La ficción sirve para echar luz sobre los momentos más oscuros de la vida. En El amor después del amor, la serie sobre Fito Páez, se descubren varios de esos lugares. El asesinato de su familia, la muerte de su madre y de su padre, las adicciones propias y ajenas y hasta la depresión son varios de los lugares que transita la biopic producida por Netflix. Pero uno de las escenas más duras es la del abuso que Fito sufrió cuando era un nene en manos de su niñera Felipa.
Esa parte de la historia se gestó con la muerte de Margarita Zulema Ávalos, la mamá de Fito, que falleció a solo ocho meses de darlo a luz. De ahí en adelante, Rodolfo, su padre, y su abuela Belia junto a su tía Charo, se hicieron cargo de su crianza. Pero Fito creció y necesitaba de más cuidados. Así fue que Felipa, una joven oriunda de Santiago del Estero, fue contratada para que oficiara de niñera cuando él regresaba de la escuela.
El vínculo entre ellos se volvió muy cercano casi al instante. La diferencia de edad era de 10 años y se volvieron casi hermanos. Ella había llegado a Rosario desde un pueblo del interior de Santiago y le enseñaba nuevos juegos o lo llevaba a la plaza para jugar a las escondidas. En la ficción dejan en claro que el niño sentía una atracción por la joven y por eso solía espiarla en la intimidad de la habitación de servicio, ubicada en la terraza de la casa familiar.
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En uno de esos momentos, Felipa descubrió que el niño Fito la espiaba mientras caminaba desnuda por el lugar o cuando se cambiaba la ropa. Dichas escenas se repiten en el segundo capítulo de la biopic. La actriz Camila Plaate que interpreta a la niñera, protagoniza esos momentos y otros en los que coquetea con hombres de su edad mientras el chiquito la observa, entre enojado y celoso.
En la escena del abuso, que no aparece representado pero es dado a entender, el nene rosarino descubre que Felipa sube a su habitación tras un almuerzo familiar en el que tomó de más. Entonces, Fito la sigue, la mira por la ventana. Pero tras desnudarse, Felipa abre la puerta y le da la invitación para que ingrese al lugar. Entonces, él pasa y la puerta se cierra. Después de eso no se ve más nada. En los actos que le siguen, Fito les consulta a su abuela y a su padre por Felipa, y no hay respuestas. La habían echado.
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Lo cierto es que más allá de lo descripto en la ficción, Fito había hablado sobre el abuso que sufrió en su casa natal cuando era un pequeño. Primero lo hizo en su libro Infancia y juventud, el primer tomo de sus memorias, que sirvió de base para el guion de la biopic de Netflix. En esa publicación, Páez describe a Felipa como “una bella santiagueña, con el pelo entreverado como Ava Gardner y una juventud que se salía por todos lados”. También contó que fue contratada cuando él tenía cuatro años y se instaló en una habitación que daba al patio de su casa, al que Fito se mudaría en su adolescencia.
En esas líneas, Fito también escribió: “Nos queríamos mucho, era mi nanny”. Y siguió para describir ese vínculo: “Jugábamos a los penales en el patio de baldosas falsamente andaluzas mientras mi padre y mi abuela protestaban por los pelotazos”. En otro párrafo, Fito afirmó: “Éramos dos niños, jugábamos como si fuéramos hermanitos. Y también oficiaba de mamá”. Pero dijo sobre el momento del abuso: “Creo que abuela Belia escuchó el grito fuerte de Felipa. Desde ese día se vivió un clima extraño. Pasaron unos días y nunca más la volví a ver. El día que me dijeron que no trabajaría más en la casa lloré durante horas, durante días. Fue un terrible desconsuelo”.
Pero en 2018, Páez volvió a hablar sobre ese abuso que sufrió por culpa de su niñera. En un perfil realizado por Leila Guerriero, el músico contó sobre el despertar sexual y relató: “Tuve experiencias con Felipa, una chica que me criaba”. Entonces le dio profundidad al asunto y recordó: “Un día se puso en pedo y se me subió encima y me violó”.
Y continuó sobre lo que sucedió esa tarde: “En un sentido. Porque yo lo viví con mucha alegría. Siete, ocho años tendría. Es una situación que podría ser traumática para cualquier niño, porque es un chico violado. Pero yo tenía una intimidad de amor con ella. Por supuesto que pienso que podría ser una escena muy salvaje. Sin embargo, para mí fue un despertar erótico hermoso”. Y finalizó: “Es algo muy serio el sexo. Hay algo que se revela cuando te sacás la camisa. Es 'ah, estábamos en un mundo civilizado pero en bambalinas sucede esto'. Okey. A mí me gustan las bambalinas”.