12 Agosto de 2020 09:29
La primera semana de enero, después de pasar tres semanas en una mansión alquilada en Canadá, Meghan Markle y el príncipe William dejaron a su pequeño hijo, Archi, al cuidado de una de las mejores amigas de la duquesa y partieron rumbo a Inglaterra para anunciar su renuncia a la Corona británica. Fueron días de furia puertas adentro del Palacio de Buckingham y de reclamos cruzados entre los hijos de Lady Di. Dos días después, pese a la expresa molestia del heredero al trono británico, Harry pateó el tablero y anunció desde su cuenta de Instagram su renuncia a la Familia Real.
El anuncio coincidió con el cumpleaños número 38 de Kate Middleton, esposa de William; decisión que para muchos no fue casual y que tensó aún más el escaso diálogo que por entonces mantenían los hermanos. Atenta a la repercusión mundial del sorpresivo anuncio de uno de sus nietos preferidos, la Reina dijo basta y ordenó una cumbre secreta (y presencial), de la que participaron sólo Harry, William, el príncipe Carlos y la monarca. Allí se delinearon las nuevas reglas que los duques tenían que acatar a rajatabla en su "nueva vida", lejos de la Corona.
Para ese entonces, Meghan ya había regresado a Canadá. Alejada de los medios, la actriz se recluyó en la fastuosa mansión que habían alquilado para disfrutar de unas vacaciones lejos de la atención mediática. Seguía por teléfono lo que sucedía en Inglaterra. "Ya está, somos libres", le confirmó horas después del encuentro su marido. Y así, Meghan tomó la decisión de dejar una vez más a su hijo al cuidado de su amiga y regresó a Londres para ultimar los detalles no sólo de la mudanza. Y es que, después de que William les quitara todos los fondos compartidos de la realeza, la actriz y el hijo menor de Lady Di debían desmantelar de modo inmediato sus oficinas y despedir a todos sus colaboradores.
Ahora se entiende: Meghan, Harry y la historia secreta detrás del primer "sobre" tras su renuncia"Algunos de ellos fueron reasignados a otros miembros de la Familia Real, pero lamentablemente hubo despidos", reconocieron desde la Corona. Meghan, a quien los medios británicos acusaron de ser frío y exigente con sus empleados, se quebró en llanto cuando tuvo que anunciar el cierre de las oficinas de los Sussex. Al menos, eso es lo que revela el libro Finding freedom, escrito por los periodistas Omid Scobie y Carolyn Durand. Y, aunque los duques negaron cualquier tipo de participación en el mismo, se sabe que fueron todos sus amigos los encargados de "contar lo que realmente pasó" tanto sobre los días finales, como todo lo que ocurrió desde que el hijo menor de Lady Di presentó a Markle como su novia en julio de 2016 y potencial futura esposa.
De acuerdo al relato del personal del Palacio que acompañó a la duquesa en la despedida, Meghan no sólo se quebró en llanto, sino que resaltó -en línea con la postura que semanas después tomaría en público su marido- que ambos querían que "las cosas fueran de otra manera", dando a entender que la abrupta partida y la condición de "dejarlo todo" no fue su deseo, sino una imposición que vino "de arriba". Y, aunque para muchos esa exigencia corrió por parte de la Reina Elizabeth II, tanto los amigos de Harry, como los de William reconocen que quien metió presión para que fuera así fue el hijo mayor de Lady Di.
El adiós se dio en las oficinas que el matrimonio tenía en el Palacio de Buckingham en el mes de marzo. Fue después de un encuentro privado que Meghan mantuvo con académicos de la Asociación de Universidades de la Commonwealth, su último acto en solitario como representante de la Familia Real. El autor del libro, quien además es editor de la revista Harper's Bazaar, recibió una llamativa invitación para participar del encuentro; lo que para muchos confirma que ya por ese entonces los duques de Sussex querían tener testigos que contaran cómo sucedían las cosas puertas adentro del Palacio durante la denominada "transición".
La condición secreta de Harry y Meghan y el pacto para "no ridiculizar" a la familia real"No tenía por qué ser así", le dijo Meghan a uno de sus colaboradores más cercanos y se puso a llorar. "Eran finalmente las lágrimas que la duquesa había estado reprimiendo valientemente. Ahora estaban libres, para fluir entre caras conocidas", se reconstruye en el libro. "La duquesa de Sussex se despidió muy emocionada de sus queridos asistentes", resaltó, al tiempo que detalló: "Luego, ese mismo día, Meghan regresó a Canadá en el último vuelo comercial, ansiosa por estar de regreso en la isla de Vancouver por la mañana, antes de que Archie despertara".