Corría noviembre de 2017. Para sorpresa de todos los ingleses, el príncipe Harry y su reciente novia, la por entonces actriz estadounidense Meghan Markle, anunciaron su compromiso. La decisión contó con la resistencia del príncipe William, quien cuestionó desde el primer momento las “intenciones” de su futura cuñada; aunque tuvo la venia de la Reina, quien vio en la ahora duquesa una suerte de “renovación” de la Familia Real de cara al siglo XXI.
La buena predisposición de la monarca fue clara. En principio, invitó a Meghan a que se sumara a la hermética y tradicional celebración navideña de los Windsor en el castillo de Balmoral. Kate Middleton, esposa de William, sólo pudo asistir después de pasar por el altar, pese a que estuvo casi diez años de novia con el heredero al trono.
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Como era de esperarse, la imagen de Meghan en el seno de la familia real dio vuelta al mundo. No fueron pocos los que celebraron la decisión de la reina de demostrar de modo explícito su bendición, teniendo en cuenta la resistencia xenófoba de gran parte del establishment británico. “La Reina entendió que era una buena jugada en términos de comunicación, pero además quiso que Meghan se sintiera bienvenida por la Corona. Tenía miedo de que pudiera suceder lo mismo que pasó con Lady Di, que se sintió rechazada y poco apoyada por la familia real durante sus primeros meses como princesa”.
Mirá cómo es la casa de Meghan y Harry
Pero los gestos de la reina no hicieron más que envalentonar los caprichos de Meghan y Harry. En efecto, la relación entre los hijos de Lady Di se desplomó en los meses previos al casamiento. “William cometió el error de decirle a Harry que creía en las buenas intenciones de Meghan. La veía como una arribista. Fue honesto porque lo quiso cuidar al hermano, pero no midió sus palabras”.
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Durante los meses previos a la boda, Meghan y Harry continuaron viviendo un una cabaña emplazada dentro del predio del Palacio de Kensington, pero alejado de la estructura central en la que viven, entre otros, William y Kate. La convivencia no fue fácil y la reina tuvo que intervenir para que el conflicto no escalara.
“Meghan y Harry querían alejarse lo más posible de William y Kate. Por esos meses, comenzaron a circular en los medios muchas noticias vinculadas a los maltratos de Meghan a su staff, algo que la actriz le adjudicó a su cuñada. Meghan está convencida de que la 'mala prensa' hacia su persona fue difundida por los asesores de Kate”.
De este modo, Meghan y Harry solicitaron una audiencia con la Reina para determinar en dónde iban a instalarse tras su casamiento. “Fue una sorpresa, porque la Reina creía que se iban a instalar en el departamento contiguo al de William y Kate”, reconocen desde el Palacio. “Ante la fuerte negativa, les ofreció la posibilidad de instalarse en otras residencias oficiales”.
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Contentos con la respuesta de “la abuela”, Harry y Meghan comenzaron a ver sus opciones y decidieron que querían instalarse en el coqueto castillo de Windsor, el mismo en el que tenían pensado casarse. “Hay muchas habitaciones y suites privadas vacías en el Castillo en las que seguro estaban interesados”, precisó Hugo Vickers, biógrafo real.En efecto, el fastuoso castillo es el “preferido” de la Reina, quien pasa la mayoría de sus fines de semana allí, además de instalarse desde las Pascuas hasta el mes de junio. “Harry no tenía problema en vivir 'bajo el mismo techo' que sus abuelos, básicamente porque se trata de un palacio muy grande”, advierten.
Pero a la reina no le causó ninguna gracia la petición. Además de tratarse de una de sus principales residencias, es la que mayor valor familiar tiene: cabe recordar que fue allí en donde la Reina y su hermana, la princesa Margaret, vivieron escondidas durante toda la segunda guerra Mundial. “Es, sin lugar a dudas, su hogar”.
Meghan y Harry presentaron a su bebé, Archie, en las galerías del Palacio de Windsor
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No lo pensó mucho. De acuerdo a lo consignado por los medios ingleses, la Reina desestimó de inmediato el pedido de su nieto y le ofreció, en cambio, la residencia Frogmore Cottage, ubicada dentro del estado de Windsor. Se trata de una amplia cabaña construida en 1801, que cuenta con cinco habitaciones y un amplio jardín. Un lujo para muchos, pero un desaire para la pareja que pretendía instalarse en el palacio principal.Harry y Meghan aceptaron de mala gana, aunque se pusieron en acción: comenzaron en los meses siguientes a su casamiento una renovación que, en total, le costó al Estado británico casi 2.5 millones de libras esterlinas. Una cifra muy alta que causó rechazo en la sociedad.
Meghan, Harry y la remodelación de Frogmore Cottage en números
Tuvo un costo total de 2.4 millones de libras: el equivalente a 3.05 millones de dólares ó 2.7 millones de euros. Se sustituyeron las "infraestructuras obsoletas" para "garantizar el futuro a largo plazo de la propiedad". La obra duró más de seis meses."¡Cuidá a tus hijos!": la feroz pelea pública entre Meghan Markle y Kate Middleton
La mala relación entre Kate Middleton y Meghan Markle es objeto de análisis de los medios británicos desde que la ex actriz de Hollywood y el príncipe Harry anunciaron su compromiso. La feroz pelea entre los hijos de Lady Di por la infidelidad del príncipe William no aplacó las aguas entre las cuñadas, pese a sus manifiestos intentos de mostrarse en público para transmitir una imagen de "unidad real". La salida familiar que terminó con gritos y reclamos.
"Madres en guerra", es el fuerte titular con el que la revista Life & Style reveló la pelea que protagonizaron las duquesas la semana pasada, cuando coincidieron en The King Power Royal Charity Polo Day, torneo benéfico del que participaron sus respectivos maridos. La ocasión fue una oportunidad para la Corona: la idea era transmitir una postal familiar y aplacar los fuertes rumores de peleas.
El evento tuvo lugar sólo tres días después del hermético bautismo de Archie, el primogénito de Meghan y Harry. Fue, además, la primera aparición pública del bebé fuera de un acto protocolar. Kate, por su parte, asistió al partido con sus tres hijos: George, Charlotte y Louis, de sólo un año.
Aunque en un principio se mostraron en bloque, hubo un momento en el que se quebró la paz. Según consignan los medios británicos, fue Meghan quien atacó a Kate por el modo en el que sus hijos jugaban y corrían por el lugar. Ella, en cambio, sostuvo en todo momento a su hijo y no permitió que nadie lo tuviera en brazos. "Meghan es una madre muy obsesiva, no quiere que nadie toque a su bebé. Kate es mucho más relajada y los deja jugar tranquilos", advirtieron.
En efecto, la ex actriz le habría espetado a su cuñada por lo bajo: "¡Cuidá a tus hijos!". El dardo fue letal y los fotógrafos lograron captar la cara de incomodidad y enojo de la que será la futura reina. Lejos de responderle, la mujer de William decidió alejarse de su cuñada, a quien evitó desde entonces.
"No quería hacer un escándalo, pero cuando terminó el partido habló con William y le contó lo que había pasado", precisan desde la revista. En efecto, los hijos de Lady Di habrían mantenido otra incómoda y tensa conversación con respecto a los malos tratos de Meghan hacia Kate.