Pasaron más de ocho años desde el día en el que Ricardo Fort, el rey del chocolate, falleció a los 45 años a causa de una hemorragia gástrica. En las horas cruciales previas a la muerte del excéntrico mediático no fue escasa la presencia familiar y la de su entorno, compuesto por el numeroso séquito de "amigos" que lo seguía a todas partes. Pero había alguien que, desde las sombras, era el verdadero bastión de Fort: Gustavo Martínez.
Fort, Gustavo y los mellizos: una familia
El nombre de Martínez no era un secreto para la familia. Fueron pareja y convivieron hasta el último día de Ricardo, pese a que ya se habían separado. Siempre fue de marcado perfil bajo y reacio a la hora de mostrarse ante las cámaras, pero tuvo que reaparecer en los medios luego del polémico desembarco de Felipe (uno de los hijos de Fort) en las redes sociales.
Tal fue el revuelo que causó uno de los posteos, que Martínez recibió la invitación para sentarse en la mesa de Mirtha Legrand, un sueño que ni el propio Ricardo pudo cumplir en vida. Su presencia en el ciclo sorprendió a muchos, quienes no dejaron de preguntarse, ¿quién es este hombre que dejó todo por cuidar a los hijos de su ex pareja?
Gustavo, el elegido de Fort
"Fue la pareja más larga que tuve y planeé mis hijos con él. Fuimos a hacernos los estudios juntos y yo quise que ellos crecieran cerca de él también", confesó en su momento Ricardo. La frase no fue casual: seis años compartidos daban cuenta del enorme lazo que lo unía a Gustavo.Gustavo hoy en día, en el programa de MirthaPosteriormente dejarían de ser pareja, pero sólo en el plano afectivo. Es que en cuanto amigos y compañeros, lo suyo trascendió el límite impuesto por el "noviazgo". "Una relación diferente": así es como Gustavo definía su vínculo con Fort. "Yo vivía en la misma casa que él, y en el último tiempo también venía Rodrigo, su última pareja. Y yo no me ponía celoso, porque para mí somos familia: yo no competía", confesaba el entrenador físico a la revista Gente el mismo año en el que Ricardo murió.
Todo había comenzado a finales de los 90. Ricardo y Gustavo frecuentaban los mismos lugares y, poco a poco, los encuentros casuales se convirtieron en algo más. Cuando el chocolatero había sugerido la idea de encarar la paternidad, no hubo lugar a dudas: Gustavo iba a ser parte del asunto.
Gustavo junto a Felipe, Marta y Marisa, la niñera de los mellizos (Foto: revista Gente).Juntos fueron a Los Ángeles a comenzar el proceso de alquiler de vientre del cual nacerían Martita y Felipe, los herederos de Fort. Para ese entonces ya no eran pareja, pero el rol de Gustavo no había mutado: no era novio, pero seguía siendo familia; su rol junto a los chicos no iba a cambiar.
Personal trainer e independiente: la modesta vida de Martínez
"Yo soy mayor que Ricardo y nunca quise que nadie me mantuviese", aclaró. Quizás fue eso lo que lo diferenció del resto del entorno de Fort. Si hubo algo que hizo que se mantuviera al costado de Ricardo, era lo afectivo: en quince años nunca había recibido un sueldo por parte del excéntrico millonario, ni conducía los lujosos autos de alta gama del rey del chocolate. Perfil bajo y trabajo duro, las claves del mejor amigo de Fort.Gustavo y Fort, amigos del almaLa independencia era, ante todo, uno de los rasgos de Martínez. Personal trainer de profesión, la ex-pareja de Fort se mantenía alejado de sus posesiones, incluso cumpliendo el rol de tutor de Felipe y Martita, sin ver un solo peso del monto.
Tal era la confianza que Ricardo le tenía, que fue la propia Marta Fort, madre del excéntrico millonario, quien durante el entierro lo abrazó entre lágrimas y le suplicó: "Tenés que estar fuerte por tus hijos".
Gustavo y los mellizos: la vida después de Ricardo
Tres años antes de fallecer, en 2010, Ricardo firmó un documento que cambiaría todo: le daba a Gustavo, hasta entonces padrino de sus mellizos, un poder ante escribano para oficiar como tutor de ellos en caso de fallecer. Le correspondería a Martínez el cuidar de ellos hasta la mayoría de edad, administrando la millonaria herencia del famoso chocolatero y atendiendo a sus necesidades.Felipe y Martita hoy, con 13 años"Quiero asegurarme de que vayan al colegio preparados y de que tengan los conocimientos necesarios", reveló años atrás, dando cuenta de la clase de compromiso que tenía para con los hijos de su mejor amigo.