La reconocida chef Chantal Abad analizó en su paso por Intrusos los malos tratos que algunos de los jurados de Masterchef tienen para con los participantes, analizó la complejidad de los desafíos del reality culinario de Telefe y analizó la violencia machista que todavía impera en las cocinas. "He tenido varios jefes complicados y más por ser mujer. Es normal que te pasen cosas que no querés que te sucedan. Es horrible tener que decirlo, pero hay un código interno y sucede. Una nunca avala desde la conciencia, sino desde el miedo o la inseguridad".
Consultada por Rodrigo Lussich si le sorprendía que muchos participantes acusaran a Germán Martitegui de "maltratador", Abad fue categórica: "¡No!". "Entiendo el rol, es un formato que pide un malo y que a un malo hay que jugarlo. Pero hay límites en el respeto y hostigamiento al otro. A mí no me gusta. A veces las líneas se van corriendo. Hay cosas que no me parecen divertidas", explicó al tiempo que destacó el paso de Dolli Irigoyen por el ciclo, quien se caracterizó por sus devoluciones serias, pero "educadas".
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Abad también se refirió a la denuncia que en febrero radicó la cocinera Trinidad Benedetti contra el chef Pablo Massey por abuso sexual. "Es un mundo chiquito, pero no te puedo decir (nada sobre esa denuncia) porque nunca trabajé con él, ni tuve la oportunidad de compartir. No me sorprende la denuncia, como no me sorprende ninguna que diga que si no se acuestan con el chef no les dan trabajo. La cocina es un lugar machista. Está dominado por hombres. Hay entrevistas de trabajo en las que si no está buena, 'que ni pase'".
"El caso de Trini (por Benedetti) nos puso a todas a levantar la mano. A veces pienso: '¿Hacía falta que pase esto? ¿Por qué no hablamos antes?'. Me han llegado a pegar en una cocina, un francés totalmente pirado. Con una espátula en la cola, porque no estaba lo suficientemente erguida", detalló, al tiempo que reconoció: "Hoy por suerte hay una camada de cocineros con otra cabeza. Históricamente tuvo un funcionamiento casi militar. Seria, derecha, horas paradas. Es normal que te insulten y te griten".
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Abad comenzó a trabajar a los 18 años y celebra la visibilidad que se le está dando al machismo en el mundo gastronómico. "Por suerte ahora se está visibilizando algo que sucede a una escala mucho mayor de la que se vio, que es la punta del iceberg. La cocina es un lugar de mucho hostigamiento, no sólo a la mujer, también a los hombres y los que recién empiezan. Me han dicho con maldad: 'Chantal, andá a buscar la sartén', agarrarla y que esté hirviendo. 'Derecho de piso, me advertían'".