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Sabrina Ravelli y su primer Día de la Madre: “Gracias a mi hija Ainhoa lo celebro con una alegría total”

La panelista y su marido Maximiliano se convirtieron en padres en junio de este año.

por Matias Ayrala

17 Octubre de 2021 06:00
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El 15 de junio de 2021, las vidas de Sabrina Ravelli y de su esposo Maximiliano Minoli cambiaron para siempre. Esa noche nació su primera hija: Ainhoa. Por eso, este Día de la Madre será el primero que celebrará la bella y simpática panelista y modelo. 

La felicidad que Ainhoa (nombre de origen vasco y que en idioma euskera significa "la de tierra fértil") llevó a su hogar es enorme. En una charla con BigBAng, Sabrina relata: “Es una beba hermosa y nos da mucha felicidad tenerla. Cada día es una alegría verla”. 

 

-¿Cómo es esta etapa de tu vida como mamá?

-Todo es soñado. Tal vez, alguna que otra persona puede decir que es estresante porque una duerme poco, se levanta cada dos o tres horas, pero yo le veo el lado positivo: Siempre soñé con tener un bebé y formar una familia. Cuando era chiquita, jugaba a eso y siento que ese sueño se hizo realidad. Por eso, despertarme cada dos o tres horas es costoso pero a la vez la miro, me hace una sonrisa y es todo perfecto. Para colmo, es una beba tan compradora que se me cae la baba. No hay problema por no dormir. 

-A pesar de que es muy chiquita, ¿cómo es su personalidad?

-A ella se le re nota la personalidad. De hecho, te puedo decir que se le nota que es re feliz. Todo el tiempo está sonriendo. Desde que abre los ojos, se la pasa riéndose. Cualquier persona le habla y ella se mata de risa. Cuando va al doctor, que la mayoría de los bebés lloran cuando los desnuda, ella le hace sonrisa. Así está todo el día: a pura risa y sonrisa. Solamente llora cuando le agarra un poco de hambre. Después es siempre feliz.

 

-¿A quién se parece?

-Al padre. Es el calco del padre. Yo estoy esperando que se parezca un poco a mí. Pero todavía no hubo chances.

-Tal vez cambie un poquito cuando crezca, ¿no?

-Puede ser. En verdad, la boca y la naricita es un poco se parecen a las mías cuando era bebita como ella. Pero después la parte de los ojos es igual al padre. Pero como son rasgos más fuertes y la mirada también, se nota mucho más que se parece a él.

 

-¿Y cómo te descubriste como madre? ¿cómo sos?

-Me encanta ser mamá. Recibo mucho halagos sobre ese tema. Hay mucha gente que me dice que soy una madraza. Y la verdad que me sorprende a mí misma como soy porque nunca me imaginé tener tanta pero tanta paciencia. Cuando yo estaba soltera, la verdad es que pensaba que me encantaban los bebés pero que había que tener mucha paciencia para despertarse toda una noche, o calmarlos para que no lloren, o llegar a nuestras casas sin fuerzas y tener que bañarlos y hacer las cosas de las cosas. Me daba miedo y me preguntaba cómo hacía uno. Y me acuerdo que una vez le pregunta a mi mamá de dónde saca uno fuerzas para poder hacer todo eso. Y ella me respondió: “Esas fuerzas de algún lado las sacás”. Y la verdad que era cierto. Ahora que soy mamá, me doy cuenta que sacamos energía de donde sea y hago todo con amor, con pasión. Me da ganas de hacer cualquier cosa por ella con mucha alegría.

 

-¿Duerme bien de noche?

-Sí, ella tiene su cuna colecho y está conmigo en la cama, toma la leche y apenas se duerme, la paso a su cunita. Me da miedo que al taparme con la frazada, la pueda tapar a ella. Cosas que no suelen suceder, pero que prefiero prevenir. Entonces la dejo en su cunita que es más seguro. Son los miedos que una tiene. 

-¿Cómo es la organización a la noche? ¿Te levantás vos sola o se levantan los dos?

-Maxi es un padrazo. Le cambia siempre los pañales. La bañó él por primera vez. La verdad se porta. Pero duerme en otro cuarto. (Se ríe)

 

-¿Lo echaron o se mudó?

