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Revelan cómo era "la granja", el primer nidito de amor secreto de Kate Middleton y William

Se conocieron en la universidad y compartieron un departamento con amigos. Pero el primer nidito de amor fue otro. Mirá dónde pasaron sus primeros años juntos.

12 Julio de 2020 16:05
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Kate Middleton y el príncipe William viven junto a sus tres hijos en uno de los departamentos más lujosos del Palacio de Kensington. Sin embargo, los futuros reyes de Inglaterra no siempre disfrutaron del lujo y las comodidades que ofrece ser miembro de la familia real inglesa. Cómo fue el primer nidito de amor en el que vivieron sus primeros años de relación y por el que pagaban menos de mil dólares por mes.

Si bien se conocieron en el año 2002 en el campus de la Universidad de San Andrés y supieron compartir un departamento junto a otros dos amigos, lo cierto es que Kate y William no pudieron mantener en secreto su romance, que se filtró en los medios en 2004. Desde entonces, lucharon por su privacidad y llegaron a recluirse en la recóndita isla de Anglesey (Gales), con la bendición claro de la reina Elizabeth II.

"Los años más felices de la Reina fueron los que vivió en Malta, cuando su marido seguía sirviendo como oficial de la Marina y su padre, el rey, estaba vivo. Es por eso que, luego de que se casaran, fue ella quien les propuso a William y a Kate que pudieran disfrutar de sus primeros años juntos, lejos del escrutinio público y de los actos oficiales", señalan fuentes del Palacio de Buckingham.

En efecto, el príncipe William se encontraba en pleno entrenamiento militar luego de su boda con Middleton y siguió su entrenamiento en Anglesey, alejado de todo. La propiedad, por la que pagaban 750 libras esterlinas al mes, tenía cuatro dormitorios, dos baños, un living y una modesta cocina. "Tenían una vista espectacular a los acantilados de la isla y una playa privada", destacan, al tiempo que resaltan que se trataba de una granja, sin demasiados lujos.

El tortuoso noviazgo de Kate Middleton y el príncipe William

Mientras los medios de Inglaterra esperaban con ansias el anuncio del compromiso real, el príncipe William tomó una decisión que desconcertó incluso a la Reina: tras recibir su diploma, se sumó en octubre de 2005 a las filas del ejército británico en Westbury. El entrenamiento era de sólo seis meses, por lo que la prensa seguía especulando con la inminente boda real.

Con William en el ejército, Kate se instaló en Londres. Se veían los fines de semana y la relación comenzó a enfriarse. “Con el tiempo, él dejó de verla. Le decía que no podía salir por su entrenamiento, pero a Kate le llegaban fotos de William de fiesta en boliches”, confiaron amigos de la pareja.

Los medios la criticaban por no tener un trabajo. La apodaron “Waity Katie” -Katie, la que espera-. “Ella odiaba ese apodo. Los medios planteaban que lo único que hacía con su vida era esperar el compromiso con William, pero no tenían en cuenta que como 'novia real' tenía muchas limitaciones. Estaba en el límite: no era miembro de la Familia Real, pero tampoco podía hacer lo que quisiera”.

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Fue por ese entonces que Carole Middleton decidió tener una charla con su hija. Preocupada por la invasión de los medios en su vida privada y la constante negativa del heredero al trono de pedirle matrimonio, la empresaria le advirtió a su hija que "el juego" de William era muy peligroso. "Mientras que Kate estaba segura de que William le iba a pedir casamiento, Carole temía lo que podría pasarle a su hija en caso de que el romance se rompiera antes de dar el 'sí'", advierte Kati Nicholl, biógrafa de Middleton en su libro Kate, la futura reina.

"Carole recibió a William con los brazos abiertos, pero con el correr de los años le molestaba que mantuviera a su hija en un 'limbo'. Sentía que lo correcto era que le propusiera matrimonio y que no lo postergara más".

Mientras que la relación con William se enfriaba, Kate decidió tomar el toro por las astas y aceptó un trabajo como compradora de accesorios para el minorista británico Jigsaw. “La relación venía de mal en peor. De hecho, William la dejó por teléfono y ella estaba trabajando cuando recibió esa llamada. Pocos lo veían venir, menos ella”.

Quien sí intuía que esto podía suceder era Carole. De hecho, de acuerdo al biógrafo familiar, la noticia no le impactó. "Ella siempre tuvo miedo de que William se cansara y la dejara en una suerte de limbo social. Había sido la novia del futuro rey de Inglaterra, ¿quién se animaría a formalizar una relación con ella después de eso?".

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Según Nichol, William no estaba seguro de querer seguir con el noviazgo y se sentía presionado tanto por la prensa, como por su propia familia. “El mundo entero esperaba que se casaran, pero él no estaba tan seguro de querer hacerlo. Le gustaban otras chicas, quería divertirse”.

Fue entonces cuando, agobiado por la presión, el hijo de Lady Di levantó el teléfono y dio por terminada la relación. “No puedo seguir adelante con esto, sencillamente no va a funcionar. No es justo para vos”, fueron las palabras con las de WilliamKate, del otro lado del teléfono, no podía entender lo que acababa de escuchar. Después de todo, llevaba meses preparando su casamiento.

William se sentía sofocado por la relación. Era joven, tenía ganas de experimentar otras cosas. Todo el mundo esperaba que se casara y sentara cabeza, pero él tenía otras intenciones”, advirtieron amigos de la pareja. “Kate, por su parte, estaba preparando el casamiento. Para ella no era una cuestión si le iba a proponer casamiento, sino cuándo. Por eso la separación fue durísima”.

En efecto, la actual duquesa confesó el malestar que sintió tras la ruptura durante la primera entrevista que dieron como pareja el día que anunciaron su compromiso oficial. Fue en noviembre de 2010. “En ese momento no fue algo que me hiciera feliz, pero creo que con el tiempo me hizo una persona más fuerte. Me permitió conocer cosas mías que no veía. Cuando sos chico, una relación puede consumirte mucho. Así que creo que me hizo bien, aunque en ese momento no lo veía de esta manera”.