Luego de ser condenado a 11 años de prisión por homicidio simple después del femicidio de Alicia Muñiz, Carlos Monzón -quien hoy cumpliría 77 años- transitó parte de su condena en el penal de Batán, cerca de Mar del Plata, para después de ser trasladado al de Junín y finalmente al de Las Flores, en la ciudad de Santa Fe.
"Ves a un hombre quebrado, disminuido desde muchos puntos de vista", reflexionó Jorge Román, uno de los actores que lo interpreta en la serie biográfica Monzón, sobre los años del boxeador tras las rejas. "Monzón en la cárcel seguía marcando distancia, como una incapacidad histórica en él de conectarse sensiblemente con las cosas".
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Sin embargo, en esos años sí logró conectar al menos con una persona: Julieta Gómez Martí, una niña de 12 años fan del boxeo que decidió escribirle una carta mientras estaba en prisión y sorpresivamente logró respuesta.
"Debo decirte que me gustó tu carta. Realmente me ayuda muchísimo y a veces me siento muy querido. Lamentablemente solemos tirar piedras sin antes conocer a la gente y entramos a juzgar como si fuésemos dueños de la verdad. Tengo mi mente tranquila, no pierdo mis fuerzas. Soy inocente", le escribió Monzón en una misiva citada por la revista Brando.
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El campeón le reveló a Julieta -hoy abogada y árbitro de boxeo- que le gustaba ver programas como Los profesionales, McGyver, División Miami y La familia Ingalls para pasar las horas en la cárcel.
En Batán, mientras tanto, tenía una especie de asistente: el también femicida Fernando "el Pacha" Pérez, condenado por el asesinato a puñaladas de la adolescente Silvia Cicconi. "Le preparo su ropa de cada día, separo la sucia que cada jueves viene a buscar su hija para llevarla a lavar fuera de esta mugre, lo visto, lo peino, porque a él lo vienen a ver periodistas de todo el mundo, le pongo la mesa y le sirvo la comida que compra para todos. Era lo que me faltaba para ser feliz. Vos sabés que cuando me condenaron llegué acá sin saber leer ni escribir y no comía todos los días. Mi vida cambió, pero me faltaba hacer algo importante", supo relatarle a La Nación de Paraguay.
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Una vez en la cárcel de Las Flores, la vida de Monzón pareció hacerse más fácil. Allí lo visitó nada más y nada menos que Alain Delon, uno de los varios amigos famosos que logró hacer en sus años de gloria. Otro de sus visitantes fue su antiguo rival sobre el ring, Nino Benvenuti.
Ya en la etapa final de su condena, recibió el beneficio de salidas temporarias para trabajar. En aquel entonces, se dedicaba a dar clases de boxeo en el gimnasio de la Unión de Empleados Civiles (UPCN) en la ciudad de Santa Fe.
Regresando de noche hacia el penal, el 8 de enero de 1995, el automóvil Renault 19 que conducía Monzón a 140 kilómetros por hora realizó una mala maniobra, mordió la banquina, dio varios tumbos y, luego de arrancar un árbol, terminó a 35 metros de la ruta.
El ex boxeador murió en el acto, a sólo 14 meses del final de su condena. El día siguiente, su polémico mito se plasmó en la masiva concurrencia a su funeral: en el cementerio de Santa Fe se convocaron 30 mil personas.