29 Marzo de 2023 08:47
A mediados de noviembre de 2021, Mavys Álvarez declaró ante la justicia argentina como testigo bajo el sistema de Cámara Gesell en el marco de una denuncia por supuesta trata de personas que involucraba a personas allegadas a Diego Maradona, por hechos que ocurrieron cuando ella tenía 16 años. "Tenía 17 años cuando vine y a Diego lo conocí a los 16", había dicho en una de las entrevistas que dio por aquel entonces.
La joven cubana que había decidido romper el silencio luego de muchos años en los que no quiso hablar sobre su vínculo con Diego Armando Maradona, el cual duró varios años y comenzó en el 2000, cuando el "Diez" había llegado a Cuba para comenzar una rehabilitación por su problema de drogas. La denuncia había sido hecha por Fernando Miguez, de la ONG Fundación por la Paz y El Cambio Climático, ante la PROTEX (el ala de la Procuración que investiga delitos de trata), en la cual sostuvo que Mavys pudo haber sido víctima de este delito cuando fue trasladada a la Argentina. Algunos de los acusados de esta causa eran Guillermo Cóppola, Mariano Israelit, Omar Suárez y Carlos Ferro Vieira, entre otros.
La denuncia era por los delitos de reducción a la servidumbre, trata de personas agravada, incumplimiento de los deberes de funcionario público y/o cohecho, privación ilegal de la libertad, suministro de drogas a una menor de edad, ejercicio Ilegal de la medicina, lesiones y corrupción de menores. Pero el fallo del Juzgado Criminal y Correccional Federal N°6, a cargo de Daniel Rafecas, fue contra la denuncia de la cubana
Carlos Ferro Viera contra Mavys Álvarez: “Nunca le di drogas, ni consumí con ella”
De acuerdo con Rafecas, los hechos denunciados por Álvarez acontecidos en Cuba "no resultan aplicables ninguno de los principios que rigen y regulan el ámbito espacial de la ley penal, que permitan exceptuar el principio de territorialidad y ser juzgados por nuestros tribunales”. La justificación se extendió a que el "principio de territorialidad" tenía un "reconocimiento universal", por lo que "proceder de otro modo implicaría decididamente una intromisión en la soberanía de la República de Cuba", en donde la Justicia argentina no tiene injerencia. "No se refleja ninguna acción al día de hoy reprochable penalmente", sentenció.
En abril de 2022, la Sala II de la Cámara Federal confirmó la decisión y declaró extinta la acción penal por la prescripción del delito. Lo cierto es que en las últimas horas se dio a conocer que los representantes de la joven cubana, Gastón Marano y Marcela Scotti, presentaron ante la Cámara en Comodoro Py un pedido de “juicio a la verdad” para esclarecer el caso. Se trata de un procedimiento judicial sin efectos penales que rara vez se desarrolla en la Argentina. “En caso de confirmarse la prescripción de la acción penal, se habilite un proceso de determinación de la verdad”, reza el escrito presentado por los abogados Marano y Scotti.
El terrible relato de Mavys Álvarez: "Con Diego competíamos para ver quien tomaba más cocaína"
Para los letrados, "corresponde aplicar retroactivamente el régimen actual, artículo 67 del Código Penal, para garantizar el derecho de las víctimas a la tutela judicial efectiva -que fue el espíritu que guió las sucesivas reformas del Código Penal al respecto- y acordar al régimen un significado y alcance compatible con los tratados de derechos humanos vigentes". "La jurisprudencia de la Corte Suprema impone el análisis concreto de cada caso y no la aplicación rígida y abstracta de la normativa”, continuaron: “La víctima no cuenta con los recursos necesarios para averiguar la verdad por sí sola y, salvo que el Estado recepte su pedido, dicha verdad caerá en el olvido”,. concluyeron.Según había contado Álvarez, conoció al deportista el viernes 1° de septiembre del año 2000, cuando tenía tan solo 16 años, y se había escapado de su casa para salir a pasear por Matanzas, una ciudad al este de La Habana. Allí fue donde un hombre la interceptó y le ofreció conocer a Maradona. “Al principio pensé que quien me proponía eso estaba loco. Era un cubano. Después supe que era el salvavidas del hotel", reveló.
