24 Abril de 2017 04:20
Pasaron seis meses desde aquel sábado 29 de octubre en el que Luisana Lopilato armó las valijas y viajó de urgencia a Estados Unidos. Acababa de recibir la peor de las noticias: su hijo mayor, Noah, sufría cáncer de hígado. Luego de un intenso tratamiento, que incluyó dolorosas sesiones de quimioterapia e incluso una intervención quirúrgica, la actriz regresó al país y, de a poco, intenta “volver a la normalidad”.
Luisana y Michael fueron a ver el show de magia de su cuñado.
Fueron 180 días de reclusión total. Los Bublé se instalaron en Los Ángeles y acompañaron codo a codo a su hijo de sólo cuatro años, quien todos los días debía visitar el St. Jude Children's Research Hospital. Ambos suspendieron su agenda, no se mostraron en ningún evento y hasta lograron esquivar la curiosidad de los paparazzi estadounidenses.
Noah debió ser sometido a un duro tratamiento en Los Ángeles.
La mejoría de Noah y la culminación de la primera etapa del tratamiento los tranquilizó, pero también los obligó a “volver al ruedo”. Luisana había dejado colgada su participación en el filme Los que aman odian y la estaban esperando para poder culminar con las grabaciones. Sabía que no podía demorarlo mucho, así que volvió a armar las valijas y regresó a principio de mes al país.
Pese a que se mostró relajada y tranquila frente a sus compañeros de elenco, la actriz prefirió mantener la reclusión. Salió muy poco de su mansión del barrio Los Castores de Nordelta. Evitó a los medios. Y sólo rompió el silencio obligada, en el marco de la conferencia de prensa en la que presentó junto a Guillermo Francella su último filme.
“Es un tema muy delicado, me cuesta hablar”. Esas fueron las palabras con las que la rubia manifestó su inestabilidad emocional a la hora de exponer detalles de la recuperación de su hijo. Pese a que está agradecida por el apoyo de sus fans y el acompañamiento de los medios, Luisana prefiere resguardarse.
Lopilato había dejado colgada su participación en el filme "Los que aman odian".
Pero la única forma de “descomprimir” la atención mediática y de volver a la normalidad es, precisamente, retomar sus actividades cotidianas. Y, así, la rubia y su marido emprendieron este fin de semana el “operativo normalidad”. El objetivo es apaciguar las aguas y que sus apariciones públicas no causen tanta conmoción.
Fin del rodaje: la actriz compartió fotos de las grabaciones.
La pareja se animó y fue el domingo a ver el show de magia de Gastón Quieto, pareja desde hace 18 años de la hermana de Luisana, Daniela. “La pasaron muy mal. Se los ve mucho mejor con la mejoría de Noah, de a poquito todo está volviendo a lo que era antes. A ella la pudieron esperar para la película, está muy contenta”, advirtió al portal Teleshow el cuñado.
Pero la salida no terminó ahí. Ya fuera de su casa, el matrimonio aprovechó y fue a comer a Mala Cara, una exclusiva parrilla en Recoleta. Ninguno quiso hacer declaraciones a la prensa. Se limitaron a sonreír antes de subirse a una camioneta.