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Belleza con causa y coraje

Romina Reist, la santafesina que desafía los moldes del modelaje: "El verdadero legado es inspirar desde lo auténtico"

Nació en Santa Fe, creció entre cajones de frutas y castings fallidos, y hoy representa a la Argentina en el mundo del modelaje con una voz que rompe moldes y promueve la autenticidad.

por Alejo Paredes

17 Abril de 2025 10:28
La modelo desafía los estándares tradicionales de belleza con una propuesta que va más allá de la imagen.
La modelo desafía los estándares tradicionales de belleza con una propuesta que va más allá de la imagen.

Romina Reist nació en Santa Fe y, desde chica, supo que su lugar estaba entre pasarelas, luces y cámaras. Pero su historia no se parece al cliché de la modelo que "nació para esto". Su camino estuvo pavimentado de rechazos, tropiezos, decisiones difíciles y, sobre todo, una determinación que nunca se doblegó. Hija de verduleros, aprendió desde muy temprano que los sueños no se cumplen con suerte, sino con trabajo.  Hoy, con el título de Embajadora al Mundo en la valija y una proyección internacional en constante ascenso, Reist es mucho más que una cara bonita: es una voz potente que irrumpe en una industria que aún intenta redefinirse. 

Habla de salud mental, abraza lo que la hace distinta y lleva un mensaje inclusivo a cada pasarela.
Habla de salud mental, abraza lo que la hace distinta y lleva un mensaje inclusivo a cada pasarela.

"Esa nena que pedía que la llevaran a castings sigue viva en mí", dice Romina, entre sonrisas y nostalgia. Y aunque los años la alejaron físicamente de su ciudad natal, su raíz santafesina la acompaña como brújula en cada paso. Su historia está tejida con la fibra de la resiliencia. "Mis viejos me enseñaron a pelearla. Y en esta industria, si no bancás los NO, estás afuera", afirma.

Uno de esos NO llegó cuando todavía era menor de edad y una importante agencia internacional quiso firmarla. El contrato que pretendían que firmaran sus padres no era profesional y, con lucidez, lo rechazaron. "Fue una desilusión total... pero hoy lo agradezco. Ese 'no' me salvó", reconoce. Esa experiencia la empujó hacia nuevos caminos, y el tiempo terminó dándole la razón: su carrera como miss y modelo creció sin depender de atajos dudosos.

Relata cómo enfrentó el rechazo, rompió con los estereotipos y convirtió su carrera en una plataforma de empoderamiento y salud mental.
Relata cómo enfrentó el rechazo, rompió con los estereotipos y convirtió su carrera en una plataforma de empoderamiento y salud mental.

Romina desafió otro de los mandatos más enquistados del modelaje: la altura. "La industria está cambiando, pero todavía hay rigidez. Yo no encajaba del todo, y en lugar de esconder mis diferencias, las abracé". Así se volvió una referente para muchas jóvenes que no se ven reflejadas en los moldes tradicionales de belleza. En cada respuesta, Romina expone con claridad su misión: hacer del modelaje una plataforma que inspire, no que excluya. "Ser Miss no es usar una corona, es tener una voz. Quiero dejar un mensaje que vaya más allá de lo estético. Que las chicas sepan que su valor no está en una talla ni en un 'like', sino en lo que hacen con su historia".

Creció aprendiendo sobre esfuerzo y resiliencia. Hoy, representa a la Argentina como Embajadora y redefine el modelaje desde adentro.
Creció aprendiendo sobre esfuerzo y resiliencia. Hoy, representa a la Argentina como Embajadora y redefine el modelaje desde adentro.

La salud mental es otro pilar en su discurso. "Aprendí a hablarme con amor. A no exigirme perfección. Hoy defiendo el bienestar emocional como parte esencial de mi carrera". En un mundo donde las imágenes se editan y los cuerpos se idealizan, Reist levanta la bandera de lo real. Y no como consigna de moda, sino como un principio de vida. Desde que vive en el exterior, su mirada se amplió. "Afuera hay más estructura, más inversión. Pero creo que en Argentina hay un potencial enorme para que la moda evolucione hacia espacios más inclusivos. Ya se están viendo cambios y eso me entusiasma".

A largo plazo, sueña con emprender: una marca, un proyecto vinculado al bienestar, algo que refleje su visión integral de la belleza. "El modelaje me dio herramientas para liderar, comunicar y crear. Y quiero usar todo eso para dejar algo que trascienda la pasarela". Cuando se le pregunta por su legado, no duda: "Quiero que me recuerden por el impacto que pude tener en las personas. Por haber inspirado a otros a ser auténticos, a confiar en su historia. Las coronas se guardan, pero lo que le dejas a alguien en el alma, eso no se olvida".

