Con fantasmas tan grandes como su talento, la muerte prematura de Amy Winehouse fue en cierta manera anunciada aunque no por eso menos dolorosa. La cantante británica se fue de este mundo hace ocho años, el 23 de julio de 2011, cuando tenía apenas 27.
Su encanto, aunque fugaz, brilló con una luz inigualable: junto a su extraordinaria voz, traía una sensibilidad particular para transmitir sensaciones de alma vieja. Además, su gusto por el soul y el jazz la distinguía de la mayoría de las estrellas pop modernas.
Nacida el 14 de septiembre de 1983 en Londres, comenzó a tocar la guitarra y a componer sus primeras canciones a los 13 años. A los 16, ya tenía contrato discográfico aunque tuvo que pelearla hasta finalmente editar su primer disco, Frank, en el 2003.
Con apenas 20 años, Winehouse sorprendió con sus ecos retro y sus letras profundamente melancólicas. Sin embargo, la consagración total le llegaría tres años después de la mano de Back to Black, su segundo álbum. Gracias a él -además de lograr hits como Rehab y You Know I'm No Good- Amy se convirtió en la primera artista británica en ganar cinco Grammy en una sola entrega. Además, le trajo fama fuera de las fronteras de Inglaterra: durante un largo tiempo fue el debut más alto en el ranking norteamericano Billboard para un músico inglés.
Pero pronto sus problemas con las drogas y el alcohol no sólo minaron su vida cotidiana sino que se convirtieron en un problema profesional: olvidaba las letras de sus canciones en vivo y a veces se la notaba desorientada.
El 18 de junio del 2011, comenzó una gira europea en Belgrado con una performance que fue abucheada por el público. Días después, canceló el resto del tour y sólo un mes más tarde fue hallada muerta en su departamendt del distrito londinense de Camden: había fallecido a causa de intoxicación alcohólica.
La útlima canción que grabó Winehouse, Body & Soul, fue un dúo con el legendario Tony Bennett y se editó como simple el 14 de septiembre del 2011, día en el que hubiera cumplido 28 años. "Algunas personas piensan que cualquiera puede cantar jazz, pero no es así. Hay que aprender, pero también es tener un espíritu con el que nacés o no. Y Amy nació con ese don", dijo Bennett sobre Amy.