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Perdió la movilidad de su mano, aprendió a pintar y sortea cuadros para ayudar a los necesitados

Su nombre es Lukas Nicolino y ya retrató a Diego Simeone, Romina Yan, Nicky Nicole, Duki y L-Gante, entre muchos otros.

07 Agosto de 2021 08:00
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Su vida cambió en un instante. Un accidente lo hizo perder la movilidad de su mano derecha. Pero Lukas Nicolino no se venció. Tras tres operaciones, estudió Relaciones públicas, hizo una gran carrera y disfrutaba de su tiempo libre. Pero él sentía que le faltaba algo.

Para colmo, una nueva lesión en su mano terminó en un dolor crónico que lo sacó de eje. Pensó en lo peor. Ya no quería vivir así. Hasta que durante la cuarentena por la pandemia de coronavirus, con el objetivo de buscar una actividad que le hiciera bien a su salud, descubrió a la pintura.

 

Su primer retrato fue un homenaje a Romina Yan. Si bien, su plan principal era regalarle la obra a Cris Morena, el destino lo juntó con Franco Giordano, el hijo mayor de Romina y Darío Giordano, con quien acordó comprar la obra y donar toda su ganancia a algún niño que lo necesitara. Allí comenzó un camino que cambió su destino y el de muchas otras personas. 

 

Con el dinero del retrato de Yan, el artista de 39 años ayudó a  Aaron es uno de ellos. Un chico de tan solo 4 años, que durante un incendio perdió sus dos manos y sufrió la muerte de su mamá. Además, le significó un retraso madurativo producto de la inhalación del humo.

 

A partir de ahí, Lukas armó un esquema solidario. Todo se resume a contactar las celebridades, retratarlas y que ellos después dejen su firma en la obra para darle mayor valor. Una vez que la obra está terminada, se abre una cuenta donde los fans pueden comprar bonos accesibles por 300 pesos, para participar de un sorteo y ganarse el cuadro pintado por Lukas y firmado por su artista favorito.

 

Hasta hoy Nicolino pudo ayudar a varios chicos. Uno fue Iván, que pudo realizarse dos operaciones de vista para que no quedara ciego. Ahora trabaja para Valentín, un niño que necesita una operación de oídos, y para el cual se requieren juntar U$17.000. Con apenas un año, su obra ya ayudó a muchos. Y cada uno de sus trabajos pueden verse en su cuenta de Instagram: @lukasnicolino. En una charla con BigBang, Lukas habló de sus sueños y de sus deseos de seguir haciendo arte para ayudar.

-¿En qué momento de tu vida estás?

-En uno de los mejores momentos de mi vida a nivel paz. Durante muchos años de mi vida perdí la paz y gracias a Dios la recuperé. Y lo que estoy haciendo me llena de eso. De paz y de felicidad porque no es un trabajo. Por eso lo llamo mi actividad porque, literalmente, activa mi vida. 

 

-¿Por qué decís que habías perdido la paz?

-No es que no tenía sentido mi vida. Tengo una discapacidad en una mano. Por culpa de esa discapacidad tengo un dolor crónico. Y ese dolor, me llevó por momentos a, literalmente, analizar la posibilidad de no seguir con mi vida. No es que me paré adelante de un tren. Nada de eso. Fue hablado y pensado con mi psicólogo y con mi psiquiatra, con parte de mi familia, porque era tal el dolor físico y emocional nada me llenaba. Por eso ahora me sorprende que ahora alguien me diga que soy un santo por lo que hago, No soy un santo ni nada por el estilo, ni buena persona. Simplemente creo que se me dio una segunda oportunidad y estoy devolviendo lo que se me dio. 

 

-¿Qué fue lo que te pasó en la mano?

-En el año 2000 tuve un accidente. Me corté con una botella todos los tendones flexores, los nervios y la arteria cubital, por eso casi me muero en el momento. Por suerte, estaba con dos médicos que me hicieron un torniquete y me llevaron al hospital. Ahí me salvaron la vida. Corría riesgo mi mano. En ese momento yo estaba el en Conservatorio de guitarra y de violín, seguía la carrera de músico. Lograron salvarme la mano. Después tuve tres operaciones de reconstrucción y seguí mi vida normal. Me recibí de licenciado en Relaciones Públicas. Después hice un posgrado en Finanzas. Y trabajé en varias corporaciones. Tuve una vida normal. Pero hace tres años, entrenaba y me volví a lesionar la mano. Y ahí caí en ese dolor tan agudo. Era incapacitante prácticamente. No podía dormir. No podía vivir. No podía nada. Me tuve que volver a los de mis viejos. Y en la pandemia para cuidarlos, me volví a mi departamento. 

