: Los presupuestos son bastante mayores en Estados Unidos y la presión es mayor a veces. El presupuesto más grandes permite, a su vez, equipos de trabajo mucho más grandes. Los procesos y la esencia son lo mismo, uno produce y yo trato con el mismo respeto una obra en Corrientes, una obra en el Off y una obra en Broadway, pero sí al tener un presupuesto más elevado hay más presión. En Argentina las obras suelen ser más cortas y las obras en Broadway duran 2.40 o hasta 3 horas. En cartelera y depende, hay obras que no llegan ni a estrenar porque tienen una mala crítica y al día siguiente las bajan y hay obras que duran 25 años. En promedio duran entre tres a cinco años.

Ricardo: El problema con esto es que tenés esas obras como el Fantasma, que lleva más de 30 años en cartel, o como Chicago y demás, que te tiran el promedio y te dan cinco años, pero tenés todas las otras que duraron tres días de repente. Entonces el promedio no es un buen indicador de eso. A nosotros nos da mucho placer producir en Buenos Aires porque hay una mayor interacción entre las distintas partes, como la artística y la producción. Acá todo es un poco más estratificado, las relaciones son más de las distintas partes que son necesarias para producir una obra y es menor fluida la interacción. La proporción de musicales y obras de texto entre Buenos Aires y Nueva York es inversa, acá priman los musicales, las obras de texto son menos y duran menos y en Buenos Aires los musicales son bastante escasos porque es muy difícil producir un musical. 

¿Cuánto cuesta hacer una obra como The Minutes o Company?

Ricardo: Entre la inflación y lo que han subido los costos, antes era posible montar una obra de texto en Broadway por tres millones de dólares, pero hoy en día es casi imposible que bajen de 4 o 5 millones de dólares y los musicales por menos de 12 es muy difícil pensarlos. Ahora si te vas a cosas como el disparate de King Kong, que tenía un gorila animatronic y demás, estás hablando de varias decenas de millones.

Valentina: Primero está la etapa de desarrollo, se escribe y reescribe el material. Nada llega directamente a Broadway, a veces se tiene barias producciones  donde se prueba el material, desde juntarse en una sala y leer el guion frente a invasores y fijarse si está buena o no. Hay obras que terminan en esa etapa. De ahí, si la obra está buena y se junta el capital se hará una versión más completa de la obra. 

¿Y en promedio cuánto se tarda en recuperar esa inversión?

Ricardo: A veces no recuperás, sobre todo en las obras de texto, no recuperas la inversión en Broadway, sino que lo haces varios años más tarde por la gira que haces y demás. En ejemplo de eso es la obra Vania y Sonia y Masha y Spike, una obra muy piola que ganó el Tony y que no recuperó todo en Broadway, sino que al año siguiente tenía 50 producciones en distintas partes en Estados Unidos y los productores tenían un porcentaje de eso.  Los Locos Adams, por ejemplo, en Broadway no recuperó el dinero pero después hizo múltiples países, giras y demás y ahí pudo recuperar. Si tenés la suerte de tener un éxito de Broadway, estamos hablando de palabras mayores pero eso solo ocurre en menos del 25%. Encima es como una pirámide, la cantidad de lecturas de mesa y los siguientes pasos que hemos vistos versus lo que llega a Broadway es de 20 a 1. Es una locura y a veces no lo podemos creer. 

Valentina: En Argentina es un formato de producción distinto y también entran los sponsor, que en Broadway no existen. La financiación de los proyectos es diferente. Por ejemplo, en Broadway son todos inversores privados, mientras que en argentina uno puede financiar un proyecto con sponsors. Lo que entra en boletería es la ganancia, pero es relativo. 

¿Les costó superar la pandemia artísticamente hablando?

Ricardo: Salir de la pandemia fue bastante difícil y hubo gente que no ha podido volver. En los niveles que apoyan más los cimientos, por debajo de las estrellas que todos conocemos, hay un montón de jóvenes cuyos sueldos no les alcanza para vivir en la ciudad. Viven en New Jersey o en algún otro suburbio. Esa gente cuando llegó la pandemia se quedó sin laburo, sin poder pagar el alquiler y hubo un recambio importante, muchos no volvieron. Todavía está re empezando Broadway en realidad, la gente ha vuelto, pero no en la cantidad....ha cambiado la forma de encararlo. Antes las personas compraban su entrada tres, cuatro o seis meses antes, ahora ya no se ven esas entradas vendidas con tanta anticipación, sino quién es más una semana o el mismo día, y por ende tampoco se ve en los precios, salvo por cuatro o cinco excepciones. Podés tener el teatro lleno, pero ha bajado bastante el ticket promedio. Todavía eso no está instalado porque nadie sabe si sacó la entrada y al día siguiente va a tener COVID o no.  Esta incertidumbre no se ha despejado, el miedo sí, pero la incertidumbre no.

Broadway se maneja con cierto turismo interno, pero sobre todo hay un montón de americanos que vienen a Nueva York y deciden ver un show en Broadway. Hoy en día, entre semana y semana, te pueden cambiar las restricciones u obligaciones la Aerolínea, el hote y el Estado. Tenés una serie de cosas por las cuales no sabés si vas a viajar, o no y cómo. Antes de la pandemia si tenías que armar un avatar de las personas promedio iban a ver un show Broadway era el de una señora 67 años. Esa señora de 67 años no ha vuelto en número masivo porque es la que todavía siguen muriendo en números iguales por la Ómicron y el Delta. Y lo mismo sucede en el cine. La gente ha vuelto para ver Spider-Man, para ver Dr. Strange y recién ahora se ha roto ese fenómeno con Top Gun que ha conseguido que volviera gente mayor a los 35 años. 

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