Nació en Santa Fe, creció entre cajones de frutas y castings fallidos, y hoy representa a la Argentina en el mundo del modelaje
Nació en Santa Fe, creció entre cajones de frutas y castings fallidos, y hoy representa a la Argentina en el mundo del modelaje

Romina Reist representa una nueva generación de modelos que no solo quieren verse, sino también ser escuchadas. Y lo hace con una combinación poderosa: belleza, sí, pero también propósito, conciencia y una honestidad que la vuelve inolvidable. Porque, como ella misma dice, "la verdadera belleza está en ser uno mismo, sin máscaras, sin miedo, y sin pedir permiso".

Entrevista completa a Romina Reist

Desde chica soñabas con ser reconocida en el mundo del modelaje. ¿Qué sentís hoy cuando mirás hacia atrás y recordás esa nena que pedía que la llevaran a castings?

- Siento una mezcla de ternura y orgullo. Esa nena que tenía una ilusión tan pura, tan grande, que ni siquiera entendía del todo lo difícil que podía llegar a ser ese camino. Solo sabía que le brillaban los ojos cuando veía una pasarela o una cámara. me emociona ver cómo esa determinación infantil se transformó en una carrera que me llena el alma. Esa nena todavía vive en mí, y es la que me recuerda por qué empecé.

¿Cómo influyó tu crianza en el seno de una familia trabajadora, con padres verduleros, en tu manera de encarar los desafíos de esta industria tan exigente?

- Crecer en una familia trabajadora, con padres que se levantaban antes del amanecer para abrir la verdulería, me enseñó el valor del esfuerzo, de la constancia y de la humildad. Nada venía fácil, y eso me preparó para una industria en la que tenés que estar dispuesta a pelearla, a bancarte los NO y seguir adelante. Mis viejos nunca me dejaron olvidarme de dónde vengo. Esa raíz me dio equilibrio. En un ambiente donde muchas veces todo parece superficial o volátil, tener presente esos valores me ayudó a mantener los pies en la tierra.

¿Cuál fue el rechazo que más te marcó y cómo lograste convertir esa frustración en motivación?

- El rechazo más grande que me marcó, que no fue un rechazo en sí, sino que había quedado y pasado varias etapas para un casting de una agencia internacional muy conocida muy famosa, fue que yo era menor de edad, ellos enviaron el contrato a mis padres y básicamente el contrato era una chantada. No era nada profesional, y funcionaba básicamente como que ellos se adueñaron de uno y hasta lo podían sacar del país las veces que ellos deseen. 

Claramente mis padres no firmaron ese contrato y ahí fue una desilusión total. Al pasar los años, había visto en las noticias que la persona encargada de esa agencia en Argentina no estaba haciendo las cosas bien y que por eso ya no formaba más parte de esa agencia de renombre. Yo era menor, no entendía mucho pero hoy lo agradezco. Gracias a ese NO de mis padres mi carrera creció. Conocí otras agencias, comencé mi carrera como miss y nunca me rendí.

Alguna vez mencionaste que los estándares de altura fueron una barrera. ¿Creés que la industria está empezando a abrirse a otros cuerpos y perfiles?

- Sí, la industria del modelaje está atravesando una transformación significativa hacia la inclusión y la diversidad. Aunque los estándares tradicionales de altura y talla aún persisten en ciertos ámbitos, cada vez más marcas, diseñadores y agencias están ampliando su visión de la belleza. Este cambio ha permitido que modelos de diferentes alturas, tallas y características físicas encuentren oportunidades en pasarelas y campañas publicitarias. 

Aunque aún queda camino por recorrer, el avance hacia una moda más inclusiva es evidente y continúa ganando fuerza, ofreciendo nuevas oportunidades para modelos de todos los perfiles.

¿Qué es lo que más te incomoda de los estándares tradicionales de belleza y qué sentís que aportás vos para romper con ellos?

- Lo que más me incomoda de los estándares tradicionales de belleza es la rigidez: esa idea de que solo hay una forma "correcta" de verse para ser considerada bella o válida en esta industria. Durante mucho tiempo, se premió un solo tipo de cuerpo, una altura, un color de piel, una edad y eso no solo excluye, también daña. Genera inseguridad, presión, hasta culpa en personas que tienen tanto para ofrecer pero que no encajan en ese molde impuesto. Yo no encajaba del todo, y por eso elegí no esconder mis diferencias, sino abrazarlas.Siento que lo que aporto es justamente eso: una voz que representa a las que alguna vez se sintieron fuera de lugar.

