18 Diciembre de 2019 11:03
Pasó casi un año desde que los medios ingleses llevaron a sus titulares una bomba que impactó de lleno en la Familia Real: aseguraban tener pruebas de que el príncipe William le había sido infiel a su mujer, Kate Middleton, nada más y nada menos que con una de sus mejores amigas, la duquesa Rose Hanbury. La Corona implementó un operativo blindaje y pasó los últimos once meses proyectando la imagen de un matrimonio estable y tranquilo. La maternidad de Meghan Markle y la interna entre los hijos de Lady Di corrió el foco que se había puesto sobre los duques de Cambridge, pero una reciente aparición pública recordó la infidelidad. El gesto de desagrado de la futura reina y la humillación pública que muchos comparan al "beso final" de la difunta princesa contra su por entonces marido, el príncipe Carlos.
Todo sucedió durante el especial navideño de una hora que la BBC grabó dos semanas atrás con los duques, pero que se emitió recién el lunes en el Reino Unido. Los seguidores de la Familia Real se sorprendieron al ver un detalle que no pasó inadvertido: mientras hablaban con voluntarios, el hijo de Lady Di intentó acariciar a su mujer. Hasta ahí, nada del otro mundo. Fue la reacción de la duquesa lo que se tornó viral, dado que no hizo nada para esconder el desagrado que le generó el acercamiento de su marido y padre de sus tres hijos: George, Charlotte y Louis.
"Kate jamás le perdonó la infidelidad. Todo lo que se vio en estos meses fue un montaje de la Familia Real, pero no superaron la crisis que generó el affaire", advierten desde el Palacio. "La Reina les pidió que se mostraran como un frente unido para poder sortear la crisis de imagen que generó el escándalo con Rose, pero lo cierto es que Kate se sintió traicionada y humillada de modo público. El acuerdo es mostrarse juntos, pero hay cosas que no está dispuesta a aceptar", suman.
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Parte del acuerdo con la Reina incluía sacar a la sindicada como "tercera en discordia" del círculo real. En efecto, Rose se convirtió en marquesa de Cholmondeley en 2009 cuando, luego de un breve compromiso, se casó con el aristócrata David Cholmondeley. La ex modelo, que además supo ser una de las mejores amigas de Kate, ingresó así a la Corte inglesa; motivo por el cual pertenece al reducido grupo de "elite" que recibe invitaciones a casi todos los actos organizados por la Corona.Pese al expreso pedido de Kate, en junio la Reina debió romper el trato con motivo del viaje de Donald Trump al Reino Unido. La presencia del mandatario americano obligó a la monarca a realizar un banquete de Estado en su honor. Y, tal como dicta el protocolo, se vio obligada a invitar a toda la Corte. No hubo excepciones. Sin embargo, la Reina tuvo el decoro de organizar la cena de modo tal que nadie se sintiera incómodo. Con casi doscientos invitados, el “operativo separación” fue un éxito y Kate ni siquiera se cruzó con la presunta amante de su marido.
Esa fue la última vez que los medios hablaron de la infidelidad. Hasta ahora. "Habían logrado que todos estuvieran más pendientes de Meghan y Harry, pero no lo pudieron sostener en el tiempo. Lo cierto es que el matrimonio pende de un hilo y es Kate quien lleva las riendas después de lo que pasó", reconocen.
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La reacción de Kate recordó el desaire que la propia Diana le hizo el 30 de junio de 1985 a Carlos, cuando lo acompañó a un torneo de polo en el Cirencester Polo Club. Por ese entonces, los medios ingleses ni siquiera imaginaban que el matrimonio ya se había quebrado y que el príncipe de Gales llevaba una vida paralela con su amante y actual esposa, Camilla. Frente a las cámaras, el futuro rey se acercó a la madre de sus hijos y ella lo esquivó sin intención de ocultar lo que sucedía."¿No pensás?": la brutal pelea entre los príncipes Harry y William por los cuernos
Primero se especuló con que eran Meghan Markle y Kate Middleton quienes no se llevaban bien. En efecto, la prensa británica se hizo eco del presunto enfrentamiento entre las "cuñadas reales" y le adjudicaron a las diferencias entre las duquesas el visible distanciamiento de los príncipes William y Harry. Sin embargo, la realidad es que los hijos de Lady Di se pelearon a fines del 2017 por la infidelidad del heredero al trono.
"Es cierto que al principio William y Kate no vieron con buenos ojos la relación de Harry, pero ese no fue el motivo de la pelea", advirtió una fuente del Palacio. "William le dijo en su momento que esperara y que no se apresurara. Puso en duda las intenciones de Meghan, pero con el tiempo aprobó la relación. Kate hizo lo mismo", sumó.
Entonces, ¿por qué llevan casi dos años peleados? Todo comenzó a fines del año 2017. Harry y Meghan acababan de anunciar su compromiso y ultimaban los detalles de su boda. Kate estaba embarazada de su tercer hijo, el príncipe Louis. Y, pese a los resquemores que se originaron por la velocidad con la que Harry le propuso casamiento a su ahora mujer, hubo algo que hizo que el estrecho vínculo de los hermanos se rompiera: el affaire de William con la mejor amiga de su mujer.
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Cuando su hermano le confesó que había sido infiel, fue Harry quien puso el grito en el cielo y salió a defender a la madre de sus sobrinos. La íntima charla que dinamitó la relación se dio pocas semanas después del casamiento de Harry con Meghan. "¡Tenés tres hijos chicos! ¿No pensás en ellos?", le espetó indignado, al tiempo que lo comparó con su padre, el príncipe Carlos, cuya infidelidad tornaron en un calvario la vida de Lady Di.
"Estas cosas son las que nos arruinaron la infancia", siguió Harry, según relevan los medios británicos. Desde entonces, los hermanos mantuvieron un vínculo protocolar. Siguieron mostrándose en eventos públicos, aunque fueron pocos los momentos que se mostraron sonrientes o siquiera se hablaron. Una semana atrás, durante la misa de Pascua con la que además se celebró el cumpleaños de la Reina, los fotógrafos se sorprendieron al notar que los hermanos no sólo no se saludaron, sino que además decidieron llegar por separado.