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Marginalidad

Olga, entre la defensa del chorro "buena onda" y el streaming de la confusión moral: ¿todo vale por unos likes?

En el programa Tapados de Laburo, del streaming de Olga, les pareció buena idea "defender" a delincuentes en vivo.

09 Abril de 2025 09:52
Una anécdota de Paula Chaves generó un fuerte debate en redes sociales.
Una anécdota de Paula Chaves generó un fuerte debate en redes sociales.

En la era del streaming, donde la irreverencia se cotiza alto y la corrección política cotiza a la baja, algunos contenidos cruzan líneas que no deberían ni rozarse. Así quedó en evidencia en un reciente fragmento de Tapados de Laburo, el programa de streaming del canal Olga, donde entre risas, anécdotas y complicidades, sus participantes parecieron rendirle homenaje a ciertos delincuentes, como si el delito -si es "con onda"- pudiera pasar por entretenimiento.

Todo comenzó cuando Paula Chaves relató entre risas que le habían robado en su auto "por culpa suya", porque lo había dejado abierto. "Me dejaron los DNI de todos", dijo, como si el gesto del ladrón de no quedarse con los documentos fuera una especie de acto de caballerosidad marginal. "A mí hace poco me afanaron en el auto, porque dejé el auto abierto, claramente fue prácticamente mi culpa y me dejaron los DNI de todos", fueron sus exactas palabras. 

Lejos de frenar ahí, la charla se tornó aún más insólita cuando la streamer Luli González contó una historia sobre "El Bati", un ladrón conocido del barrio de Lugano, que al parecer goza de cierto cariño comunitario por sus "gestos" a la hora de quedarse con lo ajeno. " En Lugano hay un chorro muy conocido, que se llama 'El Bati'. En el barrio lo conocemos todos. Mi hermano era chico, tenía 100 pesos, y el Bati le robó solo 50", relató con tono festivo, como si se tratara de una tierna escena de un cuento barrial. 

A esta tragicomedia se sumó Nacho Elizalde, quien no solo celebró al delincuente, sino que afirmó que lo invitaría a su programa: "Esos son los chorros que queremos". ¿Los chorros que queremos? ¿Desde cuándo robar con modales o quedarse con "solo una parte" convierte a un delincuente en un personaje entrañable?  Las redes no tardaron en reaccionar con dureza. Lo que para los protagonistas fue una anécdota divertida, para muchos usuarios fue una muestra cruda del deterioro del sentido común. 

Algunos de los comentarios irónicos de los usuarios
Algunos de los comentarios irónicos de los usuarios

Es que resulta llamativo que figuras como Paula Chaves sostengan abiertamente, ante las cámaras y micrófonos, que le robaron "por culpa suya" por el simple hecho de haberse olvidado el auto abierto, quizás dando por hecho que en este país esto ya es algo que ocurre como moneda corriente cuando en otros sitios directamente no sucede.  "En el barrio hay unos pibes que golpean y torturan viejas para robarles un poco, pero son re alegres y tienen toda la onda", ironizó un usuario, mientras otro comparó la lógica de culparse a uno mismo por un robo con el perverso razonamiento de responsabilizar a una víctima de abuso.

El repudio fue tan amplio como profundo. No solo por el contenido en sí, sino por lo que representa: la trivialización del delito en nombre del entretenimiento, la naturalización de la violencia cotidiana como parte del folclore urbano, y la peligrosa tentación de convertir a delincuentes en personajes cool de streaming. Esta escena no es un hecho aislado. Es un síntoma. En un país golpeado por la inseguridad, donde muchos viven con miedo a que les roben, los golpeen o los maten por un celular, escuchar a un grupo de "comunicadores copados" hablar con simpatía de ladrones no solo es un desliz, es una falta de respeto.

Tapados de Laburo, el programa de streaming del canal Olga
Tapados de Laburo, el programa de streaming del canal Olga

Sobre todo a quienes padecen esa violencia todos los días. El límite entre el humor y la apología es delgado, pero existe. Y aun más cuando, incluso, barajás la idea de llevarlos como invitados a un programa. Y cuando ese límite se traspasa, lo que queda no es una broma: es un mensaje distorsionado que, por más que se vista de ironía o se camufle como "anécdota de barrio", termina validando lo inaceptable. El streaming puede ser un espacio libre, fresco, hasta provocador. Pero no debería ser un santuario donde el delito se normaliza entre carcajadas. Porque si de verdad hay "chorros que queremos", tal vez lo que haya que revisar no es el guion del programa... sino su rumbo.

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