¿Cómo lográs cuidar tu salud mental en un ambiente que, muchas veces, pone el foco exclusivamente en lo físico?

- Cuidar mi salud mental se volvió muy importante. Al principio no lo entendía del todo; me metí en la vorágine de los castings, las comparaciones, las redes... y ahí es fácil perderse, empezar a medir tu valor por una foto, un número o un "like". Aprendí a desconectar, a darme espacios para mí: leer, estar con mi familia, rodearme de gente que me quiere por lo que soy más allá de lo que hago. Y sobre todo, aprendí a hablarme con amor. A no exigirme perfección, sino verdad. 

Porque si bien esta industria puede ser dura, también puede ser transformadora si una entra fuerte por dentro. La salud mental no es un lujo, es una base. Y hoy, más que nunca, la defiendo como parte esencial de mi carrera.

Soñás con ser Miss porque querés ser un modelo a seguir. ¿Qué tipo de mensajes te gustaría dejarle a las chicas que hoy te miran como un ejemplo?

- Me encantaría dejarles un mensaje que vaya mucho más allá de lo estético. Ser Miss, para mí, no es solo usar una corona: es tener una voz, una plataforma, una responsabilidad. Y si hoy soy vista como un ejemplo, quiero que ese ejemplo inspire a otras chicas a creer en sí mismas, incluso cuando todo parezca estar en contra.Quiero decirles que no tienen que encajar en ningún molde para brillar. Que su valor no está en una talla, una altura o una cara perfecta, sino en lo que hacen con su historia, con su lucha, con sus sueños. Que está bien tener miedo, dudar, caerse... pero que lo más poderoso es levantarse con más fuerza.

¿Qué significa para vos hoy ser "Embajadora al Mundo"? ¿Qué sentís que representás?

- Para mí, ser Embajadora al Mundo no es solo llevar una banda o un título; es representar una identidad, una historia, un conjunto de valores que me atraviesan desde que soy chica. Significa ser puente entre lo que soy y lo que quiero inspirar. Es llevar mi país, mis raíces, mi gente, en cada paso que doy, pero también abrirme al diálogo con otras culturas, con otras realidades.Siento que represento a todas esas personas que alguna vez se sintieron invisibles o fuera de lugar. A las chicas que vienen de familias humildes, que sueñan en grande pero a veces dudan de si es posible. Represento la perseverancia, la fe en uno mismo, el valor de no rendirse.Ser Embajadora al Mundo es, en el fondo, una invitación: a mirar con más empatía, a romper prejuicios, a construir belleza desde lo auténtico.

En un mundo que a veces banaliza la imagen, ¿cómo te asegurás de que tu imagen esté conectada con un propósito?

- Esa es una pregunta clave, porque la imagen sobre todo en esta industria  puede volverse una máscara, algo vacío si no está sostenido por algo real. Yo me aseguro de que mi imagen esté conectada con un propósito siendo coherente con lo que soy, con lo que creo y con lo que quiero transmitir. 

No me interesa mostrar una versión idealizada o perfecta de mí. Me interesa mostrar una mujer que trabaja, que siente, que se cae y se levanta. Por eso, cada vez que subo una foto, participo en una campaña o me paro frente a una cámara, me pregunto: ¿qué estoy contando con esto? ¿Qué mensaje estoy dejando? Trato de que mi imagen acompañe causas que me importan como el empoderamiento femenino y no quedarme solo en lo estético.

¿Cómo cambió tu visión del modelaje desde que vivís en el exterior? ¿Qué diferencias notás con respecto a Argentina?

- Vivir en el exterior me abrió los ojos de muchas maneras. Cambió mi visión del modelaje porque empecé a verlo no solo como una carrera estética, sino como una plataforma global, con reglas distintas según el lugar, pero también con oportunidades únicas para crecer y ampliar el mensaje que una quiere dar. Una de las diferencias más marcadas que noté con respecto a Argentina es la estructura de la industria. Afuera hay más inversión, más visibilidad.

¿Creés que en Argentina hay lugar para que la moda y los certámenes evolucionen hacia espacios más inclusivos?

- ¡Si! Creo que hay un potencial enorme para que la moda y los certámenes en Argentina evolucionen hacia espacios más inclusivos. Si bien hemos avanzado en los últimos años, todavía hay mucho camino por recorrer. La buena noticia es que las conversaciones sobre diversidad, inclusión y cuerpo han cobrado mucha fuerza, y cada vez más marcas, diseñadores y certámenes están tomando conciencia de que la belleza no es una talla, una altura ni una cara específica. 

