Si tuviera que autodiagnosticarse, Nicolás Maiques hablaría de sí mismo como un disfrutador crónico. No solo del oficio, que lo mantiene encendido apostando siempre a diferentes ramas del arte, sino de la vida misma. “Me gusta cambiar de ecosistema todo el tiempo”, explica el ex “Floricienta” y panelista de televisión que recorrió el mundo con su trabajo.
“Floricienta es de las novelas más repetidas de la historia de Argentina. Hace un año estuvo en Telefe con 15 puntos de rating y ahora se reestrenó en plataformas. Yo sigo en contacto con Cris Morena, pero muy esporádico y ahora me invitaron a dar unas charlas a un taller en Otro Mundo”, cuenta a BigBang.
“Terminé de hacer el ciclo “¿De qué signo sos?” en eltrece y ahora estoy con una mezcla de querer vacaciones, pero no puedo porque estoy con un proyecto nuevo que es un programa de streaming. Con Martina Fasce y Axel Neri, que estamos en plena pre-producción y ensayos”, anticipa el ex “Chicos Católicos”.
-¿Le tenías ganas al streaming?
-Sí, muchas. En realidad le tengo muchas ganas a la conducción. De hecho, conduje en un canal de cable para afuera, de Cris Morena, durante tres años y se veía en Chile, Perú, Ecuador. Por eso después fui a trabajar mucho a Perú, aunque “Floricienta” ya me había abierto puertas.
Igual no es que no voy a actuar más o me retiro a lo Inés Esteves, pero hoy prefiero conducir. Y el streaming me da mucha libertad, porque te permite tener el tiempo de ser profundo o hablar boludeces que el aire no te lo permite por lo acelerado. Yo cuando tenía 6 años jugaba a que conducía un programa, nunca me gustó solo actuar. Si me ofrecen un reality ahí estoy, si me ofrecen panelista ahí estoy porque me divierte el juego.
-¿Si te ofrecen un “Bailando” también estas?
-Amo bailar, pero por la parte de tanta pelea no es el programa que más me encanta. Pero re estoy. Trataría de hacer mi versión cero pelea. Ni siquiera en “El Hotel de los famosos” me peleé con alguien.
-Sos de los pocos que les quedó un grato recuerdo de esa experiencia.
-Yo la pasé bomba. También estuve poco y eso fue clave. Justo cuando salí se empezó a poner álgida la convivencia. No sé qué me hubiera pasado ahí tres meses. Pero para mostrar miseria humana en tele no estoy. Lo que más me sorprendió es aprender a no tener celular, fue de lo más fabuloso porque ahora sé que no soy teléfono dependiente.
-¿No sos de los que les saca foto a la comida antes de comer?
-Le saco una foto si es canje, sino no. (Se ríe) Hay mucha gente que no lo entiende y te dice: “vos tenés todo gratis”. Y es verdad, pero vos construiste tu comunidad de seguidores en mucho tiempo, no en un día.
-“¿De qué signo sos?” formaba parejas combinado con astrología. ¿Crees en buscar el amor o sos un convencido de que no se busca?
-Creo que para todos la fantasía perfecta es que aparezca de la nada. Que vayas caminando con unas cajas y que alguien te choque sin querer, se caigan y te ayude a levantarlas. Pero es una escena de una película y claramente no pasa.
Hay que buscarlo un poco. Y estar abierto o atento en las redes quién aparece. Yo estoy últimamente en esa. De hecho, en el programa terminé saliendo con uno que había ido al ciclo y al final no había formado pareja. Él me habló por Instagram, empezamos a salir, pero duró un tiempito breve. Tampoco digo estar abierto buscando tipo catalogo todo el tiempo, porque tampoco se encuentra.
-Siempre fuiste un niño muy autogestivo con tus deseos. ¿Seguís levantando teléfonos para pedir trabajo?
