Gustavo Martínez, ex pareja del fallecido Ricardo Fort, falleció el miércoles al caer de un piso 21 en el barrio porteño de Belgrano. Si bien se cree que se trató de un suicidio, como indicó César Carozza, abogado y amigo de la víctima, la Justicia investiga las circunstancias del hecho. El caso quedó en manos de la Fiscalía Nacional Criminal y Correccional N.º 59, a cargo de la doctora Laura Belloqui, y la Secretaría Única de la doctora Alejandra López San Miguel.
Ricardo Fort falleció el 25 de noviembre de 2013 en La Trinidad de Palermo, luego de que se internara para ser tratado de una fractura femoral, sufrida días antes de su muerte en Miami. El empresario chocolatero padecía de constantes dolores debido a una lesión en su columna y otra en su rodilla. Sin embargo, su muerte fue a causa de un paro cardíaco producto de una hemorragia estomacal.
El parte médico había detallado que “se mantuvo clínicamente estable y súbitamente presentó un paro cardiorrespiratorio asociado a una hemorragia masiva en el estómago. Tras la muerte, el mediático dejó firmado un papel dándole los derechos para ser "tutor" de sus hijos, Marta y Felipe Fort, y "albacea" de su herencia hasta que ambos cumplieran la mayoría de edad.
¿Pero quién fue realmente Gustavo Martínez en la vida de Fort? Debido a su fama, el empresario siempre estaba rodeado por un numeroso séquito de "amigos" que lo seguía a todas partes. Pero cuando realmente necesitaba un consejo, un abrazo o tan un oído para descargarse, siempre acudía a la misma persona: Gustavo Martínez, su ex pareja, su verdadero bastión y con el que convivió hasta su último día, a pesar de que ya se habían separado.
De hecho, el propio Ricardo había confesado en una oportunidad que la relación con Gustavo había sido la más larga que tuvo y que la llegada de sus hijos la había planeado alrededor suyo. "Fue la pareja más larga que tuve y planeé mis hijos con él. Fuimos a hacernos los estudios juntos y yo quise que ellos crecieran cerca de él también", había dicho el empresario sobre los seis años que compartió con el personal trainer y del enorme lazo que los unía.
Si bien se distanciaron en el plano afectivo, siguieron siendo amigos y compañeros. En palabras de Ricardo, lo suyo trascendía el límite impuesto por el "noviazgo". "Es una relación diferente", decía Gustavo al ser consultado sobre su vínculo con Fort y agregaba: "Yo vivo en la misma casa que él, y en el último tiempo también venía Rodrigo (la pareja del mediático por entonces). Y yo no me ponía celoso, porque para mí somos familia: yo no competía".
El amor entre ambos había nacido a finales de los 90. Ambos frecuentaban los mismos lugares y, poco a poco, los encuentros casuales se convirtieron en algo más. Y cuando el chocolatero manifestó su deseo de se padre, Gustavo no lo dudó por un segundo y aceptó ser parte del asunto. Sin ir más lejos, viajaron juntos a Los Ángeles a comenzar el proceso de alquiler de vientre del cual nacieron Martita y Felipe.
Para ese entonces ya no eran pareja, pero el rol de Gustavo no había mutado: no era novio, pero seguía siendo familia; y su rol junto a los chicos no iba a cambiar. "Yo soy mayor que Ricardo y nunca quise que nadie me mantuviese", aclaró. Fue su postura de no acercarse a los bienes de Ricardo lo que lo diferenció del resto: hasta la muerte del empresario, nunca había recibido un sueldo por parte del excéntrico millonario, ni conducía los lujosos autos de alta gama.
La propia Marta Fort, madre del excéntrico millonario, lo abrazó entre lágrimas durante el entierro de su hijo y le suplicó: "Tenés que estar fuerte por tus hijos". Ella ya sabía que Ricardo años antes de fallecer, en 2010, firmó un documento que le daba a Gustavo, hasta entonces padrino de sus mellizos, un poder ante escribano para oficiar como tutor de ellos en caso de fallecer.
Fort tuvo a sus pequeños el 24 de febrero de 2004 por medio de la subrogación de vientre. Desde que nacieron, los niños estuvieron al cuidado de Ricardo y también de Gustavo Martínez, quien se convirtió en el padrino de los chicos, y Marisa, una de las personas de confianza de Fort, a quienes Marta y Felipe quieren como a una madre. A partir de ahí, no solo se dedicó a cuidar de ellos hasta la mayoría de edad, sino también a administrar la millonaria herencia del famoso chocolatero.
Durante una de sus últimas entrevistas, Gustavo aseguró que fue difícil llevar adelante su vínculo con Fort debido a las personas que lo rodeaban: "Cuando vos manejás un círculo grande, siempre hay un pelotudo que te llena la cabeza. Muchos no me querían, no todos. Hacían pelotudeces para romper el vínculo que tenía Ricardo con Gustavo porque Gustavo era una patada en el culo para ellos".
De acuerdo con el personal trainer, "había personas que estaban cerca de Ricardo que no querían que yo estuviera al lado de él y Ricardo lo sabía". "Es una de las personas que más quise, lo quise un montón, con sus cosas y las mías, y yo creo que él también me quiso. Por supuesto que sufrí en mi relación con él, es imposible. Estás al lado de un tipo un montón de años y se meten personas hijas de puta... Mientras tanto la pasás mal", contó el año pasado.
Si bien Felipe Fort fue categórico tras la muerte de su padrino y declaró ante la policía que su tutor se encontraba deprimido porque la próxima semana él y su hermana cumplirán la mayoría de edad, lo cierto es que Gustavo siempre luchó por los intereses de los chicos. "Yo no tengo un peso de la familia Fort. Yo lo que pedía es ese dinero que las empresas dejan a un costadito y que le repartían a Ricardo lo que le tocaba. Desde que falleció nunca más le llegó nada. Yo quería que abrieran una cuenta a nombre de los hijos, no para mí. Nunca le toqué un peso a Ricardo y mucho menos a los hijos", confesó en 2017.
Y sumó: "La plata que guardaban para ellos y repartían desapareció cuando murió Ricardo. Pregunté si la estaban poniendo en una cuenta para los chicos y no había nada. Hablen con el señor Eduardo Fort para ver qué les dice. ¿Ahora se acuerda de su hermano? Yo viví todas sus operaciones y la única vez que lo vi (por Eduardo Fort) fue cuando trasladó el avión de Mar del Plata hasta acá. Me banqué todas las operaciones de Ricardo y un montón de cosas siempre, porque lo amaba. No hablen de dinero porque ellos son sucios, no yo. No me jodan con el dinero porque yo no tengo un peso de ellos. Vivo de la plata que saco de dar mis clases".
Hasta el miércoles, Martínez cumplió con aquella misión que le fue encargada por Ricardo con el placer y el dolor con el que lo haría cualquier padre. "Quiero asegurarme de que vayan al colegio preparados y de que tengan los conocimientos necesarios", revelaba tiempo atrás. El 24 de este mes, los mellizos cumplirán 18 años y el tiempo, o ellos mismos, dirán realmente cómo fue el personal trainer como su tutor, padrino y padre de corazón.