 

-Ahí apareció la pintura.

-Sí, un día para escaparle al dolor y al aburrimiento, compré pinturas, un bastidor, un pincel y me puse a hacer un mural con mi mano izquierda. Ahí empezó todo este camino hermoso. Empecé a hacer bastidores. Después llegué a las celebridades. Y ahí llegó la ayuda y la solidaridad. Con la obra de Romina Yan, que fue la primera, pude ayudar a Aaron, un nene de cuatro años que había perdido a su mamá y sus dos manos en un incendio. Después empezaron a llover los casos de ayuda. Lo último que pude hacer es construir la casa de material para dos chicos discapacitados de José C. Paz. En el medio pude pagarlo dos operaciones de vista a otro nene que se llama Iván para que no quede ciego. Y ahora estoy con Valen, con una obra que hice para L-Gante, que necesita unos implantes. 

 

-¿Cómo fue que nació la primera ayuda con Aaron?

-Llegué a Franquito, el hijo de Romina Yan. Yo le quería obsequiar un cuadro de Romina a Cris Morena y él no quería que se lo regalara. Me la quiso pagar. Y no quería. Finalmente, hicimos lo siguiente: lo que él me pagó, lo donamos. Y subió un video a Instagram y me llegó la historia de Aaron. Y fue muy loco porque Franquito había perdido a su mamá y Aaron también. Y Aaron le faltaban las dos manos y yo sé lo que es sufrir por una, y ni me imagino los dos. Y nosotros dos éramos dos grandulones cuando nos pasó. Él tenía sólo cuatro años. Y los dos nos dijimos que la ayuda era para él. Ahí se me ocurrió que con la tracción que generan los famosos, podía generar más ayuda. Y empecé a retratar celebridades, que la firmen y así vender números por 300 pesos y después sortearla. 

 

-¿Tenías algún conocimiento de pintura?

-No, nada. Una vez vi en un video de YouTube cómo agrandar una imagen, una foto, a través de una cuadrícula. Lo había hecho una vez cuando vivía en San Telmo. Me salió más o menos. Y ahora empecé con los retratos, se me dio bien y fui aprendiendo. Pero no sé de gama de colores, ni de texturas, ni nada. Fui autodidacta. Pinto en acrílico sobre bastidor. Traslado la foto, hago el bosquejo y pinto. Pero yo digo que no me considero pintor. Pero sí me considero artista. La pintura es un medio para lograr algo. El verdadero arte es contactar a los famosos y que me ayuden a dar una mano a quien lo necesite. Mi fuerte no es la pintura. Hay miles de personas que pinten mejor que yo. Mi arte es poder conectar con otras personas y poder ayuda. Te repito: la pintura es un medio para lograr esos objetivos. 

 

-Y ahora ingresaste en el criptoarte, ¿de qué se trata?

-Empecé hace poco tiempo. Me pasé 15 días durmiendo poco y nada. Y ya pude ingresar en ese mundo. Es un medio para juntar los fondos. Se me hacía muy cuesta arriba juntar los fondos para ayudar porque era todo en dólares. Yo ando en bondi y alquilo y era imposible. Entonces de este manera, puedo hacerlo. Me convertí en el primer artistas argentino en usar el criptoarte con fines benéficos. Creé un fondo solidario con artistas de América, donde hay gente de México, Colombia y El Salvador, y lo cerré porque hoy somos 11 y es un lío administrarlo. Lo que permite es que no hay fronteras. Puedo interactuar con un artista de Shanghái, hacer una obra en conjunto, publicarla y venderla. Y mientras estoy durmiendo, me la puede estar comprando un tipo de Uzbekistán. Es una locura. Ahora estoy con eso. Ayer me contactaron del primer museo de arte de criptoarte latinoamericano para ofrecerme formar parte y ser uno de los 100 artistas latinos que van a exponer ahí. Así que es un golazo porque voy a poder mostrar mis obras en lugares como Ámsterdam, Buenos Aires, Lima y Miami y, de esa manera, ayudar a todos. Voy a poder juntar fondos y poder ayudar a más personas.