Luego del confuso episodio que atravesó Daniel “La Tota” Santillán en un bazar ubicado en Vicente López, lo que derivó en su detención y la posterior internación en un neuropsiquiátrico, allegados al referente de la movida tropical acusaron a Jorge Fiasche, su ex suegro, de ser el responsable de las amenazas que recibió el conductor en el último tiempo.
La Tota fue detenido en Vicente López.
Según afirman, La Tota se vio desbordado por todos los problemas que se le fueron acumulando con el pasar del tiempo: su ex mujer, Sol, lo denunció por “amenazas coercitivas”; no puede ver a sus dos hijas a causa de una restricción perimetral, le cancelaron un programa de televisión y viene recibiendo amenazas de muerte que lo llevaron a dormir en su camioneta.
Todo este combo le habría provocado un brote psicótico, por lo que ahora lo mantienen sedado, incomunicado y rodeado de sus allegados más íntimos. Pero mientras todo esto transcurre, quien intentó limpiar su buen nombre fue Jorge Fiasche, quien contó detalles de la relación entre Santillán y su hija Sol, sobre todo de la denuncia que le hicieron por violencia de género.
“El calvario se hizo insoportable y se tuvo que salir a poner lo que hay que poner. Las nenas van de un psiquiatra a otro porque no entienden que su papá le pegaba a su mamá. El dolor era insoportable para mi hija y para mi familia”, explicó Fiasche.
En diálogo con Intrusos, el abogado recordó que todo comenzó un día en el que La Tota se llevó a sus dos hijas: Camila y Mia. “Se llevó a las nenas, en un pésimo estado, y no supimos nada de ellas durante tres días”, reveló el acusado de ser el responsable de las amenazas al conductor.
Y agregó: “Mi hija fue a la oficina de violencia doméstica de la Corte Suprema de Justicia, y después de un montón de filtros, psiquiatras y abogados, lo calificaron a La Tota como de ´alto riesgo para las nenas'. Le dictaron una medida perimetral por tres meses”.
La Tota, su ex mujer Sol, y la pequeña Mia.
Según Fiasche, fue Sol quien dos o tres días de haber logrado la restricción contra La Tota les contó la verdad. “Nos pidió perdón y nos dijo que él la había golpeado y vulnerado de todas las maneras posibles. Se le hizo la denuncia, los hechos son gravísimos, y mientras se sentaban en nuestra mesa a mi hija le pegaba”, confesó el letrado por el ciclo de América.
Más tarde, le tocó el turno a Sol Fiasche, quien había sido acusada por La Tota de mantener una relación con su empleada doméstica. "Nos separamos cuando descubrí que mi mujer tenía una relación con ella. Un tiempo antes yo le había contado que lo sospechaba a mi suegro. Pero él se rió sarcásticamente y me dijo que no me preocupara", había dicho Santillán.
Sol denunció al conductor por violencia de género.
En comunicación telefónica con Pamela a la tarde, Sol recordó que la última vez que habló con La Tota fue en agosto de 2016. “Nunca había estado entre mis posibilidades hacer la denuncia, pero sentí que mis nenas estaban en riesgo cuando se las llevó manejando, él estaba muy mal, yo les conté que sufría violencia de género después de ir a la comisaría de la mujer”, contó.
En ese contexto, la mujer aseguró que “no le contó a nadie” sobre los golpes que le propinaba el conductor. “Las nenas ven a su papá los días viernes, en el centro de revinculación, con psicólogos. Cuando yo hice la denuncia, pido por favor que las vea con un asistente social, tenía miedo de que les hiciera algo y ahí me entregan una perimetral”, reveló.
Y continuó: “Es mucha la violencia que sufrí, de todo lo que puedan imaginar. Pero esto lo van a escuchar mis hijas en algún momento, por lo que me quiero extralimitar. Me amenazó, me pegó, me encerró. Yo lo amé como nadie en este mundo, al principio estaba todo bien y era divino, después apareció algún hecho de violencia, pero me pedía perdón”.
Por último, Sol aclaró que Ricardo Daniel Carias (Nombre real de "La Tota") nunca la agredió físicamente habiendo consumido alcohol, agregó que “jamás lo vio consumiendo drogas”, pero aclaró que tenía algunos problemas con el juego. “Iba al Casino y tomaba. Era depresión o violencia. O lloraba tres días o estaba alterado, me gritaba y me golpeaba”, concluyó.