-Re, el streaming es autogestión con los chicos. Ya tenemos una plataforma en vista, pero mientras estamos haciéndolo desde TikTok. Se llama “Desde el Closet” que no tiene que ver con salir del closet por la sexualidad sino con todo lo que te cueste decir o sacar afuera. Para que tenga un disparador de liberar, si podes, aunque no vamos a ser los psicólogos de nadie.
-Vos sos una persona muy psicoanalizada.
-Arranqué a los 4 años, un horror. En esa época me mandaba obligatoriamente la directora del Jardín de infantes, que decía: “Si Nicolás no va a terapia, no entra al Jardín”. Y la devolución de los psicólogos era: “Hay que hacer algo porque Nicolás va a ser homosexual”.
-¿La terapia te ayudó de más grande a atravesarlo sin esa mirada?
-Sí porque después de 1990 dejó de ser considerada una perversión la homosexualidad. Igual yo no hablé de mi sexualidad hasta los 19 años, o sea que la terapia me sirvió cuando empecé a hablar del tema. Y fue muy difícil, porque me discriminaron tanto, tanto, tanto, todos los días de mi vida, sobre todo en la escuela y ni hablar en mi aula. Pero yo me dediqué a hacer como que no pasaba, a ser feliz. Nunca fui a llorar al rincón o a decirlo en mi casa, porque era iluminar más el tema. Después callarlo me pasó factura en la vida.
-¿Hoy seguís eligiendo el diván?
-Creo que siempre hay para pulir. Yo hago pausas, pero cada tanto vuelvo. A veces si no hice tantos años, vuelvo con el mismo. Uno cada vez que arranca una terapia es desde un lugar distinto.
Cuando yo empecé a hablar de mi sexualidad me agarró un trastorno de ansiedad generalizada. Mucha ansiedad, estrés y angustia porque había perdido el control de esa información, que todo el mundo sospechaba y criticaba. Pensaba que al decirlo se me iba a hundir la vida y la carrera. Me la veía venir. Pero pegarme ese palazo me hizo madurar y crecer un montón, aprender a convivir con ansiedad en plena gira de “Floricienta”, como si nada pasara.
-¿Pudiste disfrutar del fenómeno a pesar de eso?
-Yo disfruto la vida. Amo vivir y eso es lo que me sostuvo siempre: el amor por la vida. Soy un disfrutador crónico. Puedo estar en el peor momento emocional, pero en paralelo hay otro Nicolás que está disfrutando como un loco. “Floricienta” lo disfruté, “Rebelde Way” también. Pero es verdad que la gente no para de hablarme de “Floricienta”.
-Y que estés tan parecido físicamente no debe ayudar.
-Yo soy una señora, siempre fui bastante maduro. De hecho, hago un personaje que es Sofía, mi abuela, y siento que conviven en mí las dos personas. Vos ves mi casa y la gente dice: esto parece el decorado de Virigina Lago cuando presentaba las novelas. Soy un alma vieja pero con espíritu joven. Pero es cierto que pasa algo con el envase, que eso es lo que más llama la atención, entonces los que ven “Floricienta” hoy me ven en la calle y no dudan.
-¿Te hubiera gustado ser parte del Spin Off?
-No sé, porque no tengo muy claro qué es lo que va a pasar. Sé que va por una línea que no tiene nada que ver con la familia y los hermanos. Pero no sé qué tan Spin off sea. Sé que es la hija robada de Floricienta, pero ahí queda.
-¿Hay algo que te encienda fuera de la profesión?
-Me dan muchas ganas de tener una librería café. Bien de cuentos, romántica y chiquita. Como la librería de Notting Hill. Me lo imagino en un pueblito costero en Italia. Hay muchas cosas que me gustan. Para mí la vida no es el trabajo. Se habla mucho porque es muy visible.
-Se romantiza...
-Demasiado. Yo amo estar con mi perro que es mi hijo. Es simplemente vivir. O amo viajar por viajar. Me gusta cambiar de ecosistema todo el tiempo.