27 Febrero de 2025 11:21
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El fallecimiento de Gene Hackman a los 95 años marcó el final de una era en Hollywood, pero también dejó una inmensa fortuna que se convertirá en el centro de atención en las próximas horas. Con una carrera legendaria y décadas de inversiones inteligentes, el actor acumuló un patrimonio neto estimado en 90 millones de dólares, una cifra que ahora pasa a sus herederos. El legendario actor, ganador de dos premios Óscar por The French Connection y Sin perdón, no solo dejó huella en la gran pantalla, sino que supo capitalizar su éxito. Con más de 40 años de trayectoria, participó en éxitos de taquilla como La aventura del Poseidón, Los Tenenbaums y Superman.
Esto, claro está, le permitió obtener importantes sumas de dinero. De hecho, en sus últimos cinco años de vida, se estima que ingresó alrededor de 30 millones de dólares gracias a regalías, inversiones y otras fuentes de ingresos. Más allá de su carrera en el cine, Hackman fue un inversor sagaz. Durante años adquirió diversas propiedades en California y Nuevo México, siendo esta última su residencia final. Su casa en Santa Fe, diseñada junto a su esposa Betsy Arakawa, es una de las piezas más valiosas de su patrimonio inmobiliario. Además, poseía propiedades en otras regiones estratégicas, cuyo valor se revalorizaron con el tiempo.
Con su fallecimiento, se espera que su herencia pase a sus tres hijos: Christopher, Leslie y Elizabeth, fruto de su primer matrimonio con Faye Maltese. Aunque no se revelaron aun detalles sobre su testamento, es probable que la fortuna se reparta entre ellos y, en menor medida, a organizaciones benéficas o a su círculo más cercano. En el caso de su esposa Betsy Arakawa, quien falleció junto a él, la distribución del patrimonio podría seguir lineamientos preestablecidos en un fideicomiso. Uno de los aspectos más lucrativos de su legado es la continuidad de sus ingresos a través de regalías.
Las películas de Hackman siguen generando dinero en plataformas de streaming, reposiciones televisivas y ventas en formato físico. Además, su icónica interpretación de Lex Luthor en Superman y otros personajes memorables garantizan que su imagen continúe siendo explotada en futuras producciones o documentales. Hackman y su esposa fueron hallados sin vida en su residencia de Nuevo México, junto a su perro, sin signos de violencia. Las autoridades investigan las causas del deceso, aunque se descarta la participación de terceros. Su muerte deja un vacío en Hollywood, pero su legado, tanto en lo artístico como en lo financiero, perdurará por generaciones.
Con una herencia que supera los 90 millones de dólares, Gene Hackman no solo fue un actor inolvidable, sino también un hombre de negocios astuto. Sus hijos y herederos recibirán no solo una fortuna material, sino el peso de un apellido que marcó la historia del cine. Lo cierto es que el cine perdió a una de sus figuras más emblemáticas. Hackman, protagonista de algunas de las películas más icónicas del siglo XX, fue encontrado sin vida junto a su esposa en su casa de Santa Fe, Nuevo México. Tenía 95 años y Arakawa, 63. Aunque las autoridades descartan indicios de un crimen, la causa exacta del fallecimiento aún está bajo investigación.
Nacido en San Bernardino, California, en 1930, Eugene Allen Hackman no encajaba en el molde de estrella de Hollywood. Su apariencia común, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en su mayor fortaleza. Hackman llegó al cine después de los 30 años, tras una breve carrera en la radio y en el ejército, al que se alistó falsificando su edad a los 16 años. Se formó en el Pasadena Playhouse, donde trabó amistad con otro futuro mito del cine, Dustin Hoffman. Debutó en cine con "Mad Dog Coll" en 1961, pero su primer gran papel llegó con "Bonnie y Clyde" (1967), interpretando al hermano mayor del célebre forajido.
Desde entonces, su carrera despegó con una fuerza inusitada. En 1971, ganó su primer Oscar con "The French Connection", donde encarnó al implacable detective Popeye Doyle. Más tarde, en 1992, repitió la hazaña con "Sin perdón", de Clint Eastwood, dando vida a un sheriff despiadado que se convirtió en uno de los villanos más memorables del género western. A lo largo de cuatro décadas, Hackman demostró que podía interpretar cualquier papel. En "La conversación" (1974), de Francis Ford Coppola, brilló como un paranoico experto en vigilancia. En "Superman" (1978), se divirtió como el villano Lex Luthor, un rol que repetiría en varias secuelas.
Películas como "Arde Mississippi" (1988), "Hoosiers" (1986), "Los Tenenbaums" (2001) o "Enemigo público" (1998) confirmaron su capacidad camaleónica. Hackman no solo se destacó por los roles que aceptó, sino también por los que rechazó: "Apocalypse Now", "Alguien voló sobre el nido del cuco" y "Gente corriente" son solo algunos ejemplos de películas en las que pudo haber dejado su huella, pero declinó participar. En 2004, tras el estreno de "Bienvenido a Mooseport", anunció su retiro de la actuación. A diferencia de otros actores que prolongan su carrera con apariciones esporádicas, él lo hizo definitivo. Se dedicó a la escritura, publicando varias novelas históricas, y llevó una vida tranquila en su residencia de Nuevo México, donde se refugió con su esposa, alejado de los reflectores.