El show que no cesa
30 Abril de 2025 10:39
El Wandagate sumó un nuevo y contundente capítulo. Mientras Wanda Nara aseguraba en televisión que las pericias psicológicas de Mauro Icardi "desaparecieron", fue Yanina Latorre quien, con documento en mano, desmintió esa versión en vivo y dejó al descubierto el verdadero trasfondo de una separación mediática que ya no solo los involucra a ellos, sino que, según la Justicia, afecta directamente a sus hijas.
Desde Sálvese quien pueda, Latorre leyó fragmentos de las pericias oficiales realizadas a ambos en noviembre de 2024, donde psicólogos y profesionales de la salud mental no solo describen el estado emocional de la expareja, sino que ponen la lupa sobre el impacto del conflicto judicial y mediático en las menores del núcleo familiar. "El grupo familiar se encontraba consolidado durante una década, pero la crisis del 2021 quebró los acuerdos. Desde entonces, no lograron establecer consensos de coparentalidad ni dialogar entre ellos", afirma el documento, que también deja en claro que la exposición constante de las niñas al conflicto adulto es perjudicial para su desarrollo emocional.
Lo más alarmante del informe es la falta de responsabilidad compartida. "Ninguno de los adultos ha logrado priorizar y resguardar a los menores involucrados", sentencia la pericia, que apunta a una "marcada dificultad para valorar el impacto del conflicto en la subjetividad de los hijos". Tanto Wanda como Mauro, según los especialistas, muestran incapacidad para proteger a sus hijas del daño emocional generado por sus peleas, cruces públicos y judicialización del vínculo.
La situación es aún más grave teniendo en cuenta que estas evaluaciones fueron hechas antes de los últimos escándalos: la mediática visita del futbolista con las niñas a la casa de la China Suárez, la revinculación forzada del último fin de semana, y el caos en el Chateau, que solo profundizan la crisis familiar. Sobre Wanda, el informe revela que se encuentra con "conciencia de situación", aunque "con un alto nivel de angustia". "Se encuentra globalmente con conciencia de situación. Se observa un alto nivel de angustia, niega la presencia de autoagresión y no se identifica conducta de riesgo en sus respuestas", reza el escrito.
No se registran riesgos de autoagresión, pero sí una "limitación" para entender cómo el conflicto judicial afecta a sus hijas. En el caso de Icardi, se descartan trastornos graves, pero se marca una desconexión emocional con su entorno familiar: el futbolista reconoce que no mantiene vínculos con sus hermanos ni con nadie de su familia. Si bien logra hablar sobre sus hijas y sus características, también subestima la gravedad de la exposición mediática que ellas padecen. "Se descartan síntomas de trastornos psicóticos y del estado de ánimo. Al referirse a sus hijas, logra describir la singularidad de cada una de ellas", dice el documento.
Y agrega: "Sin embargo, se evidencia una dificultad para valorar la afectación y exposición de ellas, en el marco del conflicto familiar". Lejos de disminuir la tensión, el enfrentamiento entre Wanda e Icardi sigue sumando capítulos mientras la Justicia insiste en algo claro: los adultos deben rever sus actitudes y garantizar el bienestar emocional de las menores. Pero hasta ahora, los protagonistas parecen más enfocados en controlar el relato mediático que en cumplir con las advertencias del expediente judicial. En ese contexto, el show no se detiene... pero los daños colaterales ya son imposibles de ocultar.