-Un día, solito, se agarró la almohada y se armó otro cuarto para él porque, según él, como trabaja todo el día, tiene que dormir ocho horas diarias para poder rendir. Entonces me dijo: “Ustedes tienen su habitación. Quédense tranquilas, despiértense las horas que quieran pero yo me voy a otro cuarto así puedo rendir todo el día”.... Y bueno, ¿qué le voy a hacer? Fue una negociación. (risas)

-Igual a la noche se ocupa de la bebita.

-Sí, a la noche llega, cenamos y la disfruta. Igual es lógico que él se haya ido. Tiene que descansar porque después está fuera de casa. Además mucho no puede hacer. La mamá le tiene que dar la teta y el hombre se queda ahí mirando. Ahora mi gordita empezó a tomar mamadera así que podría darle una de vez en cuando. También dijo que cuando ella pase a su habitación, que ya está armada, él vuelve a nuestro cuarto.

 

-¿La amamantás y le das mamadera?

-Ella tuvo un temita desde que nació que era que se quedaba con hambre con la leche materna. Entonces le tuve que empezar a dar fórmula porque no subía de peso. Vos sabés que cuando nacen, los bebés bajan de peso durante la primera semana y la semana siguiente lo empiezan a recuperar. Mi nena tardó un mes y medio para recuperar el peso con el que nació. Entonces le tuvo que dar sí o sí mamadera y le daba mixto. Hasta que después, mi leche mixta fue disminuyendo y se quedó con la mamadera. 

 

-¿Ainhoa tuvo una internación a pocos días del nacimiento?

-Sí, ella tuvo la bilirrubina alta a la semana de haber nacido. Fue en su primer control a los cinco días de su nacimiento. Teníamos el alta, habíamos estado en casa, felices... y fuimos a ver a la pediatra. Y de pronto, me la dejaron internada y fue terrible. Estuvo tres días bajo la lámpara azul para que le baje la bilirrubina.

-Esos tres días habrán sido eternos para ustedes.

-Para mí fue desgarrador. Lo que lloré fue terrible. Te apartan de tu bebita. Y cuando volvía a casa, estaban todas sus cositas, el cochecito vacío, su cunita sin ella, su ropita con su olor y que ella no estuviera en la casa era terrible. 

 

-¿Y cómo fue cursar un embarazo y un parto en medio de una pandemia?

-Fue duro también. Me hubiese gustado mucho tenerla en una vida normal. Pero se dio. Me hubiera gustado que mis familiares, que son muchos, pudieran haber disfrutado del embarazo, de la beba, que hubieran podido visitarme cuando nació y lo que se vive realmente. Mis primos y otros familiares ni siquiera me vieron embarazada. Otros no pudieron conocer a la beba todavía. Y es que hay que cuidarse porque ella es chiquitita y todavía no tiene todas las vacunas. Eso es lo que duele mucho. Para mi cumpleaños, ni para el Día de la Madre tampoco nos vamos a poder festejar como antes. O me pasa que los abuelos se mueren de ganas de besarla y no se puede. Eso duele.

-Ahora se viene tu primer Día de la Madre, ¿cómo te preparás para eso?

-En realidad, yo siento que festejo el Día de la Madre todos los días. Es un día más pero esta vez lo celebro con una sonrisa de par a par. Es una alegría total. Estoy súper feliz. A veces me pasa que estoy con mi marido mirando una película y ella está en su cunita, y de pronto miro al costado y me dijo: “¡Wow! Tengo una hija”. No caigo todavía. Al principio es así. Me pregunto cómo salió eso de mi panza, cómo lo formé y es increíble. Es todo mágico y maravilloso.

 

-Todavía es muy chiquita, pero, ¿pensaron en tener otro hijo?

-Por mí sí. Tengo muchas ganas de darle una hermanita o un hermanito. A mí me encantan los bebés. Lo disfruto. Sería maravilloso. A mí me encanta. 

-¿Te gustaría volver a trabajar rápido o preferís quedarte con lo que necesita la beba?

-Cuando Ainhoa tenía un mes, empecé como panelista en América. Iba de vez en cuando a grabar un rato y se quedaba con el papá o con mi mamá. Y estuvo muy bien. Iba, grababa y volvía. También me gustaría hacer temporada. No descuido el trabajo sino que me acomodo tanto con mi marido o con las abuelas. Y mis ganas están siempre para volver a trabajar. Ahora con la compañía hermosa de mi hija. 

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