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Perdió la vista a los 15 y llevó el teatro ciego a Nueva York: "El mundo está preparado para ser visto"

BigBang dialogó con Facundo Bogarín, actor, músico y director de la compañía Teatro Ciego que actualmente estrenó la versión en inglés de Sapo de Otro Pozo en el Off Broadway de Nueva York.

por Alejo Paredes

13 Noviembre de 2021 08:00
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Facundo Bogarín tiene 33 años y más de la mitad de su vida la vivió en la completa oscuridad. A los 15 años sufrió un desprendimiento de retina que le hizo perder la vida y le cerró, de manera provisoria, varias puertas. "Siempre fui músico, pero andá a ganar un mango con eso. El teatro no te asegura tampoco una salida y nunca lo había pensado (el hecho de ser un artista) por la ceguera", le cuenta en diálogo con BigBang.

Pero hoy la actualidad de este músico y actor argentino es otra: desde hace más de una década forma parte como director de los trabajadores que conforman la organización de Teatro Ciego, un espacio que desde hace 12 años trabaja en el desarrollo de propuestas artísticas en completa oscuridad. En pocas palabras, él y otra decena de artistas buscan ofrecerle al público una experiencia teatral, mucho más sensorial sensorial, que va más allá de la obra.

Según le contó a este sitio, fue al pasar su adolescencia que descubrió su amor por la actuación. "Entre la adolescencia, la calle y la ceguera dejé de darle bola a la tele. Pero a los 20 años empecé a ver a Julio Chávez, por ejemplo, y me di cuenta que eran buenos en serio. Empecé a consumir actuación de otro lado y, en simultaneo, se presentó el casting del Teatro Ciego y fui de caradura", cuenta, son una sonrisa picara.

Si bien aclara que no sabe cómo explicar la razón por la que quedó seleccionado en aquel casting, advirtió que tuvo que perfeccionarse para comenzar a disfrutar realmente lo que hace. "No podría explicar por qué quedé, pero quedé y me empezó a interesar más. Pero no estaba bueno, no estaba preparado. No tenía herramientas para disfrutarlo, no tenía técnica. A la gente le gustaba, pero yo no lo podía disfrutar de lo que hacía. Entonces, me formé", relata.

Fue a partir de ese casting -señala- que comenzó a interesarse en la actuación. "Vine a un casting acá hace 10 años y me empecé a interesar en la actuación. Empecé a generar un criterio propio con actores, empecé a analizar si actuaban bien o mal. El mundo de hoy está preparado para ser visto porque es el sentido más abarca. Vos te parás en un lugar, pegás un vistazo y ya tuviste un montón de información a la que no podés acceder, por ejemplo, desde el tacto", señala.

Y agrega: "Pero es tanta la información que se  maneja a través de la vista, que la gente deja de prestarle atención al resto de los sentidos. Cuando se estimula el resto de los sentidos, aflora en las personas otra capacidad de atención". Para Bogarín, de hecho está convencido de esto, el público en general le pone más atención a lo que que  puede ver y no tanto en lo que escucha. Solo basta con mirar hacia a un lado y descubrir a aquel amigo que se distrae por cualquier pequeña razón.

Actualmente, Bogarín y la compañía Teatro Ciego estrenaron en el Off Broadway de Nueva York una nueva experiencia presencial inmersiva e innovadora: Odd Man Out, la versión en inglés de Sapo de Otro Pozo, espectáculo que actualmente se puede ver en la sala de Teatro Ciego ubicada en Palermo: se presenta en The Flea Theatre (20 Thomas Street entre Broadway y Church Street) en el Off Brodway Nueva York y en Borges 1974, Palermo. 

Sobre el espectáculo que ofrecen, Bogarín fue claro y explicó: "Es una experiencia enriquecedora y puede ser, en cierto aspecto, empática en una menor proporción. Te ponés en un lugar de una persona ciega, pero es enriquecedor que el espectador sepa que puede entender, reír y pasarla bien sin ver. Se da en total oscuridad y permite desactivar el sentido de la vista para que produzca una reconexión con los demás sentidos", remarca.

