Si se trata de tragedias o malos momentos, Nazarena Vélez puede dar cátedra de cómo superar la adversidad, sin importar cuán dolorosa o complicada sea.
Esta vez, la productora y ex vedette detalló a través de su cuenta de Twitter el momento más complicado que le tocó vivir durante su extensa carrera, cuando el éxito era moneda corriente y más trabajo tenía.
Aprovechando que este martes en Telefe dieron, como lo hacen habitualmente, un capítulo de "Casados con hijos" donde aparecía tratando de seducir a “Pepe” Argento, el personaje interpretado por Guillermo Francella, Nazarena aprovechó la oportunidad para concientizar a sus seguidores y asegurar que pese a verse radiante en las escenas, no era feliz por aquel entonces.
"¿Una potra no? Igual les cuento acá tomaba anfetaminas y fue el peor momento a nivel salud. Fue cuando más trabajo tenía, no dormía, tenía constantemente taquicardia y la migraña me mataba. Vivía de mal humor y temblaba muchísimo”, recordó la ex modelo.
Y agregó: “Los trabajos copados fue lo único lindo que recuerdo de esta época, después sinceramente fue nefasto todo, que lamentablemente terminó con mis papás haciendo de enfermeros las 24 hs del día durante más de tres meses para no dejarme internada".
Durante su descargo en las redes sociales, Nazarena afirmó que “estaba linda”, pero que no estaba sana ni era feliz. “Choqué varias veces, vivía en ambulancias y guardias médicas. Busca un afuera que te guste pero no te enferme. Amate”, aconsejó la actriz.
El descargo de Nazarena.
Además, sostuvo que en la actualidad solo prueba cosas naturales, todo avalado por médicos y de venta libre. “Voy a empezar yoga y me bajé una app para hacer ejercicios en casa. Disfruto cada cosa que como, no me culpo, no me juzgo, la empecé a pasar bien y se la hago pasar bien a mi familia. La vida nos regala un cheque por 24 hs ¡No lo tires!", remarcó.
El mensaje de la actriz y productora en las redes.
Por último, Nazarena cerró su autocrítica con una fuerte reflexión: "Gustate Vos. No lo hagas para los demás. Aprendí que la mirada externa me condiciona, entonces sólo me importa la mía. Sé perfectamente cuanto sufren los que se quedan cuando alguien muere, y yo tenía en mis manos todos los boletos que me llevarían a la muerte (No me lo contó nadie, lo viví...)”.