En abril del año pasado, Pol-Ka se jugó su último pleno con el debut de la segunda temporada de Argentina, tierra de amor y venganza. Pero la secuela del éxito protagonizado por Delfina Chavez y el catalán Albert Baró no logró seducir a la audiencia y se convirtió en la última apuesta de Adrián Suar por mantener con vida a la productora.
El promedio de cinco puntos diarios de audiencia en el prime time no convenció a las autoridades de El Trece, quienes primero cambiaron en más de una oportunidad el horario de la tira, hasta que finalmente tomaron la drástica decisión de reducir a la mitad sus capítulos, pese a que todo el material ya había sido grabado. Fue prácticamente imposible seguir la novela en su recta final, debido a la desprolijidad de las ediciones para acortar las historias y acelerar su final.
"Yo esperaba hacer otro número de rating. A veces, cuando no lo encontrás, el primero que sufre es el canal. Como productor asumo la responsabilidad total. El error fue mío", reconoció en su momento el propio Suar, quien también se mostró disconforme con cómo se acortó la producción y no escondió su malestar con las autoridades del canal, con quienes tiene profundas diferencias desde hace años.
La compra de Pol-Ka por parte del Grupo Clarín comenzó a gestarse en el año 2006 y se oficializó en 2007. Desde entonces, Suar comenzó paulatinamente a deshacerse de sus acciones. "Al día de hoy, Adrián tiene sólo el cuatro por ciento del paquete accionario. Es un dueño simbólico, esa es la realidad", reconocen desde la productora, ante la consulta de BigBang por los rumores de cierre que volvieron a circular en las últimas horas.
"La realidad es que no hay proyectos previstos para este año y tampoco los habrá para el 2025. Son dos años en donde los dueños ya les avisaron a todos los empleados de planta permanente que no habrá ficción, por lo tanto no habrá trabajo", advirtieron, al tiempo que reconocieron que los retiros voluntarios están instalados desde hace más de cuatro años, pero que en las últimas semanas fueron muchos los que sufrieron la presión para acordar su salida de la empresa.
Al momento, la productora -que en su momento de mayor gloria supo tener una planta de 300 empleados y más de 260 horas semanales de ficción en la pantalla- cuenta con 120 empleados y ninguno sabe si seguirá o no percibiendo su salario. "No quieren cerrar la empresa, porque la marca tiene su valor tanto en la Argentina, como en la región. Lo que buscan es vaciar la empresa, que quede sin empleados y en algún momento vender la marca", analizan puertas adentro.