Dos años después de someterse a un doble trasplante de pulmón para paliar su diagnóstico de fibrosis pulmonar, el Puma Rodríguez visitó el programa de Susana Giménez y agradeció el apoyo de su público en ese momento difícil.
Fibrosis pulmonar, la silenciosa enfermedad del Puma Rodríguez
"Nunca calculé que la gente sintiera tanto aprecio por mí", subrayó. "Sin la fe es imposible agradar a Dios, imposible transitar en la Tierra. Tus ojos físicos no la ven, pero los espirituales están ahí. Dios utiliza a la persona para crear esos milagros. El mío es un caso único: una persona con trasplante doble que vuelve a cantar".Sentí que mi voz se fue al foso"
Rodríguez explicó que su enfermedad comenzó de manera "silenciosa" y comenzó a notar sus efectos en el 2000. "Sentí que mi voz se fue al foso, pero uno siempre quiere seguir y hacerse el Superman. Con el tiempo fue mermando mi capacidad de respiración", relató.
El momento del trasplante
El cantante recordó que a medida que su enfermedad avanzó, no tenía fuerzas para realizar simples tareas como cepillarse los dientes o ponerse los zapatos. Fue entonces que su médico personal le explicó que no había posibilidad de cura y que debía trasplantarse."'Si te quedas así, mueres', me dijo. Es la primera vez que llevaron a un hombre de mi edad a un doble trasplante, gracias a Dios que los médicos se arriesgaron. Duermes con el teléfono al lado por si te llaman para hacerte el trasplante. Te haces los exámenes para ver si sos apto para aguantar. Yo fui vegetariano por 30 años, pero ahora tengo que comer proteína animal; ahora como de todo", ilustró.
Regreso de la muerte
Rodríguez se quebró al recordar aquellos momentos difíciles y reveló que estuvo tres veces en estado de muerte clínica. "Me trajeron tres veces. Desde ese momento decidí no quejarme. No vi ninguna luz, pero estaba consciente, escuchaba todo. Cuando me operaron me hicieron una broncoscopía, me pusieron un medicamento al que soy alérgico. En un momento tenía diez médicos en la habitación, estuvieron 45 minutos para regresarme, hasta que escuché que tenían que intubarme. Oré, dije: 'Dios mío, no me sueltes'", contó entre lágrimas."Prohibido olvidar, ya sé cómo es el proceso de la muerte. El que tiene fe lo va desarrollando, es como un músculo. Uno cree en los milagros. Sentí a Dios en un derramamiento espiritual. Tengo el hoy nada más, ni el ayer ni el mañana", resumió.