Y sigue: "Es un espacio artístico teatral donde se desarrollan obras en completa oscuridad. Al espectador se le anula la vista y se le estimula el resto de los sentidos. Al poder trabajar en la oscuridad, se abre un espacio artístico para personas con ceguera. También trabajan actores que deben adaptarse y prepararse para evitar golpearse o golpear al público. Hay un dispositivo de movimientos de trabajo que se genera con el artista vidente y que el actor ciego ya lo tiene".

El Teatro Ciego utiliza una suerte de modalidad envolvente: no hay un escenario fijo, sino que utilizan aromas, comidas o diversos elementos para despertar los sentidos del público. No se apunta a la imaginación, sino que se cuenta con la imaginación. Es fundamental que el espectador se apunte a experimentar. Es como leer un libro: cada persona se imagina al protagonista como quiere. Podemos leer el mismo libro e imaginar escenarios distintos", asegura.

Además, afirma que cada obra en el Teatro Ciego "va a tener un desenlace distinto", el cual depende de la imaginación del espectador. Consultado sobre cómo toma el público ser invadido por esa abrumadora y repentina oscuridad, el director remarca que a algunos le genera cierta fobia pero aclara que se trata de un porcentaje realmente chico. "Para ellos en principio es algo nuevo", sostuvo.

Y como ejemplo decidió poner el momento en que cada persona se va a dormir por las noches: "Generalmente en tu cuarto, cuando vas a dormir, algún rasgo de la luna, algún brillo o el punto del televisor apagado siempre hay. Acá, en el teatro Ciego, hay oscuridad absoluta y total. Es un espacio no convencional y generalmente es bien recibido. Hay un porcentaje mínimo con fobias que pide salir. Pero generalmente genera sorpresa y hasta risas en el público". 

El lanzamiento de una experiencia teatral y gastronómica fue la forma que encontraron los trabajadores del Teatro Ciego para enfrentar las enormes dificultades económicas que pusieron en riesgo su sustentabilidad y la fuente de trabajo de todos durante la pandemia del coronavirus. "Nos afectó porque todas las salas se cerraron y si bien hubo en principio muchas obras que se pasaron por streaming, nosotros no teníamos esa alternativa porque no usamos imágenes", resaltó.

Se utilizó un plan de contingencia que resultó ser una novedosa experiencia: Teatro Ciego en Casa | Box Gourmet, una caja que incluía una obra teatral musical con cena para vivir en la más absoluta oscuridad. La Box, que se recibía a domicilio contenía instrucciones para dejarse llevar por la experiencia, un espectáculo sonoro en 360º y un menú de 7 pasos. "Veníamos trabajando con 8D, con auriculares que generaban 360° con movimientos de la voz", destacó. 

Y continuó: "Algunas obras se adaptaron a ese formato, se generó también material nuevo y se acompañó con una caja donde iba el instructivo, el link, los auriculares y una venda. También había frasco con aromas y cosas para comer. Nos llevó dos meses pensarlo, crearlo y convertirlo en algo concreto. Hubo una gran movida. Actualmente seguimos trabajando al 50 por ciento de capacidad, es decir 30 personas por función".

La compañía realiza shows de miércoles a domingos, dos o tres funciones por día, y con la capacidad limitada a pesar de que las restricciones en la Ciudad de Buenos Aires son mucho más leves que meses atrás. "Esto es porque hay personas a las que no les importa y hay otras que si quieren seguir manteniendo distanciamiento con el otro. Para que no sea incómoda la experiencia para nadie en la oscuridad, seguimos manejándonos con algunos protocolos", resaltó.

Sapo de otro pozo es una obra de teatro inmersivo en completa oscuridad. Comienza cuando los “pasajeros” ingresan al teatro guiados por una azafata o asistente de vuelo. Una vez sentados, se ponen los auriculares y a partir de ahí, se sumergen sin utilizar el sentido de la vista en la historia de Alberto, un músico ciego que regresa a Buenos Aires después de décadas de autoexilio en la inmensa Ciudad de Nueva York.

A medida que los oyentes se adentran en la historia de amor, prejuicios y miedos, experimentan un "viaje" multisensorial con sonido envolvente  360° (también llamado binaural u 8D). Esta obra fue escrita por Martín Bondone y dirigida por él, Carlos Armesto y Facundo Bogarín.  Dentro del elenco en su versión en español se encuentra el reconocido actor Juan Palomino, quien  grabo la voz de Alberto, protagonista de esta historia y Charo Bogarín, en el papel de Clara.

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