Hay muchas chicas y chicos, así como profesionales dentro de la industria, que están luchando por romper con esos estándares tradicionales y por abrir espacios para personas de todas las edades, tamaños, colores de piel, historias y orientaciones. Ya lo estamos viendo, por ejemplo, con marcas argentinas que promueven colecciones más inclusivas, o certámenes que empiezan a valorar otras características además de lo físico. Creo que todo es cuestión de tiempo!

¿Qué aprendiste de vos misma al tener que rearmarte lejos de casa y empezar de nuevo en otro país?

- Aprendí que soy mucho más fuerte y resiliente de lo que pensaba. Cuando me tocó empezar de nuevo lejos de casa, en un lugar donde no conocía a nadie y todo era diferente, me di cuenta de lo importante que es estar en contacto con uno mismo, con lo que realmente importa.Tuve que aprender a confiar más en mis instintos, a ser más independiente, y a no tener miedo de equivocarme. En ese proceso, entendí que la vulnerabilidad no es una debilidad, sino una fortaleza. 

De hecho, al abrirme más, pude conectar mejor con las personas a mi alrededor, hacer nuevas amistades y crear un círculo de apoyo, aunque fuera lejos de mi familia. La capacidad de reinventarme está dentro de mí, y eso es algo que nunca podré perder, sin importar en qué lugar del mundo esté.

¿Pensás en un futuro más allá de las pasarelas? ¿Qué te atrae del mundo empresarial vinculado a la moda o al bienestar?

- Sí, definitivamente pienso en un futuro más allá de las pasarelas. Aunque mi carrera como modelo es algo que amo y valoro profundamente, sé que la industria es cambiante, y siempre es bueno tener otros horizontes en mente. De hecho, he comenzado a pensar en cómo puedo seguir creciendo y aportando en otros aspectos del mundo de la moda y el bienestar, que me apasionan mucho.En el mundo empresarial vinculado a la moda, me atrae la idea de crear algo propio, tal vez una marca o una línea de productos que celebre la diversidad y la autenticidad, algo que pueda ir más allá de las tendencias y que se enfoque en el bienestar, la comodidad y la sostenibilidad. Tambien, el bienestar es otra área que me atrae mucho. He aprendido a lo largo de los años lo importante que es cuidar de la mente, el cuerpo y el alma, y me encantaría poder involucrarme más en ese ámbito, tal vez a través de proyectos que promuevan la salud mental, el autocuidado o la conexión con uno mismo. La idea de ayudar a otras personas a sentirse mejor consigo mismas, a superar sus inseguridades y a encontrar equilibrio, es algo que me mueve profundamente.

¿Qué herramientas creés que te dio el modelaje para emprender tu propio proyecto en el futuro?

- El modelaje me ha dado un conjunto de herramientas valiosas que me servirán mucho si decido emprender mi propio proyecto en el futuro. No solo son habilidades visibles, como el manejo de la imagen o la presencia en público, sino también capacidades internas que he ido desarrollando a lo largo de los años. Resiliencia y perseverancia, Autodisciplina y organización, Capacidad de comunicarme y conectar con las personas, Visibilidad y manejo de redes sociales, Trabajo en equipo y liderazgo, Creatividad y adaptabilidad: Todas estas herramientas me han formado como profesional y como persona.

¿Qué tipo de legado te gustaría dejar, más allá de las coronas y los títulos?

- El legado que me gustaría dejar va mucho más allá de las coronas y los títulos. Si bien esos momentos son importantes y valiosos, lo que realmente quiero es ser recordada por el impacto que pude tener en las personas, por la forma en que logré inspirar a otras a ser auténticas, a luchar por sus sueños y a no dejarse limitar por lo que la sociedad dice que deben ser. Me gustaría dejar un legado de autenticidad y empoderamiento. Que cada chica o chico que me haya visto en una pasarela, en redes o en cualquier otro espacio, se haya sentido acompañado en su proceso de aceptación y confianza. 

Quiero ser un ejemplo de que la verdadera belleza está en ser uno mismo, sin máscaras, sin miedo al rechazo, y sin importar los estándares de la industria. También me gustaría que mi legado esté marcado por la inclusión y la diversidad. Que haya aportado mi granito de arena para que la moda, los certámenes y el mundo en general sean más abiertos, representativos y conscientes de que no hay un solo tipo de cuerpo, rostro, color o historia que defina lo que es bello o valioso. Y, por último, me gustaría dejar un legado que hable de la importancia del bienestar mental y emocional. Si pudiera inspirar a alguien a cuidar su salud mental, a no sentirse solo en sus luchas internas, a buscar ayuda cuando lo necesite, ese sería un legado que valdría mucho más que cualquier trofeo.

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