La rubia había comentado que una vez que se subió al auto, desde allí se dirigieron a un hotel de categoría, algo que nunca había hecho, ya que los turistas tenían prohibido entrar a esos lugares. “En el hotel me recibió Guillermo Esteban Coppola, un amigo de Maradona. Ahí me asusté muchísimo porque estaba en toalla y pensé lo peor. Unos minutos después me recibió Maradona", contó. De acuerdo con sus dichos, El Diez conversó con ella. "Me cayó bien. Nunca se propasó. Me invitó junto a mi familia al día siguiente a cenar al palacio Dupont. Yo era una niña. No tenía maldad ninguna. Él era un extranjero, un rico y se había fijado en mí. No podía decirle que no. Era un privilegio ser su novia”, dijo.
Según había contado, Maradona la llevó a vivir con él en La Pradera, un Centro Internacional de Salud, donde el régimen cubano le había habilitado dos casas: una para Diego y otra para su séquito de amigos. “Mi mamá no lo tomó nada bien. Tampoco mi papá. Pero a esa edad uno suele ser muy rebelde y no tener en cuenta el criterio de los padres. La vida con Maradona era muy loca: fiestas, discotecas", detalló.
Y continuó: "Me llevaba a comer. Sinceramente todos los días en la discotecas, cada noche hasta las siete, ocho de la mañana, tomando champagne. Nunca imaginé que después me metería en las drogas de la que me costó tanto trabajo salir”. De hecho, denunció que el jugador le propuso en reiteradas oportunidades participar de fiestas sexuales, pero ella siempre dijo que no.
A modo de análisis, había dicho que cuando pensaba en aquella época, sentía pena por ella misma, porque sólo era una niña cuando tuvo que enfrentar toda esta situación. "Pero fue una experiencia más que tuve en la vida. No escogemos lo que nos toca vivir. Simplemente me dejé llevar”, dijo. Finalmente, cuando le preguntaron por qué nunca antes quiso hablar del tema, confesó que fue por miedo: “Tenía miedo de que hubiera alguna represión de parte de él o del gobierno de Cuba".}
Tras dos décadas de silencio, la cubana declaró esta mañana en Cámara Gesell en el complejo naval Tandanor, a la vuelta de los tribunales de Comodoro Py, donde fue citada el 10 de noviembre. La causa a cargo de Daniel Rafecas que investiga si fue víctima de trata. Al comienzo de su declaración, lo primero que dijo Mavys en Cámara Gesell fue: “Diego me metió en las drogas y el alcohol”. En la audiencia, la cubana estuvo acompañada por tres psicólogas y por su abogado. Además, en otra sala, se ubicaron los abogados de la defensa, los querellantes y los empleados del juzgado. La metodología utilizada con Mavys en Cámara Gesell se usa en víctimas de trata y de abuso desde hace 13 años.
Álvarez relató no sólo cómo conoció a Diego sino también documentos como su pasaporte, certificados del médico que le puso prótesis mamarias, cartas de Maradona escritas de puño y letra, pasajes de avión a Buenos Aires y otros documentos relacionados al ex representante del 10 y a su círculo íntimo de aquel entonces. Por otra parte, la cubana apuntó contra Carlos Ferro Viera, defendido por Fernando Burlando, y contra Gabriel Buono, quien fuera asistente de Maradona durante muchos años en Cuba. Por un lado, Álvarez declaró: “Ferro Viera era el encargado de llevarle droga a Diego a Cuba”. En tanto, sobre Buono afirmó: “Él fue el que arregló el precio de mi operación de pechos con el médico. Le pagó 4.000 dólares”.
En tanto, también apuntó contra Maradona, con quien mantuvo una relación que duró casi tres años. En su declaración, afirmó: “Diego me hizo probar la cocaína. Por él me hice adicta y tuve una lucha para salir de esa adicción”. Y completó: “Por su culpa también comencé a tomar alcohol. A Diego lo quería pero otras veces lo odiaba. Él cambió mi vida”. De acuerdo a su relato, una vez Maradona le dejó un plato "con dos líneas" antes de irse de viaje: "Cuando regresó, el plato estaba intacto. Ahí se enojó muchísimo. Me volvió a insistir hasta que finalmente lo probé. Empecé a consumir todas las noches y llegó un punto en que en verdad lo necesitaba. La relación duró cuatro años y medio y yo consumí cada diez minutos durante tres años. Llegué a consumir más que Diego. Competíamos para ver quién consumía más".