La familia Real se encuentra conmocionada después de haberse enterado que el príncipe Philip murió este viernes a sus 99 años, tras haber estado internado durante casi un año por diferentes problemas de salud.
Desde el Palacio de Buckingham confirmaron que el Duque de Edimburgo falleció en el Castillo de Windsor, y desde que se conoció la noticia, comenzaron a acumularse ramos de flores en la puerta del Palacio como acto de homenaje en memoria del príncipe.
Entre lágrimas y conmovidos, muchos decidieron pasar por la puerta de Buckingham, donde al ingreso se colgó el texto del mensaje con el que la reina Isabel II anunció la muerte de su marido.
Lo cierto es que la pareja real estuvo casada 73 años, y muchos de los momentos que atravesaron durante su vida estuvieron reflejados en la serie The Crown, la cual ya lleva en Netflix 4 temporadas.
El título que Philip dejó
La ficción tiene mucho de realidad. De hecho, en los primeros capítulos cuenta que para casarse con Isabel el 20 de noviembre de 1947, Philip debió renunciar a su religión que era la ortodoxa griega y perdió el título de príncipe de Grecia, por lo que a cambio le dieron el de duque de Edimburgo.
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En aquel entonces para él ese fue el primer sacrificio que tuvo que hacer por su mujer, aunque tal como muestra la serie, no fue el último.
Philip no pudo ponerle su apellido a sus hijos
Otra de las cosas a las que tuvo que decir que sí sin estar de acuerdo, fue el hecho de que sus hijos no pudieran llevar su apellido, sino que tuvieran que tener el de la reina.
Esto le provocó a él tal enojo que pronunció una frase terrible, que incluso llegó a los medios: “No soy más que una maldita ameba. Soy el único hombre en el país al que no se le permite darles su nombre a sus hijos”.
La infidelidades a la reina
La serie también muestra que cuando Isabel asume como reina tras la muerte de su padre, empieza cada a estar cada vez más ocupada, y el tiempo que tiene para su familia es casi inexistente.
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Ante esta situación, se da un distanciamiento de la pareja, y es así cuando la ficción cuenta algo que en verdad pasó en la vida real: que Philip le fue infiel a la reina.Aunque los rumores fueron muchos, algunos de los nombres que trascendieron fueron Daphne du Maurier, cuyo marido trabajaba en su oficina, también mantuvo un vínculo con su amiga de la infancia Hélène Cordet, madre de uno de sus ahijados, y con Pat Kirkwood, una estrella de musical.
Incluso, en The Crown aparece un diálogo donde Isabel le pide a su esposo que sea "más discreto" con sus aventuras, porque para ese entonces los rumores ya habían empezado a llegar a la prensa.
La mala relación con su hijo Carlos
Otra de las cosas que se ven en la serie es que Philip no tenía una buena relación con su primer hijo Carlos, a quien desde pequeño mandó a entrenar como militar.Más allá de que Carlos tenía otras orientaciones y le gustaban otras ramas más ligadas al arte, lo cierto es que el vínculo se volvió aún más frío cuando él se casó con Diana Spencer, la princesa de Gales, y luego la empezó a engañar con Camila Parker, de quien siempre estuvo enamorado.
El documental sobre la familia Real
En el cuarto episodio de la tercera temporada se cuenta que al príncipe Felipe se le ocurrió dejar que la BBC grabara un documental en las dependencias privadas del palacio mostrando el día a día de todos los miembros de la familia real.Lo pensó como una jugada para acercarse al pueblo británico, que finalmente no tuvo el resultado esperado, ya que querían mostrarse como gente normal, pero sucedió lo contrario.